Bronca y abucheos a Trump en cena benéfica con Clinton
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Trump y Clinton se sentaron durante la cena en el Hotel Waldorf Astoria muy cerca uno del otro, apenas separados por el arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan, e incluso intercambiaron algunas pocas palabras.
El candidato republicano Donald Trump y su rival demócrata, Hillary Clinton, se atacaron con dureza durante una cena benéfica en Nueva York en la que es habitual que haya bromas e ironías pero que este año fue más allá, hasta el punto de que el magnate cosechó abucheos por algunos de sus comentarios.
"Hillary es tan corrupta que la echaron de la Comisión Watergate", señaló Trump en un momento de su discurso en la cena de la Fundación Alfred E. Smith Memorial, un evento tradicional organizado por la Iglesia católica para recaudar fondos.
El comentario, basado en una teoría de la conspiración que lleva tiempo circulando, generó abucheos, algo inédito hasta ahora en la gala, que suele ser una pausa festiva en la dura campaña electoral estadounidense.
En cambio, el momento más celebrado de su intervención estuvo relacionado con su esposa, Melania, cuando habló del discurso que dio en la convención nacional republicana de julio y que fue criticado en la prensa porque copió párrafos enteros de uno que había pronunciado años atrás la primera dama Michelle Obama.
"Michelle Obama da un discurso y a todo el mundo le encanta, es fantástico, todos piensan que ella es absolutamente genial. Melania da exactamente el mismo discurso y la gente se le echa encima. ¡No lo entiendo!", comentó Trump entre las risas del auditorio.
Hillary Clinton se rió de sí misma bromeando sobre lo que cobra por dar discursos, después de que WikiLeaks filtrara las astronómicas cifras que obtuvo de los banqueros de Wall Street. "Esto es un regalo, normalmente cobro un montón de dinero", señaló.
Trump y Clinton se sentaron durante la cena en el Hotel Waldorf Astoria muy cerca uno del otro, apenas separados por el arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan, e incluso intercambiaron algunas pocas palabras.
Al inicio de su discurso, Trump se comparó con Jesús de Nazaret. También él era "un simple carpintero que trabajaba para su padre", dijo, pero pronto dirigió los dardos contra su rival. Clinton "odia en secreto a los católicos", afirmó, y añadió que no entiende cómo alguien tan corrupto puede presentarse a la Presidencia. El público protestó por estas afirmaciones, según refleja el "New York Times".
También Clinton atacó a su contrincante, alegando que Trump traduce desde el teleprompter "del original ruso", y censuró al magnate por sus comentarios sobre las mujeres: para la mayoría de los estadounidenses la Estatua de la Libertad es un símbolo de esperanza y una bienvenida a los inmigrantes. En cambio, Trump le daría un "cuatro" en su escala de mujer atractiva, "quizás un cinco, si deja la antorcha y la tabla y se hace un nuevo peinado".