Falta de recursos, medicamento, infraestructura y personal, ha sido la constante en el Centro Estatal de Salud Mental (CESAME) en los últimos años, según testimonios recabados por Semanario. El que antes era considerado un hospital ejemplo, se ha convertido en un paciente enfermo.
- 27 octubre 2025
Trabajadores y extrabajadores del Centro Estatal de Salud Mental (CESAME), denunciaron presuntas irregularidades en la prestación del servicio de esta institución, uno de los dos hospitales dedicados a brindar atención y tratamiento a la población con trastornos psiquiátricos en todo Coahuila.
Distintas voces consultadas por Semanario coincidieron en señalar cómo este nosocomio, que fuera fundado el 11 de agosto de 1999, ha venido de más a menos en diversas áreas como infraestructura, personal y nivel de sus funciones.
Este centro que en sus inicios logró acreditarse como un sanatorio que cumplía con las más exigentes normas del sistema de salud, que consiguió la certificación ISO 9000 y que alcanzó la marca de calidad y seguridad alemana TÜV, hoy está en crisis por la falta de médicos psiquiatras adscritos, el hacinamiento en sus módulos de hospitalización, el desabasto de medicinas, la saturación en su consulta externa, el cierre de su laboratorio de análisis clínicos y, últimamente, la terminación de su Hospital Parcial de Día.
Semanario pidió a la Secretaría de Salud vía, transparencia, (solicitud folio 050098800023425), datos sobre el número y perfil de los profesionistas que conforman la actual plantilla del CESAME, pacientes que atiende, presupuestos anuales, inversiones en infraestructura, equipo, medicamentos, materiales de curación y otros suministros.
Sin embargo, y a pesar de que la dependencia recurrió a la prórroga y de que rebasó el plazo de la moratoria por casi una semana, incumplió con la entrega completa de información, proporcionando, en su mayoría, ligas de páginas fuera de circulación.
Del mismo modo este medio buscó de manera directa al doctor Eliud Felipe Aguirre Vázquez, secretario de Salud en Coahuila, para que hablara sobre las condiciones actuales en las que viene operando el Centro Estatal de Salud Mental. Empero Aguirre Vázquez sugirió dirigirse con el médico psiquiatra Carlos Mendiola, recientemente nombrado director del CESAME, del cual dijo estar enterado de todo el funcionamiento del hospital.
Se acudió entonces con el titular de la Unidad de Vinculación y Enlace de la Secretaría, Ricardo Castillo, y la entrevista con el facultativo Mendiola quedó pactada para el jueves 16 de octubre.
No obstante, una hora antes de la cita el vocero de la SS llamó al reportero para avisarle sobre la cancelación de la entrevista, argumentando que el director del nosocomio es nuevo, toda vez que solicitó el cuestionario, mismo que este medio hizo llegar en el momento.
Viendo que no había respuesta, el reportero se presentó entonces en la oficina del doctor Raúl Rodríguez, subsecretario de Atención de la Salud, para dejarle una copia de las preguntas que el funcionario se comprometió a responder en el plazo máximo de un día, pero que hasta el cierre de esta edición no había sido remitido.
CESAME EN CAÍDA
Testimonios recabados por Semanario provenientes de empleados y exempleados del CESAME que pidieron el anonimato ante el temor, dijeron, de una posible persecución por parte de las autoridades, lamentaron cómo después de haber sido uno de los mejores hospitales, modelo para otras unidades de salud en país, el CESAME esté en crisis.
“Al principio subió bastante el hospital venía gente de salud mental de Tamaulipas, de Villahermosa para que se les prestaran los planos de cómo se había construido el CESAME, precisamente porque era una infraestructura bien hecha. Se llevaron fotografías de la maqueta, querían hacer un tipo de hospital igual, pero fue decayendo por falta de recursos, lo dejaron caer bastante. Se fue deteriorando bastante, en todos los aspectos.
“Esto es consecuencia de que no hay un compromiso real con la salud mental en Coahuila. Esa es la evidencia, pueden decir lo que quieren, pero la evidencia nos dice lo contrario. Hay un descuido. El tema sigue siendo falta de presupuesto”, declaró un enfermero que ha acumulado cerca de 20 años de trabajo en este hospital.
Al respecto el Instituto Nacional de Salud Pública estima que solo el 2% del presupuesto federal destinado a salud, se emplea para la atención a pacientes con trastornos mentales.
Semanario solicitó a la Secretaría de Salud (folio 050098800023425), información sobre el presupuesto asignado al CESAME de 2016 a la fecha por año, así como los rubros en los que se gastó. La dependencia contestó que este Centro no recibe presupuesto específicamente y que el presupuesto que se asigna es para salud mental, el cual se podría consultar en un enlace (https://www.coahuilatransparente.gob.mx/articulos/ip_dependencia.cfm?dep=ISSREEIEС), que lleva al sitio de Coahuila Transparente.
