El ‘Super Size Me’ del cine
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La falta de opciones sanas, así como los precios altos hacen que ir al cine no sea tan ‘apetecible’, al menos para aquellos que acuden con regularidad y no encuentran diversidad en los alimentos
Si un aficionado del séptimo arte acude con regularidad al cine, estará ingiriendo muchas más de las calorías que el organismo requiere. En el cine la mente está ocupada en la película y no tiene tiempo para darse cuenta de todos los alimentos que se están llevando a la boca. Los combos cada vez son más grandes… palomitas en caja grande, refrescos tamaño grande, parece que no hay cabida a las porciones pequeñas y tampoco hay gran variedad. A lo mucho se ofrecen cafés y crepas, pero las opciones bajas en azúcar, grasa y sal son nulas.
Ir al cine requiere para muchos una gran prueba a su fuerza de voluntad, primero por las calorías que se van a ingerir y segundo por el dinero que se va a gastar. Hoy en día los padres de familia externan su preocupación en cuanto al bolsillo, ir al cine representa un gasto calificado por muchos como excesivo. En cuanto a la variedad de comida una chica de 27 años reconoce que en Saltillo faltan opciones más sanas. “Me gustaría que hubiera fruta con chile y limón, también agua fresca natural”.
Alejandro Chabán un actor y experto en nutrición venezolano dio algunos tips para no caer en la tentación de los alimentos extra calóricos en el cine. Durante una grabación en el 2015 del programa Despierta América mencionó que las palomitas con mantequilla que se adquieren en el cine contienen hasta mil 500 calorías, lo que equivale a medio pollo frito o a tres frascos grandes de mayonesa, así mencionó que el ideal es pedir (sin combo) una porción pequeña de palomitas sin mantequilla, la que contiene unas 300 calorías y sólo dos gramos de grasa saturada (al día se deben consumir por persona 12 gramos).
En cuanto a las golosinas o snacks dijo que una caja de chocolates o de pasas con chocolate contienen hasta 56 gramos de azúcar y casi 800 calorías, así la opción sería consumir una bolsita de gomitas libres de azúcar o al menos una bolsa pequeña de las gomitas tradicionales que contienen 16 gramos de azúcar y no aportan grasa ni colesterol.
132 gramos de azúcar contiene un vaso grande de refresco, lo que equivale a aproximadamente cuatro barras de chocolate, lo mismo pasa con los icies o raspados que también se adquieren en el cine, donde el más pequeño tiene hasta 450 calorías. Aquí el ideal es una botella de agua o un té de bolsita que también venden en los cines.
Nachos con queso, hot dog, pizza y todo lo clasificado como “junk food” que se come en el cine y que aporta una gran cantidad de calorías puede ser adquirido, según Chabán, si sólo se consume “de vez en cuando” y siempre y cuando la persona esté en su peso ideal. Además si en el cine se consume, por ejemplo unos nachos con queso, entonces se debe comer sano antes y después de la visita al cine.
El actor ofrece algunas recomendaciones como: comer antes de salir de casa para no caer en la tentación, compartir los snacks con un amigo y comprar bolsitas de frutos secos en lugar de golosinas.
El verdadero negocio
Aún con todas las recomendaciones para no consumir demasiadas calorías en un par de horas, en los cines escasean las opciones saludables que muchos esperan. Además cabe destacar que las botanas están 30 por ciento sobre su valor. Según trabajadores de la cadena de cines Cinemex en la Ciudad de México el ingreso de la comida que no se compra en los cines es algo que “no podemos controlar, estamos impedidos para hacer una revisión corporal a la gente que entra”, revelaron al sitio letraroja.com.mx
Así al ser cuestionados por los reporteros de Letra Roja del porqué las personas optan por comprar alimentos fuera de los complejos cinematográficos, los trabajadores admitieron que la comida dentro de los cines es muy cara. “Un refresco grande te vale 45 pesos y el mediano 42, cuando afuera están en 10 o 15 pesos; unas palomitas grandes 42 pesos. La gente que no tiene la facilidad de pagar estos precios. Es difícil desembolsar esa cantidad de dinero” señalaron.
Y admitieron que “es un secreto a voces que el verdadero negocio de los cines no es la venta de taquilla, sino la dulcería”.