‘La guitarra nunca me ha
traicionado’: Homero Leija, músico saltillense
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En medio del tráfico un acorde deleita el oído de los transeúntes en la esquina del Mercado Juárez. Es Homero Leija acompañado de su guitarra y armonizando el escandaloso ruido citadino y su sueño de infancia cumplido: ser músico.
Comenzó a tocar el bajosexto a los 7 años, la escuela no era lo suyo y cuando recibió su primera bicicleta salió del ejido en el que creció. Persiguió su sueño y lo alcanzó. Comenzó a tocar en los camiones, viajó aquí y allá, aprendió más música y siguió tocando en las calles y restaurantes. Vive de eso.
“El año pasado me atropellaron y yo nada más quería salvarla a ella. Ella nunca me ha traicionado. Yo soy el que le he fallado cuando la pierdo por andar de borracho”, dice Homero abrazando su guitarra, pues hasta el momento ha sido su única compañera de vida.
Asegura que esta guitarra la consiguió en una casa de empeño y la arregló con un amigo, tocó en las ferias de pueblo y plazas de diferentes estados pues viajaba a escondidas en los autobuses, sin embargo, nunca robó o andaba de vago, pues su sueño sólo era tocar su guitarra viajando.
“Viajé a todos lados, conocí muchos lugares, hasta el mar, porque anduve tocando en Acapulco, pero uno siempre regresa a su tierra”, dice, mientras afina las cuerdas de su guitarra.
Expresa que aunque su padre le ofrecía estudiar, desde chico quería andar tocando en las calles, dice que la música la trae en la sangre, pues su padre tocaba en las cantinas, sólo que no aceptaba que su hijo tomara el mismo rumbo, recuerda.
Si supiera escribir fuera compositor, asegura, pues aunque no le gustaba la escuela aprendía rápido lo que otros músicos le enseñaban y se esmeraba en aprenderse las letras de canciones populares.
“Al principio tocaba las sonajas con un conjunto, pero luego me separé de ellos porque no me querían dar más, me conseguí mi guitarra y agarré mi camino”, comenta. Homero tiene 51 años de edad y 40 años tocando.
En Saltillo, decenas de músicos inundan las calles y ofrecen canciones para cumpleaños, día de las madres y hasta velorios desde 30 pesos, su principal punto de reunión es la Plaza Acuña, ubicada en el cruce de las calles Allende y Aldama del Centro Histórico.
Esto aunque la calle de Presidente Cárdenas se convirtió hace años en el bulevar de los Mariachi, Tríos y Fara-Fara donde los músicos pasan las noches al servicio de un enamorado que lleva una canción de amor al balcón de una ventana.