Sistema de puntos determina "utilidad" de inmigrantes en Dinamarca
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El objetivo: facilitar la unión de los matrimonios con cónyuges de formación académica superior y poner grandes trabas al resto de los ciudadanos.
Copenhague, Dinamarca.- ¿Qué tipo de inmigrantes le sirven más a la sociedad danesa? ¿Un esposo extranjero enfermero proveniente de Brasil, una esposa turca hija de campesinos o una estadounidense que trabaje como profesora universitaria?
El gobierno de centroderecha de Dinamarca, conocido por su estricta política migratoria, ha dado una respuesta clara a este interrogante, que será uno de los platos fuertes de su campaña electoral el año entrante: Dinamarca se guiará por un sistema de puntos con el que se medirá a los cónyuges extranjeros.
El objetivo: facilitar la unión de los matrimonios con cónyuges de formación académica superior y poner grandes trabas al resto de los ciudadanos.
En el futuro, las fronteras danesas estarán prácticamente cerradas para los cónyuges extranjeros de escasa educación. "Claro que es una restricción mayor", dijo la ministra de Integración, Birthe Ronn Hornbech, al presentar el sistema de puntos.
Quien no tenga ni trabajo, ni formación, ni conocimientos de la lengua local no podrá obtener permiso para ingresar en Dinamarca. Pero la ministra no se refirió explícitamente al hecho de que esta barrera afecta en primer lugar a los cónyuges provenientes de países como Turquía o Pakistán.
La tarea fue asumida por el Partido Popular de Dinamarca, el ala que está detrás de la política migratoria del país ya desde hace casi diez años.
"Otros países de Europa nos seguirán, tal como han seguido nuestros pasos desde 2002", afirmó con evidente satisfacción el vicepresidente del partido, Peter Skaarup.
Y eso que en estos diez años el incremento de las restricciones en materia migratoria parecía haber alcanzado el límite.
Esta política ha hecho que la agrupación gane tres elecciones consecutivas, si bien en la actualidad los 5,5 millones de daneses vuelven a estar más preocupados por sus amenazados puestos de trabajo y por las apremiantes políticas de ahorro a implementar en sus hospitales que por un posible ingreso masivo de musulmanes.
El partido en el gobierno ha perdido respaldo en las encuestas. En primer lugar, por los crecientes problemas económicos. Pero el inevitable desgaste generado por los nueve años en el poder también ha jugado un papel determinante.
Con el acuerdo sobre este sistema de puntos parece haberse decidido cuál será el caballo de batalla de la fracción gubernamental en la campaña electoral del próximo año.
El periódico "Information" dice que el sistema es un "cálculo táctico electoralista", ya que, según afirma, con esta decisión la contienda es segura.
Y las primeras críticas ya se hacen oír. El hecho de que las decisiones sentimentales vayan a depender de lo que decida el Estado acerca de la "utilidad práctica" de una persona saca de quicio a las filas de izquierda, que directamente dice que la medida favorece el "apartheid social".
El "Politiken" citó al director y actor Morten Grunwald diciendo: "Una fusión semejante de amor y utilitarismo hace pensar de alguna manera en la Stasi y en un régimen fascista".
Distintas y más básicas son las objeciones que puede tener un empresario como Niels Due, fabricante de instalaciones de bombeo: "Este sistema de puntos es de mal gusto y perjudicará la imagen de Dinamarca", sobre todo cuando llegue a oídos de la gente de alta formación que se pretende atraer hacia Dinamarca, agregó en tono sarcástico Due en declaraciones a la emisora DR.