¡La bomba... en Netflix y en la política en México!
El autor del artículo realiza una comparación de la docuserie de la plataforma de streaming con la situación que vive el país entre promesas de campaña y la ‘Cuarta Transformación’
El documental de Netflix ‘Turning Point: The Bomb & The Cold War’, no sólo es una excelente fuente histórica que relata cronológicamente el desarrollo de las armas nucleares y la Guerra Fría, sino también un franco recordatorio sobre la intrínseca maldad que representa el comunismo para la humanidad. Esta producción deja evidencia sólida sobre la enorme lejanía que existía entre los gobernantes soviéticos –que gozaban de enorme poder y comodidades–, y la situación precaria del pueblo ruso que sacrificó su bienestar durante varias generaciones para mantener el prestigio de las Fuerzas Armadas y el inservible arsenal atómico a un costo humano y financiero incalculable. Tan solo Iosef Stalin victimizó a 40 millones de personas ya sea por ejecución sumaria, hambruna, encarcelamiento, labor forzada y/o guerra; las políticas de Mao Zedong causaron la muerte a 45 millones de chinos.
‘Turning Point’ revela las razones por las cuales la ideología marxista resultó ser un rotundo fracaso en términos de libertades políticas, de movimiento, pensamiento e innovación científica a largo plazo. La economía soviética (donde todo lo controlaba el gobierno) sin duda fue un desastre: burocracia excesiva, corrupción institucionalizada, nulos incentivos para producir bienes de uso común –que no fueran instrumentos bélicos– y gigantescas empresas paraestatales caracterizadas por su ineficiencia. Ahora bien, esta serie viene a advertirnos que los regímenes democráticos hoy en día son vulnerables a campañas de desinformación, y que la sombra del autoritarismo se cierne sobre muchos rincones del planeta. La URSS colapsó pero el comunismo no ha muerto.
En México me parece prudente y oportuno recordar que enfrentamos un problema similar: la consolidación de la mal llamada “Cuarta Transformación” (4T), que es un marxismo disfrazado de reforma social iniciado por un individuo psicológicamente acomplejado, defensivo y altamente ideologizado que nos engañó a millones de ciudadanos con falsos planteamientos y promesas en los últimos tres comicios presidenciales. El actual Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es abiertamente hostil a los empresarios y la inversión extranjera, particularmente los estadounidenses a quienes mira con sospecha y recelo pese a ser los principales socios comerciales del país y el motor principal de nuestra pujanza productiva.
La candidata Claudia Sheinbaum representa un peligro para el sistema democrático-capitalista, pues no oculta su intención de minar la independencia de los árbitros judicial y electoral, y amenaza con profundizar el militarismo en México que comenzó desde la administración del panista Felipe Calderón; ella admite que va a reforzar el rol del Ejército en esferas civiles, incluyendo el de policías, agentes aduanales y de inteligencia, constructores, administradores de hoteles, trenes y líneas aéreas, aeropuertos, carreteras y puertos marítimos. Lamentablemente, este hecho no tiene ningún impacto positivo en el combate a la impunidad, en la reducción de los homicidios, ni en el control territorial efectivo que mantienen los poderosos cárteles de la droga.
En este momento de gran espontaneidad, @Claudiashein revela una jocosa anécdota.
— javier (@javiermalagon) April 4, 2024
Si después de ver este video siguen pensando que no tiene carisma, mmm, tienen toda la razón. pic.twitter.com/OaEMpCOW42
Los programas económicos de la marioneta de Sheinbaum son igual de retrógrados que las de su titiritero el Presidente: más recursos para las fallidas paraestatales de Pemex y CFE –que en esencia son entidades soviéticas, es decir monopolísticas e improductivas–, aumento de la deuda pública para seguir entregando dádivas a los simpatizantes de Morena y un terrorismo fiscal focalizado en los contribuyentes cautivos. Reforma fiscal no habrá debido al alto costo político que ésta implica, y sin duda continuará el uso faccioso del SAT para doblegar a los enemigos “neoliberales” de la 4T, que suman miles de activistas, científicos, académicos, periodistas, feministas, defensores de derechos humanos, líderes sociales y capitanes de la industria. Las expropiaciones de terrenos y el reparto de proyectos magnos por asignación directa y con absoluta opacidad a milicianos y familiares de Andrés Manuel probablemente también persista si gana la elección la judía búlgara que ungió para sucederle en el cargo.
Afortunadamente como nos recuerda la exitosa serie televisiva, todos estos asedios causados a nuestras libertades básicas por parte de gobiernos demagógicos como el actual, tienen fecha de caducidad y son reversibles si la sociedad civil se organiza y se alza contra la injusticia, la corrupción y la violencia de Estado (Ayotzinapa es solo la punta del iceberg). Un país como el nuestro donde la élite política usa bastos recursos a través de “programas sociales,” transferencias en efectivo y subsidios para comprar la voluntad de los más pobres y perpetuarse en el poder, tarde que temprano quiebra ya que en el proceso destruye la base misma de donde obtiene esa riqueza, que somos la clase media y trabajadora. ‘Turning Point’ vale la pena una mirada por su actualidad.
En México tenemos una bomba comunista en nuestras manos, no atómica pero sí de tiempo. Aún podemos salvar nuestra democracia, la propiedad privada y el libre mercado votando por la oposición este 2 de junio.
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