Descubre la magia de las voces de la Compañía de Ópera de Saltillo y su sonido único en la ciudad
Para celebrar su primer aniversario, hablamos con quienes mantienen viva esta tradición artística en la ciudad: ¿cuál es su historia, sus retos y su futuro? Acompáñanos a esta exploración en el gran mar de la ópera
En la oscuridad infinita, se enciende una luz; en el silencio absoluto, una nota nace. El teatro, sumido en su letargo, vibra. Sobre el escenario, la historia está por revivir: los cantantes salen de entre las sombras y rodean al director que aguarda frente al piano. En ese instante, la energía se concentra y los límites físicos del recinto se borran: el potencial de lo que está por ocurrir eriza la piel; comienzas a vibrar tú también.
La música es efímera, cruza ese camino entre la vida y la muerte innumerables veces. Cada que se la reproduce resucita historias, culturas, valores. Como los monumentos, es vestigio de una sociedad que ya no existe; pero, contrario a ellos, “se esfuma en el momento en que la acabamos de escuchar, por eso es importante mantenerla viva”.
Esto me lo explicó Alejandro Reyes-Valdés, Director de la Compañía de Ópera de Saltillo, sentado en una de las butacas del Teatro de la Ciudad Fernando Soler. Al hablar de la música, sus ojos se iluminaban, su voz y su sonrisa se impregnaban de una alegría contagiosa y yo quería saber más: de la ópera, del proyecto, de los cantantes, de él.
DESCUBRIENDO LAS RAÍCES: AMOR Y VOLUNTAD
Aparece una puerta, un pasadizo oculto que conecta con el mar de la música: la llave son las notas del acordeón que Alejandro, a los 13 años, tomó como primer instrumento. Casi de inmediato pasó al piano. De sus teclas brotó un líquido, una sustancia musical en la que se sumergió desde entonces. Ya no puede escapar de ella, aunque lo deseara.
Debutó como pianista solista a los 16 años, en 1997, mientras estudiaba su preparatoria en el Ateneo Fuente. En 26 años trabajando directamente con la música y, en particular, con la ópera, “he tenido situaciones muy difíciles que afrontar dentro de este entorno musical y no he huido de ella”, recordó.
La Compañía de Ópera de Saltillo cumple su primer aniversario, pero sus huellas se extienden años antes: es un camino que Alejandro empezó a recorrer desde 2010, trabajando coaching vocal con dos chicas. Acababa de regresar a la ciudad luego de dirigir el Taller de Ópera de Sinaloa, del que también era pianista.
Cada vez más personas avanzaron junto a él, los caminos de los cantantes se cruzaron con la agrupación por diferentes medios. Javier Flores recuerda acudir a casting después de ver un anuncio en Facebook: ‘deja el karaoke y ven a cantar con nosotros’, decía. Beatriz Murillo también se contactó por esta red social, en febrero de 2015. A Héctor Samuel Lugo lo invitaron compañeros de su generación de la Escuela de Música, y a Judith Nuncio la acercó su maestra Claudia Gutiérrez.
Saltillenses también ayudaron con espacio, difusión o dinero, como Armando Fuentes Aguirre ‘Catón’ , quien les ofreció Radio Concierto como sede de ensayos y primer foro, y Natanael Espinoza Rincón, que les ha apoyado a lo largo de su historia. Después la Universidad Autónoma de Coahuila, la Secretaría de Cultura, el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo, personas morales y particulares se sumaron al ver la calidad de su trabajo.
“Siempre agradezco a Marta Sánchez Cobiza, que ha sido pieza fundamental de esto; a Flor Magallanes, que también se integró en un principio. Esto lo hizo funcionar. Gabriela Leal, también. Siempre me van a faltar nombres para decir quiénes contribuyeron a mantener esto”, expresó.
La voluntad de los cantantes, quienes llegaban a sus ensayos sin ningún tipo de beca o estímulo, y de Alejandro mantuvieron vivo el proyecto, que construyeron sobre su talento, disciplina y, sobre todo, amor. Por eso, aunque los nombres cambiaron, su espíritu es el mismo: fueron el Estudio de Ópera ‘Armando Fuentes Aguirre’, el Coro Filarmónico y luego ‘Vox Amoris’, que expresaba ese amor por la voz.
Desde el 17 de marzo de 2022, se integraron al Instituto Municipal de Cultura de Saltillo (IMCS) como la Compañía de Ópera de Saltillo. El alcalde José María Fraustro, Leticia Rodarte, Directora del IMCS; Gabriela Romero, Subdirectora, y su equipo de trabajo están involucrados y comprometidos con el proyecto, y sienten genuino amor por esta disciplina artística.
¿Qué mejor forma de celebrar este primer año que cantando? Iniciaron sus festejos con una Gala del Fantasma de la Ópera y, posteriormente, el 24 de marzo, tuvieron su Gala de Aniversario, con la que también conmemoraron los 44 años del Teatro de la Ciudad Fernando Soler.
VOCES DIVERSAS, MISMO COMPROMISO
La Compañía de Ópera de Saltillo la constituyen: 53 voces -de las cuales 18 son solistas-, Eric Valdés Marines, Maestro de Piano; Alejandra López-Fuentes, Maestra de Técnica Vocal; Gabriel Neaves Castillo, Director Escénico, y Alejandro Reyes-Valdés, Director, quien también es pianista de la Orquesta Filarmónica del Desierto.
