Hallan en Italia dos lienzos de Van Gogh robados
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Los dos cuadros estaban en manos del capo de la droga Raffaele Imperiale, implicado en el tráfico de cocaína con Sudamérica.
Hasta ahora, la localidad costera italiana de Castellammare di Stabia era conocida por sus excavaciones y una polémica prohibición de la minifalda. Su "hijo" más famoso es Franceso Schettino, el capitán del hundido crucero "Costa Concordia". Pero hoy, esta ciudad al sur de Nápoles suma un nuevo capítulo a su historia: en una mansión de un capo de la Camorra han sido hallados dos lienzos de Van Gogh.
Los cuadros, que estaban envueltos en telas, habían sido sustraidos hace 14 años en un espectacular robo en el Museo Van Gogh de Ámsterdam. El caso parece una mala novela policíaca: en la noche del 7 de diciembre de 2002, dos ladrones accedieron al museo por el tejado, con ayuda de una escalera. Fueron detenidos y condenados a prisión en 2005. No eran precisamente ladrones al estilo George Clooney y su banda en la saga "Ocean's", sino más bien pequeños "dedos largos", como los describió su abogado. Nunca confesaron quién les hizo el encargo.
Hace tiempo que se especulaba que los cuadros estaban en manos de la mafia. Un destacado investigador italiano dijo ya en 2010 a los medios holandeses que había "indicios importantes de que la Camorra napolitana estaba implicada y tenía las pinturas en su posesión". Algo que ahora parece haberse demostrado.
Los dos cuadros estaban en manos del capo de la droga Raffaele Imperiale, implicado en el tráfico de cocaína con Sudamérica. Tras su detención, a comienzos de año, los medios italianos dieron a conocer su lujoso tren de vida y sus negocios inmobiliarios en Dubai. Pero la pista decisiva llegó a raíz de un cómplice que detenido a la vez que Imperiale. No se sabe con certeza qué pretendía hacer el capo con los dos Van Gogh. ¿Fue él quien encargó robarlos? Aún quedan muchas preguntas por resolver, entre otras por qué precisamente estas dos obras tempranas del pintor holandés.
Los cuadros "Zeegezicht bij Scheveningen" (Vista del mar cerca de Scheveningen, 1882) y "Hervormde Kerk te Nuenen" (Iglesia reformada en Nuenen, 1884/1885) se encuentran ligeramente dañados, pero en relativamente buen estado. Pese a que su valor histórico es elevado, son mucho más valiosas las pinturas de la etapa de Van Gogh en el sur de Francia, como sus famosos "Girasoles". Sin embargo, resulta difícil vender obras robadas muy conocidas.
Los cuadros robados quedan registrados en una gran base de datos, el Art Loss Register de Londres, de modo que ningún marchante oficial, ninguna feria y ninguna casa de subastas se quemaría las manos con mercancía semejante. Y es que muchos ladrones se dejan seducir equivocadamente por los elevados precios de obras de arte en las subastas, pero luego descubren que ese botín sólo lo pueden vender en el mercado negro.
Otras veces, se trata de una especie de secuestro: los ladrones, explican los expertos del Art Loss Register, exigen la indemnización de las aseguradoras. Pero en el caso de los cuadros de Van Gogh, aquello no funcionó: ninguna de las pinturas estaba asegurada, pues pertenecían al Estado holandés.
En estos casos, muchas obras de arte robadas desaparecen en la clandestinidad, donde circulan como moneda de cambio. Y esto podría ser lo que sucedió con los Van Gogh, algo que no descarta el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini. "El éxito de esta operación pone de manifiesto lo interesado que está el crimen organizado en las obras de arte, que son utilizadas bien como inversión, bien como fuente de financiación", declaró. La "Operación Vincent" demuestra la fortaleza de Italia en la lucha contra el tráfico ilegal de arte.
Mientras, desde el Museo Van Gogh de Ámsterdam esperan recuperar las pinturas "lo antes posible". Aunque según dijo su director, "habrá que tener paciencia". Y es que en el marco del proceso contra el capo de la droga y sus cómplices, los dos lienzos son pruebas importantes.