Cuando la Iglesia rechazó al peyote como medicina contra el cólera
Saltillo fue uno de los frentes donde se combatió una enfermedad salvaje
A mediados del siglo 19, una peste de cólera azotó a Santiago del Saltillo. La pandemia mató a unas mil 160 personas en un año. La situación era tan grave que la enfermedad terminó con familias enteras en menos de dos horas.
Para revertir los síntomas de la enfermedad que arrasaba con la vida en el pueblo, los habitantes comían peyote, medicina ancestral utilizada por los nativos de la zona mucho antes de que llegara la Iglesia católica a catequizar y de que la corona española se enseñoreara en lo que hoy es México.
El peyote (Lophophora williamsii) es una especie perteneciente a la familia Cactaceae. Es endémica del desierto mexicano.
El clero nunca estuvo de acuerdo con ese consumo. Para los misioneros, la cactácea tenía relación con el Diablo.
En lugar de ingerir peyote para controlar la peste, el clero en Saltillo recomendó orar y sacar a la calle al Santo Cristo de la Capilla para orar y suplicar el fin de la enfermedad.
En la actualidad, el peyote se considerado parte de la herbolaria curativa milenaria proveniente de diferentes etnias indígenas mexicanas gracias a su efecto analgésico y por evitar el cansancio.
Septiembre de 1833
En 1833, año durante el cual se registró la mayor cifra de muertos, aproximadamente 250, la tasa de mortalidad llegó al 25.84 por ciento de la población.
Había un terror generalizado. Entre las medidas para frenar el contagio, las autoridades civiles expulsaron a los vagabundos y ordenaron que las personas tiraran su excremento fuera de la ciudad, por la calzada Emilio Carranza.
El rescate de la información sobre esa pandemia, lo realizó el Médico Familiar egresado de la UNAM e Historiador por la UAdeC, Gilberto Sánchez Luna, quien hizo un análisis histórico y clínico a ese periodo oscuro para Saltillo, en la tesis “Implicaciones Sociales, Económicas y Culturales de la Epidemia de Cólera de 1833”.
En su investigación, Sánchez Luna menciona la evolución de la peste, su nacimiento, el camino que siguió por el continente americano, la llegada a México y las maneras con las que se intentaba revertirla en una época en la que, era común que los boticarios, ante la falta de médicos, hacían recomendaciones para curar enfermedades.
“Todavía no se identificaba el agente causal de la enfermedad”, destacó. “Sin embargo, hubo algunas opciones en aquel año tratando de revertirla. Se indicaba que debía ingerirse agua de cal a la que le iban a agregar un pedacito de peyote”.
“El peyote es un cactus que predominaba en muchas partes de la Nueva España”, añadió Sánchez. “Tenía una amplia utilización en rituales en muchos de los grupos étnicos del Norte de México. Era manejado como un medicamento porque en pequeñas dosis tiene efectos analgésicos. En 1833 la cactácea también se utilizaba para evitar los dolores de la enfermedad por sus efectos antiespasmódicos”.
Tanto en la tesis del médico Sánchez, como en el libro “Tiempos de Tormenta” del historiador Javier Villarreal Lozano se cita la receta de Ignacio Sandejas, boticario que en agosto de 1833 propuso dicha mezcla.
Desde meses antes, este boticario trató la enfermedad en Monterrey y aseguró que tenía el éxito de la cura del cólera.
En su investigación, Gilberto Sánchez no pudo confirmar si la receta en realidad curaba la enfermedad en su totalidad. Pero estableció que lo valioso de este tipo de recetas es la suma de la sabiduría indígena con la medicina europea.
“No se puede saber por qué no había una forma de tratarla”, señaló. “Fueron muchos los métodos que se recomendaban. Lo que es importante recalcar es que fue un recurso en donde están unidas dos tradiciones: la indígena y la europea”.
Receta
“Una rebanada de peyote como del ancho de un dedo y dos de largo, se pondrá en una tasa caldera de agua que dé un ligero hervor, se colará y después de colada se le echará cal pura apagada, lo que coge un real de plata y bien revuelta se beberá. Si no calmaren los síntomas a la media hora, puede repetirse otra tasa en los mismos términos. Después se continuará dando cada dos horas un ligero conocimiento de té y hojas de naranjo, con seis gotas de láudano […]
En fin, en cuanto a la historia del peyote, es ya muy conocido su efecto narcótico (sin tener los inconvenientes del opio) y más calmante que aquella substancia. Nota: mientras con más prontitud se ministre la cal y el peyote, más y más se asegura la curación pues hasta ahora no ha fallado”, concluye la receta que distribuyó la “imprenta libre” en Saltillo.
