La bolsa de NY cae y vuelve a caer

Dinero
/ 12 febrero 2018

¿Por qué la noticia de un aumento de salarios en Estados Unidos provocó la caída de la bolsa de Nueva York el pasado lunes 5? ¿Por qué volvió a caer el jueves 8?

El lunes pasado la Bolsa de Nueva York vivió una caída histórica en términos porcentuales. La mayor en puntos en un mismo día.

El índice Dow Jones perdió 1,175 puntos hasta quedar en 24,345.75, un retroceso de 4.6%, una cifra importante pero no para provocar alarma en los mercados.

La pérdida del lunes 5 fue la continuación de una caída que se inició el viernes 2, cuando las autoridades hicieron públicos los datos sobre el crecimiento de los salarios en Estados Unidos.

Después de muchos años esperando ver la recuperación de sus sueldos, golpeados por la crisis financiera de 2008, los trabadores estadounidenses vieron incrementar su pago en 2.9% en promedio, entre enero de 2017 y el mismo mes de 2018.

Fue el mayor aumento ocurrido en casi nueve años.

Se trataba de una noticia ansiada por muchos trabajadores que resentían el hecho de que los salarios se resistían a crecer pese a que desde hace muchos años la recesión había quedado atrás y el desempleo se encontraba en sus niveles más bajos desde el año 2000.

Sin embargo, apenas se supo que los salarios empezaron a crecer con fuerza, los mercados bursátiles comenzaron a caer.

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¿Por qué?

El fantasma de la inflación

Aunque la noticia de un incremento de los sueldos suele ser motivo de alegría para cualquier trabajador, para los inversores se trata de una señal de alerta.

Los financieros consideran que los recursos adicionales que ingresan a los trabajadores son destinados al consumo, lo que, a su vez puede derivar en aumentos  de precios.

Y los inversionistas temen que el aumento de los salarios presione hacia un aumento de la inflación.

Entonces, para evitar que el aumento del consumo se traduzca en demasiada inflación, las autoridades de la Reserva Federal (Fed), que ejerce de Banco Central, pueden optar por incrementar las tasas de interés.

De esa manera, hacen más costoso el endeudamiento y, al mismo tiempo, fomentan el ahorro.

En diciembre de 2015, la Fed subió por primera vez las tasas de interés que estaban bajo mínimos desde finales de 2008. Durante todos estos años no habían sido incrementadas por temor a afectar la recuperación de la economía tras la crisis financiera.

Pero la Fed volvió a aumentar la tasa de interés un cuarto de punto porcentual en otras cuatro ocasiones: en diciembre de 2016 y en marzo, junio y diciembre de 2017.

Esas medidas se tomaban de forma paulatina y se aprobaban luego de que Janet Yellen, quien hasta el pasado viernes fue presidenta de la Fed, enviara claras señales a los mercados acerca de sus intenciones, algo que según los analistas favoreció la estabilidad de la economía.

El efecto en las bolsas

Desde el lunes 5, el puesto de Yellen fue ocupado por Jerome Powell, un inversionista multimillonario que formaba parte de la directiva de la Fed desde 2012.

Bajo el mandato de Powell, los expertos esperan que la Reserva Federal mantenga la tendencia a incrementar las tasas de interés, lo que podría tener un efecto negativo en las bolsas.

El nuevo presidente de la Fed deberá decidir qué hacer con las tasas de interés en el nuevo contexto de la economía.

“Las noticias sobre los salarios sorprendieron a los inversionistas, quienes comenzaron a temer que el próximo presidente de la Fed podría ser potencialmente más agresivo (en el aumento de los intereses) de lo que originalmente se anticipaba”, señaló John Lynch, experto en estrategias de inversiones.

El aumento de las tasas de interés es una buena noticia para los ahorradores pues pueden lograr un mayor retorno por su dinero.

Sin embargo, para las compañías la subida de los intereses significa que resultará más costoso el dinero que piden prestado para financiar sus operaciones y su crecimiento.

Kamal Ahmed, editor de Economía de la BBC, señala además que en la medida en la que se producen los cambios de política monetaria “los accionistas comienzan a preguntarse cuántas de sus inversiones están en compañías que tienen bases económicas fuertes y cuántas están aguantando una burbuja bursátil”.

La tendencia a incrementar las tasas de interés hará que la respuesta a esa pregunta sea cada vez más apremiante. 

Vuelve a caer

Mientras tanto, la tensión parece haberse instalado en Wall Street ya que el índice Dow Jones cerró la sesión con otra caída del 4.1%, el pasado jueves 8. 

