‘Karen’, el entitlement, la pena ajena y las reacciones ante supuestos abusos. ‘En mi casa y con mi gente, se me respeta.’ Dr. Wagner Jr.

Tal vez todos nos hemos encontrado en esa actitud en algún momento de la vida. Y me, y les pregunto: ¿Qué pasó? ¿A qué estamos reaccionando? ¿Qué nos duele? ¿De qué nos estamos acordando?
Vi una publicación dedicada al comportamiento de “entitlement” de las mujeres a las que ahora llamamos “Karen”. Sé que originó la etiqueta en algo que ver con mascotas, con gatos creo. Y pensar que los animales nos etiquetan como “hooman” o “Karen/Ken” me causa gracia. Estoy segura de que mis compañeros de vida de cuatro patas, si pudieran razonar a ese grado, dirían muchas cosas divertidas de mí.
En la publicación que vi, había una cantidad de videos del comportamiento de mujeres altaneras y abusivas. Da pena ajena ver cómo alguien llega a ciertas conclusiones, como la certeza de que la banqueta le pertenece, o de que alguien le debe deferencia y un “respeto” más allá de lo exigible. Me resuenan frases como, “¡A mí nadie me trata así!” O, “¡Nadie me habla así!” O, “¡Estos cabrones ya verán cómo les va, a mí nadie me gana!” “¡Es mi derecho!” “¡Se cree mucho, pues verá que yo soy más!” “¡No sabe con quién se está metiendo!”
Tal vez todos nos hemos encontrado en esa actitud en algún momento de la vida. Y me, y les pregunto: ¿Qué pasó? ¿A qué estamos reaccionando? ¿Qué nos duele? ¿De qué nos estamos acordando? ¿Cómo aprendimos a reaccionar así, a creer que esta manera de comportarnos es la solución? Soy firme creyente en no permitir abusos, pero también en no convertirnos en abusadores en respuesta al abuso. No comulgo mucho con “poner la otra mejilla”, pero tampoco con que una buena respuesta a un madrazo es otro madrazo.
Me devuelve a un post que comenté hace tiempo. “El trato que recibes de mí depende del trato que recibo de ti.” Me parece poco íntegra esa actitud. Mi manera de ser y actuar, mientras sí tiene que coincidir con las situaciones, no puede ser determinada por lo que otro hace o no hace en la vida. Mi reacción tendría que ser desde mí, y no desde el otro, sin por ello ponerme como víctima voluntaria. Propongo que nos hagamos esas preguntas que sugerí. Y que no nos pongamos en el papel de “Karen”, dando pena ajena. Pero que tampoco nos dejemos en situaciones de abuso. Es complicado...