La contaminación tabáquica del feto

Vida
/ 25 noviembre 2016

Diferentes estudios científicos demuestran que el consumo activo de tabaco durante la gestación y la exposición materna al humo del tabaco ambiental suponen un riesgo para la salud del feto

 

 

El doctor Julio Ancochea Bermúdez, jefe del Servicio de Neumología del Hospital de La Princesa de Madrid, reflexiona acerca de “los graves perjuicios que causa el humo del tabaco en la salud del feto”, ya sea por la fuerte adicción de la futura madre a los cigarrillos -un 60% de las mujeres fumadoras no abandona el hábito nicótico durante el embarazo- o por la baja o nula percepción de los riesgos para el bebé inherentes al veneno tabáquico. “La incorporación masiva de las mujeres al hábito tabáquico en la década de los setenta dio lugar a un aumento significativo de las enfermedades respiratorias en este género, y son numerosos los estudios que indican que puede existir una mayor susceptibilidad al tabaco en mujeres, determinada por factores anatómicos, genéticos y hormonales“, responde.

Diferentes estudios científicos demuestran que el consumo activo de tabaco durante la gestación y la exposición materna al humo del tabaco ambiental suponen un riesgo para la salud del feto y del recién nacido, pero también puede afectar a su desarrollo físico y psíquico a lo largo de la infancia. En el humo de tabaco se encuentran múltiples toxinas, hasta 4.000 sustancias malignas, entre las que destacan el monóxido de carbono, el cadmio o la nicotina.

“Los recién nacidos de las gestantes expuestas al humo, tanto de forma activa como pasiva, presentan un menor peso al nacer que los bebés de las madres no fumadoras, así como una reducción en la altura y en otras medidas antropométricas de su constitución corporal”, dice la doctora Alonso.

“Esto se debe fundamentalmente a las alteraciones en el desarrollo de la placenta y su función de transporte de nutrientes. También, a los efectos tóxicos provocados por la nicotina sobre el metabolismo hormonal, como la leptina inhibidor del apetito”, explica.

Además, las gestantes expuestas al humo del tabaco tienen mayor riesgo de tener un parto prematuro.

“Un estudio llevado publicado en 2014 por la revista española Medicina Clínica, valoró que este riesgo es seis veces mayor en las embarazadas expuestas.

Aunque el mecanismo biológico no esté definido claramente, se postula que estaría relacionado con la vasoconstricción inducida por la nicotina, patología que alteraría a su vez la integridad de las membranas amnióticas y ocasionaría una rotura prematura del saco que cubre al embrión”, indica.

Por si fuera poco, el consumo de tabaco durante la gestación aumenta el riesgo de aborto espontáneo, de muerte súbita del lactante, de síndrome neonatal de abstinencia por nicotina y se puede asociar a deficiencias cognitivas y trastornos de la conducta en la etapa infantil. 

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