Ganadería: causa olvidada del calentamiento global.

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/ 3 marzo 2016

Se pensaría que una alimentación sin carne, es parte de las locas ideas de los fanáticos ecologistas, abraza-árboles. Sin embargo, no es sólo una opción para quienes ven en la industria de los alimentos el sufrimiento y dolor las vacas, por ejemplo, sino una efectiva propuesta para evitar el calentamiento global, como concluye el estudio "Livestock and Climate Change" (Ganado y cambio climático) presentado a la comunidad internacional por el Worldwatch Institute.

Contrario a lo que se piensa, la industria ganadera no es una necesidad del ser humano, sino un a invención del mismo, así como la industria automotriz. Así lo afirman Robert Goodland y Jeff Anhang, ambientalistas e investigadores del instituto norteamericano, en el estudio replicado por Worldwide.org, asociación dedicada al cuidado del planeta.

Los procesos que producen gases que incrementan el ya de por sí crítico calentamiento global, van desde la respiración de los animales en granjas ganaderas, hasta la distribución de estos productos y la incineración de los sobrantes. Los autores indican que la organización de Comida y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés), subestima la producción de Gases de Invernadero por parte del sector ganadero, pues afirman que existen cantidades que no se cuentan o están mal calculadas.

De igual modo, concluyen que el reporte del 2006 de la FAO, Lifestock's Long Shadow (La Larga Sombra del Ganado),es incompleto y que en realidad las granjas emiten cada año 32,564 millones de toneladas de dióxido de carbono, es decir, 51% de la emisión anual de Gases de Invernadero en todo el mundo, además de la gran depredación de agua y tierra que significan.

Las cifras críticas que no están siendo tomadas en cuenta, provienen, en gran medida, de la respiración de los animales, la cual, según la FAO, no es una fuente neta de dióxido de carbono. Así pues, se considera trivial la cantidad de CO2 almacenada en el ganado, comparada con la producida por la tala indiscriminada de bosques, cuyo objetivo, dicen los autores, es crear espacios para colocar más ganado.

Según Goodland y Anhang, el CO2 en el ganado es más alarmante de lo considerado por la FAO, además de que este tipo de prácticas provocan deforestación, en busca de espacios para sustentar este tipo de granjas. Por si fuera poco, todos los desechos y sobrantes que son dispuestos en rellenos sanitarios, incineradores, y las vías navegables, producen grandes cantidades de Gases de Invernadero.

Los autores consideran que eliminar el metano que emanan los desechos de los animales reduciría los gases invernadero de un modo más rápido que si se eliminara el CO2, puesto que consideran que el primero tiene relativamente menos tiempo en el ambiente y calienta la atmósfera mucho más que el segundo.
 

De acuerdo con ellos, la FAO y sus reportes no consideran un factor de corrección para las subestimaciones que en varios documentos se han presentado, y que además usa números menores a los que existen en otros estudios. A las declaraciones de la FAO, dicen, también les hace falta una actualización, pues usan cifras de años anteriores que ya han sido rebasadas.

Todo ello, lleva a concluir a estos ambientalistas que una alimentación más sana, con menos carne y más soya, produciría una reducción considerable en el calentamiento global, lo que no sólo serviría como ayuda al medio ambiente, sino que además sería de gran beneficio para la salud de los humanos. Sin duda, consideran, se requieren métodos en la educación para las personas y las empresas de alimentos inmersas en una cultura carnívora. A pesar de no ser fácil, sostienen, es el "negocio más sustentable entre todas las industrias para revertir el cambio climático de manera rápida".


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