Coahuila: ‘Nací lesbiana... valió la pena aceptarme y decirlo abiertamente’, confiesa Alondra

Coahuila
/ 8 noviembre 2023

Alondra, de 37 años, rompió con todo, incluso con sus propias expectativas porque de niña el entorno la encaminaba a la heterosexualidad obligatoria y cuando se dio cuenta de que no le gustaban los niños, que le atraían las niñas, surgió un conflicto interno muy fuerte

“Pienso, creo y estoy convencida que nací lesbiana... en mi experiencia, honestamente creo que así fue, no fue decidido, que algún día dije ‘voy a ser lesbiana y ya’”, comparte Alondra de la Torre González, psicóloga y especialista en género, al indicar que su reconocimiento y aceptación le causó dolor, sentimiento de culpa, enojo, frustración y alejamiento de la religión católica.

“Nací siendo lesbiana. También hay personas que se asumen como lesbianas políticamente, lo que es muy respetable, es como una manera de hacer revolución ante un sistema patriarcal, machista, misógino, en donde las mujeres de manera política o revolucionaria eligen o deciden asumirse como lesbianas, es un poco confuso, difícil de entender”.

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La integrante de Furia Colectiva recuerda que fue consciente de su identidad sexual o de género, al entrar a la adolescencia. Los chicos no le atraían y le gustaban las mujeres y entonces se enfrentó a un proceso complicado, sobre todo porque entró en un conflicto espiritual.

En su caso había mucha influencia de la religión católica en la vida familiar, sus padres llevaban largos años de pertenecer a un grupo y ella misma asistía a un grupo juvenil.

“Eso me causó muchos conflictos internos, una lucha constante por un sentimiento de culpa muy fuerte. Asumirlo y aceptarlo es una lucha interna, me costó mucho, pero cuando lo logré, me liberé de muchos miedos, fue un proceso largo, doloroso, muy frustrante y de emociones encontradas. Finalmente, cuando volteo hacia atrás, veo que valió la pena primero aceptarme, decirlo abiertamente y vivirme libre, tranquila y siendo yo misma”, dijo.

$!A Alondra su formación religiosa le indicaba que “no era lo correcto”, y esto la llevó a alejarse de la Iglesia Católica y de cualquier otra, pero mantiene la creencia en un Dios igual para todos.

Fue muy difícil. Su familia opinaba que estaba confundida, que se le iba a pasar, negaban la realidad. “Luego lo admitieron, lo reconocieron, pero con ciertas reglas o condiciones. Okey. Está bien. Pos ni modo. Así eres. Discreción, no es que lo tenga que saber todo el mundo. Eran los comentarios”, apunta.

Cuando elige casarse, en el 2015, su padre y madre vieron romperse las expectativas de verla casada con un hombre. Fue como un balde de agua fría, aunque ya habían transcurrido años de conocer su orientación sexual, de manera que fue menos complicado y asistieron a la boda y la apoyaron en un momento tan importante de su vida.

“Hoy puedo decir que tengo apoyo y respeto por parte de mi madre, de mi padre, de mi hermana y mis dos hermanos. A mi esposa, Ana Laura, la aceptan, la respetan y la ven como parte de la familia, sin problema. Hoy puedo decir que soy muy afortunada de tener un contacto familiar, logramos superarlo, aceptarlo y normalizarlo”, acota.

CONFLICTO INTERNO

Alondra, de 37 años, rompió con todo, incluso con sus propias expectativas porque de niña el entorno la encaminaba a la heterosexualidad obligatoria y cuando se dio cuenta de que no le gustaban los niños, que le atraían las niñas, surgió un conflicto interno muy fuerte, muy doloroso, en un proceso en que hubo lágrimas y sufrimiento, y la influencia religiosa lo acrecentó.

$!Cuando elige casarse, en el 2015, su padre y madre vieron romperse las expectativas de verla casada con un hombre.

Hizo que la culpa fuera más pesada y varios años la pasó muy mal, se recriminaba a sí misma por lo que estaba pasando, buscaba la manera de reprimirse, porque la formación religiosa le indicaba que “no era lo correcto”, y esto la llevó a alejarse de la Iglesia Católica y de cualquier otra, pero mantiene la creencia en un Dios igual para todos.

Sus padres, quienes durante 35 años asistieron a grupos religiosos, también se alejaron de las actividades de la iglesia porque escuchaban comentarios homofóbicos de parte de quienes consideraban sus amistades, aunque siguen siendo católicos.

Necesitamos ser rebeldes, hacer revolución, porque vamos a contracorriente. En mi caso ha habido muchos momentos en los que me he rebelado, lo pienso, volteo hacia atrás y digo ‘¡Híjole! Si no hubiera sido rebelde, si no hubiera tenido esa actitud de confrontar todo lo que tuve que confrontar en su momento, seguramente no estaría como estoy ahorita’, con esta libertad, con esta plenitud, con esta tranquilidad y con este orgullo de sentirme libre, feliz y tranquila con lo que soy”, dice orgullosa.

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