León Tolstoi reformó la vida social de su patria
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“La guerra y la paz”, escrita durante los primeros años de matrimonio con su esposa Sofía, mostró una epopeya de la invasión de Rusia por Napoleón en 1812, recreando 500 personajes.
Uno de los pilares de la literatura universal y recordado por sus ideas pacifistas, ayuda a los pobres y el intento que hizo por reformar la vida social de su patria, el escritor ruso León Tolstoi nació el 9 de septiembre de 1828.
Su nacimiento sucedió en Yasnaia Poliana, una población del antiguo Imperio ruso, pero su vida, obra e ideología permanecen vigentes a través libros y películas basadas en sus novelas.
“Anna Karenina”, una de sus novelas más conocidas, ha sido tomada para por lo menos siete versiones cinematográficas, lo que habla de su gran presencia en la actualidad.
Otros de sus libros conocidos en el mundo son “La muerte de Iván Ilich”, “El reino de Dios está en vosotros” “La sonata a Kreutzer” y “La guerra y la paz”, la cual representó para el escritor su fama en Rusia y en todo Europa.
“La guerra y la paz”, escrita durante los primeros años de matrimonio con su esposa Sofía, mostró una epopeya de la invasión de Rusia por Napoleón en 1812, recreando 500 personajes. La novela fue publicada por entregas en la revista “El Mensajero Ruso” de 1864 a 1869, de acuerdo con el sitio especializado “Biografías y vida”.
Liev Nikoláievich Tolstói, su nombre original, fue hijo de un noble propietario y de la acaudalada princesa María Volkonski, pero cuando tenía dos y nueve años quedó huérfano de madre y padre, respectivamente, quedando al cuidado de sus tías.
Según el portal “www.epdlp”, tuvo tutores franceses y alemanes y, a los 16 años, ingresó en la Universidad Kazan, donde estudió, primero, lenguas y, más tarde, leyes.
Después de un breve y fútil intento por mejorar las condiciones de vida de los siervos de sus tierras, se zambulló en la disipada vida de la alta sociedad aristocrática moscovita, a la que en sus diarios prometió cándidamente reformar.
En 1851 se reunió con su hermano en el Cáucaso, donde su regimiento se encontraba acampado y, tras una breve permanencia, decidió incorporarse también al ejército.
Se dice que en el Cáucaso entró en contacto con los cosacos, que se convertirían en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, “Los cosacos” (1863).
Luego, en el tiempo que le dejaban libre las batallas con las distintas tribus de las colinas, concluyó una obra autobiográfica, denominada “Infancia” (1852), a la que siguieron otras dos, “Adolescencia” (1854) y “Juventud” (1856).
En éstas reveló, sin retórica ni sentimentalismo, una serie de recuerdos de carácter psicológico similares a los de la mayoría de los jóvenes.
Estas obras recibieron una inmediata y calurosa acogida por parte del público, del mismo modo que “Sebastopol” (1856), tres historias basadas en la guerra de Crimea, que constituyen una soberbia exposición de la horrible realidad de la guerra y una descalificación del falso heroísmo de los mandos militares en contraste con la valentía de los soldados comunes.
Tolstoi regresó a San Petersburgo en 1856 y se sintió atraído por la educación de los campesinos, de ahí que abrió una escuela en su tierra natal, donde aplicó sus métodos que anticipaban una educación progresista.
El sitio en línea “Rusopedia” señala que tras la muerte de su hermano, en 1861, se estableció definitivamente en Yásnaya Poliana, donde se casó con Sofía Bers, hija de un médico moscovita con quien compartió toda su vida y quien dio a luz a sus 13 hijos.
Los siguientes 20 años la familia Tolstoi vivió en Yásnaya Poliana y raramente iba a Moscú. En la tranquilidad de la vida rural, el autor tenía tiempo e inspiración para escribir.
Vino entonces “Guerra y paz”, que escribió entre 1865 y 1869, una de sus obras más famosas, que narra la mundialmente conocida epopeya de la invasión de Rusia llevada a cabo por Napoleón en 1812.
Hacia 1880, el propio Tolstoi comenzó a verse a sí mismo más como un sabio y líder moral que como escritor. Se distanció de su familia y vivió sus últimos años compartiendo casi todo su tiempo con humildes campesinos, excentricidad que su círculo cercano no comprendió.
Cuentan que el escritor decidió terminar sus días en un retiro humilde con solo la compañía del doctor Marivetski y víctima de un grave ataque pulmonar murió un 20 de noviembre de 1910. Las últimas palabras que pronunció fueron: “Amo a muchos”.