Ni una gota de alcohol: El impacto del alcohol en el riesgo de cáncer
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El Informe Mundial sobre el Cáncer de 2014, publicado por la OMS, afirmaba que el alcohol era responsable del 3.5% de todos los cánceres a nivel mundial.
El consumo de alcohol, en cualquier cantidad, se ha convertido en una preocupación creciente para los expertos en salud pública. La Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), en un artículo publicado en el Journal of Clinical Oncology, ha revisado diversos estudios que demuestran una relación directa entre el consumo de alcohol y un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, incluyendo cáncer de mama, colon, esófago y cabeza y cuello.
El alcohol como factor de riesgo para el cáncer
ASCO subraya que el alcohol es un factor de riesgo definitivo para el cáncer, destacando que entre el 5-6% de los nuevos cánceres y las muertes por cáncer en todo el mundo son directamente atribuibles al consumo de alcohol. Este dato es alarmante, ya que muchas personas no reconocen el consumo de alcohol como un factor de riesgo significativo para el cáncer. La percepción comúnmente aceptada de que el consumo moderado de alcohol podría ser inofensivo o incluso beneficioso para la salud cardiovascular, ha sido desafiada por estos hallazgos.
Historia de la relación entre el alcohol y el cáncer
La relación entre el alcohol y el cáncer no es una revelación reciente. En 1988, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) declaró al alcohol como un agente carcinógeno. Posteriormente, el Informe Mundial sobre el Cáncer de 2014, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmaba que el alcohol era responsable del 3.5% de todos los cánceres a nivel mundial. Informes más recientes indican un aumento en la proporción de cánceres atribuibles al alcohol, debido a un incremento tanto en la prevalencia de personas que consumen bebidas alcohólicas como en la cantidad de alcohol consumido, especialmente entre las mujeres.
Impacto del alcohol en el hígado y otros órganos
El hígado, siendo el órgano interno más grande del cuerpo humano, es crucial para numerosos procesos corporales, incluida la descomposición de toxinas como el alcohol. Dado que es el primer órgano que entra en contacto con el alcohol ingerido, no es sorprendente que sea el más susceptible a sus efectos dañinos. No obstante, otros órganos como el cerebro y el corazón también pueden sufrir daños a largo plazo debido al consumo excesivo de alcohol.
Enfermedades hepáticas relacionadas con el alcohol
Las enfermedades hepáticas relacionadas con el alcohol abarcan desde la acumulación de grasa en el hígado (hígado graso) hasta la formación de cicatrices (cirrosis). Estos problemas de salud no suelen presentar síntomas hasta que el daño está muy avanzado. El hígado graso puede inflamarse, lo que lleva a la producción de tejido cicatricial. Si no se controla, el hígado entero puede convertirse en una malla de cicatrices con pequeños islotes de tejido hepático sano, una condición conocida como cirrosis. En las últimas fases de la cirrosis, el hígado falla, lo que puede provocar ictericia, acumulación de líquido y confusión mental, condiciones que pueden ser mortales.
Beneficios de dejar el alcohol
Afortunadamente, el hígado tiene una capacidad notable para repararse a sí mismo. En personas con hígado graso, abandonar el alcohol por dos o tres semanas puede permitir que el hígado sane y recupere su apariencia y función normal. Incluso en casos de inflamación hepática o cicatrices leves, dejar el alcohol durante una semana puede reducir significativamente la grasa, la inflamación y las cicatrices en el hígado. Para aquellos con cicatrices graves o insuficiencia hepática, dejar el alcohol durante varios años puede mejorar la función hepática y reducir la probabilidad de empeoramiento.
Además de los beneficios para el hígado, dejar el alcohol tiene efectos positivos sobre el sueño, la función cerebral y la presión arterial. También reduce el riesgo de varios tipos de cáncer (incluidos los de hígado, páncreas y colon) y enfermedades cardiovasculares.
Conclusión
El consumo de alcohol, incluso en cantidades moderadas, está claramente vinculado a un mayor riesgo de cáncer y otros problemas de salud graves. La evidencia científica actual es contundente: la mejor forma de proteger nuestra salud es evitar el alcohol por completo. Si bien el hígado tiene una capacidad asombrosa para repararse a sí mismo, es esencial reconocer que prevenir el daño es mucho más efectivo que tratar de revertirlo una vez que ha ocurrido.
Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada y ejercicio regular, es fundamental para mantener nuestro hígado y otros órganos en buen estado. Abandonar el alcohol puede ser un paso significativo hacia una vida más saludable y libre de cáncer.