Agua más "fina" y de mayor rendimiento gracias a la nanotecnología
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Una moderna nanotecnología modifica las propiedades físicas del agua haciéndola más “fina”, permitiendo reducir a la mitad el líquido de riego, aumentando la cantidad y calidad de los cultivos, reduciendo los sedimentos en los lechos acuáticos y mejorando su limpieza.
¿Se imagina poder mejorar el componente que más abunda en la superficie terrestre y mayoritario en los seres vivos, cuya famosa fórmula es H2O?.
Lo ha conseguido una compañía europea mediante una nanotecnología basada en ondas sónicas, que modifica las propiedades físicas del agua, reduciendo sus puntos de fusión y de ebullición, alterando su permeabilidad, mejorando su conductibilidad térmica, reduciendo su tensión superficial, y aumentando su capacidad de disolución y actividad electrónica.
Estas nanoondas de intensidad y longitud variable, inapreciables para los sentidos, actúan sobre los puentes o enlaces de hidrógeno existentes entre las moléculas de agua, reduciendo el tamaño de los grupos de moléculas de este líquido, según Nanolabs, la firma que ha desarrollado esta tecnología llamada ASAR.
El resultado, es un agua más fina y activa que, aplicada a los sistemas de riego en agricultura, permite reducir hasta un 50 por ciento el consumo de agua y el uso de pesticidas y fertilizantes.
También aumenta la producción de distintos tipos de plantaciones y mejora la calidad de los productos cultivados y la disponibilidad de nutrientes y humedad en el suelo, según añaden desde Nanolabs.
El agua tratada con este método, denominada ‘agua activada’ o ‘agua ASAR’, es mejor aprovechada y asimilada por las plantas, debido a que penetra mejor en el sustrato de cultivo y las raíces, y es un mejor vehículo para las sustancias que nutren a los vegetales, según esta compañía.
Con este sistema, en la bodega española Finca Antigua http://www.familiamartinezbujanda.com ubicada en la provincia de Cuenca, ha reducido hasta la mitad el agua usada para regar sus cultivos vinícolas, reduciendo los lodos e incrustaciones en los sistemas de riego y las balsas de agua.
Otra explotación del sur de España, en Almería, ha aumentado un 40 por ciento la producción de melones, según informa la firma, con sede en Madrid.
Asimismo mediante esta tecnología el Real Club de Golf de Sevilla (Andalucía) consiguió eliminar en un mes el barro sedimentado que se había ido acumulando en sus lagos durante veinte años y que impedía un correcto funcionamiento del sistema de riego, haciendo muy costoso y lento su tratamiento con sistemas tradicionales de limpieza, según Nanolabs.
NANOCRISTALES VIBRANTES
Este ‘superagua’ también ayuda a eliminar las obstrucciones e incrustaciones que se producen en los sistemas de riego, tanto calcáreas, como arcillosas, y reduce sustancialmente la cantidad de lodos que acumulan en los estanques y que después deben ser recogidos en las limpiezas de las aguas, informa la firma.
Javier Llanes, director ejecutivo (CEO) de esta firma explica a Efe de forma sencilla en que consiste esta innovadora tecnología, que en un lenguaje técnico es descrita como “trasmitir al agua un quantum de energía que estimula los puentes de hidrógeno, haciendo más pequeñas las moléculas de agua”.
Según Llanes, la nanotecnología consiste en una resina epoxi (polímero) en la que se depositan una serie de nanocristales (cristales cuyo tamaño se mide en nanómetros, teniendo en cuenta que 1 milímetro contiene 1 millón de nanómetros).
“A través de los nanocristales se hace circular una corriente eléctrica y estos cristales vibran, emitiendo energía en diversas longitudes de onda”, explica Llanes a Efe.
Añade que, “para poder trabajar con esta tecnología a nivel industrial, le hemos dado a los equipos ASAR la forma de “campana” y también de “teja”, dos formatos que permiten dirigir la energía liberada en una dirección concreta”.
“Para que la tecnología ASAR funcione correctamente, estos equipos deben estar sumergidos en el agua a diferentes alturas y en posiciones determinadas”, señala Llanes.