Fue el segundo mayor desplome en la historia del índice, que se colocó así por debajo de los 24 mil puntos. 

Como sucedió el pasado lunes 5 —una jornada en la que el Dow Jones vivió un batacazo histórico—, la atención de los inversores se dirigió hacia el mercado de bonos, por el temor a un encarecimiento del precio del dinero, y eso provocó que la volatilidad repuntara en el parqué.

William Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, volvió a restar dramatismo a la caída en los mercados, al afirmar que no pone en peligro la expansión económica. “Es poca cosa”, aseguró, al tiempo que reiteró que el alza gradual de tipos hay que interpretarla como una señal de confianza hacia la solidez de la economía. 

La Casa Blanca, por su parte, insistió en que los fundamentos de la economía son sólidos.
 
No obstante, el riesgo inflacionista provocó que el tipo de interés para las letras del Tesoro a 10 años volviera a subir el pasado jueves tras la pobre subasta del miércoles, y se acercara al 2.9%, el más alto en cuatro años. 

Es un nivel similar al que alcanzó hace cuatro días, en pleno descalabro. 

El índice de volatilidad del mercado de futuros, por su parte, repuntó un 25% al final de la sesión y volvió a colocarse por encima de los 30 puntos, reflejo de la tensión entre los inversores.

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Los que mueven los hilos 

Entre las causas que explican las recientes caídas del índice Dow Jones están las posibilidades de inflación, la pérdida de confianza y las políticas proteccionistas del presidente de Estados Unidos Donald Trump.

Pero los que realmente mueven los hilos de la bolsa no son la política ni la incertidumbre: son los algoritmos (ver columna de la derecha, titulada Los algoritmos invaden Wall Street). 

Muchas operaciones bursátiles están a cargo de algoritmos computarizados, de tal manera que “el verdadero trading (inversiones de corto plazo) se hace automáticamente por procedimientos robotizados”, explica Padraig Belton, reportero para asuntos económicos de la BBC.

Se trata de métodos que resuelven problemas en base a parámetros preestablecidos. 

Los especialistas introducen una serie de reglas en la computadora para que los algoritmos analicen de manera automática e instantánea cuál es el mejor momento para comprar o vender. Así es como funciona. 

La pregunta es, ¿quién maneja a quién, el hombre a la máquina... ¿o al revés? 

Algoritmos invaden Wall Street 

Aquí algunas claves para entenderlo.

Los algoritmos que se usan  en Wall Street son procedimientos capaces de analizar y entender una gran cantidad de información, incluso pueden responder automáticamente a eventos del mercado en tiempo real. 

Y eso fue lo que ocurrió la semana pasada cuando EE UU publicó un dato que revelaba que se crearían más empleos de lo esperado; los algoritmos detrás de la bolsa de Wall Street estaban programados para vender cuando se activara ese dato.

Lo interesante de los algoritmos es que Las computadoras son impasibles: “No entran en pánico, no entienden de avaricia ni miedo y no son afectadas por factores psicológicos”, señaló Michael Halls-Moore, especialista en inversiones a través de algoritmos.

Las ventajas

Uno de los beneficios de los algoritmos computarizados es la velocidad. Los humanos no podemos competir con la rapidez de las computadoras. En apenas unos segundos, una máquina es capaz de realizar muchas más operaciones.

Las computadoras pueden hacer varias transacciones en fracciones de segundo, aprovechando cambios diminutos de precios en el mercado.

Por eso la tendencia es delegar, cada vez en mayor medida, las operaciones bursátiles a modelos informáticos en lugar de dejarlos en manos de las personas.

“Cerca de tres cuartas partes de los intercambios en la Bolsa de Valores de Nueva York y en el Nasdaq (la segunda bolsa de valores electrónica y automatizada más grande de Estados Unidos) son hechos por algoritmos”, explica un experto.

Otros beneficios

Los algoritmos son mucho más veloces que las personas. Pero no son perfectos.

Uno de los problemas es que las máquinas no tienen criterio. Por ejemplo, si programas un error, lo ejecutan. Por eso requieren una revisión constante.

Mientas tanto, la inteligencia artificial continúa interviniendo en las finanzas y ejecutando trabajos que antes hacían los humanos.

Algunos piensan que los algoritmos complican el entendimiento del mercado”, explica unespecialista.
Pero otros creen que el mundo de las finanzas es demasiado complejo para manejarlo sin algoritmos”. 

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