Regresa José Bedia a MARCO con la exposiciòn ‘Viaje Circular’
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El artista cubano, que parte de la antropología y se inspira en las comunidades indígenas de América, Asia y África, vuelve a exponer en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey tras 26 años
En 1997 el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey introdujo al público del norte de México a la obra de José Bedia con “Crónicas Americanas”, una serie producto de la influencia de las culturas ancestrales del continente.
Ahora, un cuarto de siglo después, el artista cubano regresa con la retrospectiva “Viaje Circular” integrada por 102 piezas que abarcan casi cinco décadas de trayectoria y de compromiso por eliminar los estigmas de occidente frente a las comunidades indígenas del mundo.
“Pienso que todos los artistas tenemos una especie de retorno constante a un mismo punto de búsqueda pero a otro nivel. Uno se mueve en círculos alrededor de una misma idea y en este caso para mí es un viaje. Además de que estos son importantes para mí, sobre todo los viajes de tipo investigativo, entonces es como regresar al mismo lugar otra vez y encontrar siempre algo nuevo”, explicó el artista sobre el título de la exposición –que se inaugura este fin de semana–, en entrevista con VANGUARDIA.
La obra de Bedia se caracteriza por establecer vínculos, no solo a nivel plástico, sino también humano, con distintas comunidades indígenas, motivado por la perspectiva occidental que se tiene de que son “culturas que se quedaron en el pasado”.
“A mí me interesa mucho poner el pasado activo en el presente y reconceptualizar las ideas de los arquetipos que están vigentes y que son parte de nuestras tradiciones, no solo de México, sino en general. Las recreo dándole un valor activo y presente. Hay una creencia de que estas cosas quedaron en el pasado y no tienen función alguna, y yo disiento, pienso que esos valores culturales están activos y son parte de nuestro acervo y nos definen como lo que somos”, expresó.
En nuestro país en particular ha convivido con comunidades wirrárikas, yaquis y coras, entre muchos otros. Su práctica de campo, recalca, tampoco se limita a una visita única; se compromete con esas familias, establece lazos importantes y a partir de ahì es que crea su arte.
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“México es uno de mis lugares favoritos para hacer esto. Viví aquí a finales de los 80 y principios de los 90 y siempre me ha interesado conocer a las comunidades indígenas, conozco muchas familias, algunas que yo conocí a sus niños pequeños y ahora son hombres casados. Ese tipo de evolución en la misma comunidad me interesa, y cómo las tradiciones se mantienen o se transforman, cómo hay cosas que desaparecen y otras que surgen nuevas”, compartió.
Por esto mismo el cuerpo de su obra es diverso. Si bien existen elementos unificadores, en general los motivos y el estilo están definidos por la cultura con la que más esté en contacto en ese momento.
Y para dar cuenta de dichas influencias, la muestra incluye 22 piezas pertenecientes a la colección etnográfica de Bedia.
“Son muy creativos en las comunidades indígenas. La gente piensa que están anquilosadas, y por supuesto que responden a una tradición, pero tienen una capacidad de asimilación de elementos nuevos muy grande y de interpretarlos a su forma y beneficio”, señaló el artista, “trato de influenciarme de estos elementos culturales, pero también de la filosofía y el pensamiento religioso de estas personas y comunidades”.