Desde marzo, han tenido aproximadamente 25 presentaciones en Saltillo y otras ciudades como Monterrey y Torreón, en la gira de Andrea Bocelli y al lado de la Orquesta Filarmónica del Desierto (OFDC). Hicieron ópera completa con ‘Suor Angelica’, múltiples galas con repertorios selectos de obras operísticas, y presentaciones de otros géneros vocales, como el oratorio.
Para la Novena Sinfonía de Beethoven, contaron con un grupo de solistas invitados, entre ellos dos talentosos barítonos saltillenses, Thamar Hernández Villarreal y Juan Antonio Ortiz, quienes este año pudieron integrarse a la compañía. Además, el director italiano Giulio Arnolfi trabajó con ellos en el coaching de ópera italiana durante una semana.
Su relación con la OFDC y con su director, Natanael Espinoza, se remonta a sus inicios: han tenido innumerables presentaciones juntos, en las que fueron complemento de la orquesta en las obras vocales.
Los perfiles de sus cantantes son diversos. Abarcan todas las edades: el promedio de los solistas es 25 o 26 años y ninguno llega a los 40, pero entre sus coristas está Javier Flores, quien tiene 72 años y seis meses. No solo buscan personas con un instrumento vocal, por naturaleza, de alta calidad, también deben ser disciplinados y estar dispuestos a enfrentar una carrera tan compleja como lo es el canto operístico.
La ópera es un gran océano y -parafraseando a Carl Sagan- Alejandro solo se ha hundido hasta los tobillos. Tras 26 años trabajando directamente con la música, aún existen kilómetros por explorar, profundidades llenas de misterios.
TRASCENDER EN SALTILLO Y SU ARTE
El mayor reto de la compañía y de su director es mantener un estándar alto: el ofrecer, artísticamente, calidad; que cada uno de sus proyectos sean coherentes y estéticos. También buscan ser un grupo representativo, sólido y fijo en Saltillo, como lo es la OFDC actualmente. El permanecer, más allá de las administraciones, por haberse ganado un lugar en la sociedad.
Su evolución ha sido acelerada. Al estar alojados en una institución, pudieron concentrarse en el arte: canto, preparación escénica, diseño estético. “Nosotros mismos éramos productores, gestores, diseñadores, todo”; ahora cuentan con un equipo y esto ha detonado el avance, incrementado el progreso técnico y artístico de los integrantes, y confirmado el estilo propio de la compañía de manera colectiva.
Saltillo comenzó a dibujar un perfil operístico desde hace décadas, me contó Alejandro. Así como aumentó el número de personas sobre el escenario, también lo hizo en las butacas. Gracias a la empatía del público y su afinidad al proyecto es que están aquí hoy. Además, la difusión y el impulso que les están brindando desde el marco institucional son claves en este incremento.
“Nosotros somos la respuesta a la demanda de belleza de los saltillenses. Queremos arte; no nada más musical, queremos teatro, danza, pintura. Es una ciudad que está teniendo un crecimiento artístico importante y nosotros ahora somos parte de él”, explicó.
La ciudad está empezando a ser reconocida por la abundancia de espectáculos, exposiciones y actividades culturales; sin embargo, aunque se trata de un dato positivo, no significa que se ha alcanzado la meta. “Más bien nos debe de alentar a seguir, para conseguir un estado más ideal de las artes en la ciudad”. Falta reforzar la parte dancística, plástica, cinematográfica, entre otras, para alcanzar un balance.
MONUMENTO INTANGIBLE
“¿Qué es la ópera?”, le pregunté a Alejandro. De inmediato noté su emoción: es una historia tan interesante como las que presentan sobre el escenario. “Es el teatro que se canta”, fue el inicio de su respuesta, “es una tradición artística musical ya universal y que se sigue cultivando, y nosotros somos el ejemplo de ello”.
Hace más de 400 años, dentro de un marco de presión social renacentista, un grupo de músicos buscó recuperar el arte perdido: los ideales estéticos de la Grecia Clásica y de la latinidad romana.
“Como Cristóbal Colón que pensó que iba a llegar a las Indias y descubrió otro continente; ellos, en vez de resucitar el arte clásico griego de la tragedia, inventaron otra cosa que resultó ser la ópera: un drama cantado”.
Así, comenzó a florecer en la nobleza; después la aceptó el público en general y se convirtió en el espectáculo de las masas. Su idioma por antonomasia es el italiano; sin embargo, con el paso del tiempo se ramificó y alcanzó otras geografías: también se canta en alemán, francés, inglés, español, ruso o checo.
Está construida con tal maestría y delicadeza, contiene historia, cultura y valores, y requiere tanta especialización para realizarse bien que se convierte en un monumento intangible de una época.
Contrario a la arquitectura, la pintura o la escultura -que son físicos y pueden conservarse con los cuidados adecuados-, la música y la ópera se esfuman en cuanto se toca la última nota. Sin embargo, eso no significa que no puedan sobrevivir al tiempo, mientras los músicos y cantantes los reproduzcan y el público los disfrute.
DIVERSIDAD Y RIQUEZA
Cada laringe de cada ser humano tiene un color de voz, un timbre y una altura distinta. Esa diversidad es lo que hace rica la ópera. Las tesituras más universales en las mujeres son soprano, mezzosoprano y contralto, mientras que en las voces masculinas encontramos tenores, barítonos y bajos. Además, existe una especial: la del contratenor, un varón que puede emitir sonidos equivalentes al registro de una mezzosoprano.
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