Aborto en México: nuevas leyes, terrible realidad

Politicón
/ 21 mayo 2017
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Las políticas de varios estados ahondan la gravedad del problema y contribuyen a la estigmatización de la mujer

Arnoldo KrausLa epidemia de embarazos en adolescentes en México es grave. No cesa. Estremece la realidad, escuecen los datos. Basta leer algunos encabezados periodísticos y conversar con expertos en el tema. Diez entradas:

1. De acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Perinatología, en México cada año nacen alrededor de 400 mil bebés cuyas madres son menores de edad, de las cuales alrededor de 8 mil tienen menos de 14 años.

2. Muchos de los embarazos comparten dos características: violaciones y falta de acceso a anticonceptivos.

3. De acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas, México ocupa el primer lugar de nacimientos en adolescentes entre 15 y 19 años.

4. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, México ocupa el primer lugar en embarazos en adolescentes. El informe agrega que cada día se registran mil 252 partos en menores de edad.

5. Los embarazos en niñas y jóvenes son más frecuentes en estados “pobres”: Chiapas, Michoacán, Veracruz e Hidalgo.

6. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2014 se registraron 77 nacimientos por cada mil adolescentes entre 15 y 19 años.

7. En 2016 el demógrafo Carlos Welti, del Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, afirmó, “No es exagerado decir que tenemos una epidemia de embarazos adolescentes… la fecundidad adolescente… también ha llegado a los espacios urbanos… tenemos un aumento en las áreas ligadas a la violencia”.

8. En México, la cuarta causa de deserción escolar entre los 15 y 19 años es el embarazo.

9. En nuestro país, el embarazo temprano tiene como consecuencia el aumento de la feminización de la pobreza, no sólo en términos de ingreso, sino también en salud y educación.

10. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 308 mil (9.6 por ciento) de las mujeres adolescentes entre 15 y 17 han estado embarazadas. Treinta mil (9.8 por ciento) han tenido uno o más abortos.

Los datos anteriores son alarmantes. Los números previos, alejados de cualquier posverdad, retratan la cruda realidad de nuestra nación. La situación adquiere visos de gravedad por razones obvias: el factor más ominoso en relación a los embarazos en adolescentes es la pobreza. Los embarazos no deseados feminizan la pobreza, la profundizan, le impiden a la madre salir de ella, y la imposibilitan para acceder al tren de la vida. Las políticas de varios estados ahondan la gravedad del problema y contribuyen a la estigmatización de la mujer.

México en el mundo: Seis Estados mexicanos bajan las penas por abortar “si la mujer no tiene mala fama”, reza el encabezado de El País, periódico español (11 de mayo de 2017). En Tamaulipas, Oaxaca Yucatán, Nayarit, Puebla y Zacatecas la ley impone penas que oscilan entre cuatro meses y dos años de cárcel a la mujer que aborte de manera voluntaria siempre y cuando no tenga “mala fama”. Si el juez considera que la mujer tiene “mala fama”, el castigo puede ser de hasta cinco años de cárcel. El concepto “mala fama” y “la cantidad” de ella es lo que determinará el tamaño del castigo. Los jueces, nuestros jueces, nuestra justicia, la que ignora dónde están los gobernadores prófugos y no encarcela a políticos corruptos, pero sí a indígenas por abortar, serán los encargados de definir “mala fama”.

En Tamaulipas, por ejemplo, el castigo por abortar varía entre uno y cinco años de cárcel, pero de acuerdo al artículo 357 de la norma, la pena puede ser sustituida por un “tratamiento médico integral” (las comillas son mías): “El tratamiento referido tendrá como objeto apoyar a las mujeres a superar los efectos causados como consecuencia del aborto provocado, así como reafirmar los valores humanos por la maternidad ayudando al fortalecimiento de la familia”, reza el artículo.

El fortalecimiento de la familia, supongo, en Tamaulipas y en el resto de los estados señalados, es consciente del problema de las adolescentes embarazadas, de las violaciones, de las mujeres que no tienen ni familia ni dinero ni apoyo estatal o gubernamental, pero sí otros hijos a quienes mantener. Definir “mala fama” es un brete tan complicado como la no mexicanidad de Kafka. Sólo nuestros jueces pueden explicar el concepto “mala fama” y sólo ellos saben por qué Kafka nació en Praga y no en alguno de los seis estados enunciados.

NOTAS INSOMNES

El aborto es un tema que tiene muchas vertientes. Sobresalen salud pública y justicia social. En México, ambas brillan por su ausencia.

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