Consultado por Efe sobre las hileras de boyas sujetas mediante cables flotando sobre el agua y unos dispositivos similares a campanas con una anilla y cables en su parte superior, que se observan en algunas de las fotografías de esta tecnología, Llanes explica en qué consisten estos dispositivos.
Según el CEO de Nanolabs, los cabos (cuerdas) son el sistema de fijación de los equipos, mientras que las boyas aportan la flotabilidad necesaria para que los equipos no se hundan.
Añade que las campanas y las tejas incorporan una argolla para facilitar su anclaje a la boya a través de un cabo.
Para instalar estos componentes “primero se realiza un estudio del proyecto que se va a afrontar para diseñar la disposición de los equipos ASAR, así como el número necesario”, señala.
“Los equipos incorporan su propia fuente de alimentación, por lo que tras su instalación ya están emitiendo las diferentes longitudes de onda”, señala Llanes.
AGUA FINA QUE PENETRA MEJOR
“El principal efecto que produce esta tecnología en el agua es que se hace más “fina”, por lo que su capacidad de penetración en el suelo se incrementa notablemente, y este hecho permite humedecer el suelo con menos cantidad de agua, generando ahorros del 20 al 60 por ciento en regadío”, asegura Llanes.
Añade que, por otro lado, “el mantenimiento del sistema de riego se reduce, dado que se eliminan obturaciones por cal y lodo”.
Según este directivo, actualmente la tecnología ASAR se utiliza con dos fines: el ahorro de agua en agricultura y las limpieza de cuerpos de agua.
“Para el ahorro de agua, los equipos se dejan instalados en la balsa de riego durante toda la campaña de riego, y su número se determina, principalmente, por los caudales máximos de riego”, señala.
“Para la limpieza de aguas, los equipos se dejan actuando varias horas, hasta que los lodos son rehidratados y, en este caso, el número de equipos viene determinado por la superficie total del cuerpo a limpiar: balsas de riego, pantanos, entre otros”, indica.
Preguntado sobre cuánto tiempo duran los efectos de este método en el agua, Llanes responde: “sabemos que, a partir de los 13 días, el agua comienza a perder las propiedades generadas por la tecnología ASAR, aunque esto no resulta relevante, dado que el agua que se utiliza para regar se consume en el mismo día”.
“Igualmente, durante la limpieza de una balsa los equipos están operativos para mantener la rehidratación de los lodos”, añade.
“Mejoramos el agua sobre la que actuamos, siempre comparándola con el agua inicial, porque podríamos referirnos a ella como ‘agua ASAR’”, apunta Llanes.
¿De qué manera la tecnología ASAR permite la limpieza de lodos? Pregunta Efe, a lo que Llanes responde: “Los lodos se van sedimentando en el fondo de los cuerpos de agua y, debido al peso y a su capacidad de adherencia, se van apelmazando y tomando una consistencia parecida a plastilina, por lo que resulta complejo eliminarlos del fondo”.
“Los equipos ASAR al generar un agua más ‘fina’, penetra mejor en los lodos sedimentados y los rehidrata, volviendo a dejarlos en suspensión. Una vez en suspensión, resulta sencillo limpiarlos, porque vuelven a estar disueltos”, remata Llanes, añadiendo que este proceso se efectúa asegurando un mínimo impacto medioambiental.
DESTACADOS:
--- La tecnología ASAR consiste en una resina epoxi (polímero termoestable) con cristales de un tamaño de millonésimas de milímetro, a través de los cuales circula una corriente eléctrica, haciéndolos vibrar y emitir energía en diversas longitudes de onda”, explica a Efe Javier Llanes, CEO de la firma Nanolabs.
--- “Para que esta tecnología funcione correctamente, estos equipos, con formas de "campanas" y " de "tejas" y una anilla en su parte superior, se sumergen en el agua a diferentes alturas y posiciones, fijados a una serie de boyas flotantes mediante cuerdas para que no se hundan”, explica Llanes.
--- “Esta tecnología permite hacer el agua más “fina”, por lo que tiene una mayor capacidad de penetración en el suelo. Se utiliza sobre todo con dos fines: para ahorrar agua en la agricultura y para optimizar la limpieza de los cuerpos acuáticos”, señala Llanes.
Por Daniel Galilea EFE/Reportajes