Peco de ingenuidad

COMPARTIR
Ser ingenuo significa ser sincero, candoroso y sin doblez, actuando sin tener en cuenta la posible maldad de otra persona o la complejidad de una situación
Así hay días, y días. Días en que hace falta que alguien nos tome de la mano. Que nos diga que todo va a estar bien. Que nos acompañe sin pedir nada a cambio. Incluso a veces hace falta que se reciba lo que ofrecemos sin intentos de retribución. Días que comprenden que no requerimos ni queremos reconocimiento. Hoy no. Hacen falta días de trabajo en conjunto. Alguien que diga, “¿Cómo puedo contribuir?”
Yo admito que me es difícil - a veces imposible - reconocer lo que necesito y pedirlo. Y sé que no todos pueden o quieren darme aquello. Válido. También me es difícil decir “no”, a pesar de estar, en esos días y días que hay, bastante harta de las demandas.
En los últimos días he pedido mucho, creo. A veces atinadamente y a veces no tanto. Me han respondido de muchísimas maneras, desde, “Para eso estamos, para echarnos la mano,” hasta, “No me gusta que me estén hostigando con lo que tengo que hacer”. La vida es así de vasta. Nos responde con amor y ternura un momento, para voltear y darnos una cachetada. Le pido una disculpa a La Vida por echarle la culpa de mi inquietud de hoy. No ha sido Ella. Ni La Vida, ni Dios, ni El Universo. Ni yo. Bueno, tal vez yo, un poco. A veces me equivoco de manera ingenua. Sí, yo. Y tú también.
Ser ingenuo significa ser sincero, candoroso y sin doblez, actuando sin tener en cuenta la posible maldad de otra persona o la complejidad de una situación. Sí, me declaro culpable.
Hoy ha sido un día de insospechadas verdades. En otros temas, cuando menos comenzaron a vacunar a los de 18 a 29 años.