Iglesia
El cura de la Iglesia de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, José Manuel Camacho, mencionó en un escrito citado en la tesis de Gilberto Sánchez Luna, que la receta que llegó como novedad al pueblo, en lugar de curar rápidamente, como aseguraba el boticario, causaba la muerte. Esta aseveración no se pudo confirmar.
Estas negaciones, para los historiadores, no provienen de la nada, pues los monjes franciscanos y los jesuitas encontraron que todos los grupos étnicos consumían peyote durante sus famosos “mitotes”: reuniones que igual se realizaban para hacer la paz, o para hacer la guerra o matar españoles.
“Para la perspectiva de los misioneros religiosos, lo que está atrás del consumo del peyote era el Diablo”, explica el investigador. “Ellos sabían que había que combatir al Diablo y a los hechiceros. El Diablo era el principal motivo que tiene la corona para estar presente dentro de la Nueva España”.
“El consumo del peyote fue rechazado totalmente por todas las órdenes religiosas, por esa asociación con los demonios. Todas las ordenes los rechazaban argumentando la evangelización”.
“Lo que la Iglesia propuso a sus feligreses en aquel entonces fue la oración y sacar al Santo Cristo de la capilla a dar el recorrido a las ocho parroquias de Saltillo para que la gente pidiera que cesara la epidemia”, mencionó el médico.
Tiempos de Tormenta
Javier Villarreal, otro investigador que en uno de los capítulos de su libro “Tiempos de Tormenta”, menciona el periodo de la epidemia y la prohibición del clero para usar el peyote en Coahuila.
“Los españoles que vinieron a realizar la conquista espiritual del territorio siempre se opusieron al uso del peyote. Consideraban el cactus como una sustancia diabólica que enloquecía a las personas que lo consumían. Hubo una prohibición estricta”, mencionó en entrevista.
Agregó que existe un catecismo realizado por la Iglesia titulado “El Manual para Administrar los Santos Sacramentos de Penitencia, Echauristía, Extrema-Uncion y Matromonio” (sic), e iba dirigido para los indios pajalates, orejones, pacaos, tilijayas, alafapas, paufanes y muchas otras comunidades que se encontraban cerca del río Grande y San Antonio.
“Esa guía era utilizada para confesar a los indios en su lengua”, detalló Villarreal. “El confesor les pregunta a los indios, después de otras grandes preguntas sobre pecados como la sodomía, si habían consumido peyote u otro alucinógeno que eran los frijoles rojos”.
En su libro, menciona que el mismo boticario Sendejas, el autor de la Receta ya mencionada y encontrada en “Los Gajos de Historia” de Vito Alessio Robles, asegura que gracias a la infusión de la receta, en Monterrey se detuvo la peste.
“Llevamos en esta ciudad [de Monterrey] ocho días de contagio, que van curados más de doscientos atacados de cólera, con este bebiente (sic), y en el hospital no ha vuelto a fallecer ninguno desde siete días a esta parte, más que los dos que he hablado”, citó el historiador.
La receta se imprimió en serie por todo el pueblo, además de reimprimirla en Monclova a donde también llegó el cólera.
Aun así, la receta también fue contradicha y no funcionó en ninguna de esas ciudades, o al menos así lo describían los sacerdotes de la época.
Sobre el rechazo del clero al peyote como solución al maleficio que significaba el cólera, Villarreal Lozano mencionó en entrevista que, según lo expuesto en el catecismo exclusivo para los indios de Coahuila, el peyote fue rechazado explícitamente.
“En ese catecismo, hay una pregunta específica sobre el uso del peyote. Es donde ahí, por lógica pura, considero que es rechazado. Porque habla de la sodomía y varias cosas y ahí viene expuesto como pecado el consumo de peyote”.
Agregó que con el cólera de 1833 en Saltillo hubo muchas recetas de lo más bizarras pues nadie sabía qué hacer.
Lophophora williamsii
La Iglesia católica seguía considerando el uso del peyote casi como fuente de pecado. La cactácea actualmente está protegida por la Norma Oficial Mexicana desde el año 2010, después de que se registrara un aumento en el Turismo Psicodélico por parte de personas provenientes de otros países. Su activo principal es la mezcalina.
Fue hasta casi cien años después, en 1914, que el Instituto Médico Nacional publicó los resultados de los experimentos que se habían estado realizando con varios extractos de peyote.
Entre ellos se mencionó su acción sobre el sistema nervioso, cardiovascular y circulatorio. Además, se recomendó su uso como tónico cardíaco.
Los estudios en México sobre esta fantástica especie, la Lophophora williamsii, han sido limitados, aunque resultan necesarios para repensar las políticas sobre su descriminalización y protección a nivel biológico y cultural.
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