Durante su comparecencia del primer informe del gobierno actual en diciembre del año pasado, Eliud Felipe Aguirre Vázquez, secretario de Salud, destacó el arranque, en coordinación con Inspira Coahuila, del fortalecimiento, la ampliación de servicios de calidad, con espacios más dignos, así como el programa de rehabilitación y reinserción para el bienestar de los pacientes del CESAME, con una inversión de 10 millones de pesos.
El secretario omitió dar detalles sobre en qué se gastó este recurso.
“El hospital ya se estaba cayendo, goteras por donde sea, desperfectos que no se arreglaban o se arreglaban a medias o se arreglaban de baja calidad. Apenas se le está dando una manita de gato, pero falta mucho”, dijo una enfermera.
Uno de los aspectos clave del deterioro de esta institución ha sido la falta constante de médicos psiquiatras adscritos que atiendan a la hoy creciente población que requiere y requerirá de servicios de salud mental.
Con base en información proporcionada por los entrevistados, este hospital cuenta apenas con cuatro psiquiatras titulados, divididos en diferentes turnos durante la semana y fines de semana.
Mientras que las áreas de consulta externa, urgencias e internamiento, han quedado bajo la responsabilidad de unos 12 residentes de psiquiatría, procedentes de distintas instituciones educativas como el Tecnológico de Monterrey, las universidades Autónoma de Nuevo León y Coahuila, entre otras.
“Pero a fin de cuentas ellos son pasantes, que no es lo ideal. No hay médicos adscritos que vean a los pacientes que están en internamiento ni en la consulta de urgencias. Meten a los residentes de primer año a dar consulta, cuando todavía no tienen noción de lo que trata la psiquiatría, de los tratamientos que se llevan en los diferentes trastornos.
“¿Qué está pasando?, que el centro está quedando a cargo, malamente, de estudiantes, gente que va a hacer su servicio social, y de residentes en la especialidad de psiquiatría, que todavía no son psiquiatras y que ya les están encomendando tareas que aún no les corresponden. A ellos les corresponde la enseñanza, no les corresponde, de lleno, atender a personas diagnosticadas con enfermedades mentales. Necesitamos más gente, se requiere más gente por el tipo de paciente que viene aquí...”, advirtió un exadministrativo del Centro.
En este sentido el numeral 9.10 de la NORMA Oficial Mexicana NOM-025-SSA2-2014, para la prestación de servicios de salud en unidades de atención integral hospitalaria médico-psiquiátrica, mandata que todo centro dedicado al manejo y tratamiento de las personas usuarias con trastornos mentales y del comportamiento, debe recibir atención médica especializada, es decir, por personal capacitado para el manejo y tratamiento de las personas usuarias.
Los entrevistados revelaron también cómo el CESAME, que en sus mejores tiempos gozó de una buena cantidad y calidad de recursos humanos, se ha ido quedando con los años sin paidopsiquiatras, los especialistas encargados de atender a la población infantil que acude a esta institución en busca de ayuda.
“Ahorita tenemos un paido nada más, pero está el fin de semana, el otro que había ya se pensionó”, precisó una psicóloga.
Al respecto, durante el encuentro Estatal de Salud Mental “Lo que sientes importa”, realizado los días 9 y 10 de octubre pasados en Saltillo, el psiquiatra José Javier Mendoza Velázquez, dijo en su ponencia que:
“Por alguna razón cuando tú piensas en una estrategia de salud crees que todo es mejor si tienes más hospitales, luego no tenemos médicos, pero tenemos más hospitales. Y llegas y dices ‘qué bonito está mi hospital’, qué lástima que no tengamos a nadie trabajando ahí”.
Semanario solicitó (folio 050098800023425), información detallada sobre el número de personal, médicos psiquiatras adscritos, residentes en psiquiatría, paidopsiquiatras, enfermeros, psicólogos, con el que cuenta el CESAME, de 2016 a la fecha por año, así como su perfil.
La dependencia contestó con un enlace (http://www.coahuilatransparente.gob.mx/RutaDataFiles/organigramas/documentos organigramas/1%2 0-EstructuraOrganica%20AGOSTO%202025%20transparencia.pdf), que al parecer se encuentra caduco o fuera de circulación.
Otra de las dolencias que aquejan a este hospital es el desabasto de medicamentos psicotrópicos, medicamentos que en su mayoría suelen ser caros para las familias.
“El cuadro básico de medicamentos, está muy escaso, a veces es nulo y se les tiene que decir a los familiares de los pacientes que compren los medicamentos que son necesarios para la atención de los pacientes con enfermedades mentales y que suelen ser medicamentos de altos costos. Antes aquí les regalaban el medicamento...”, detalló un enfermero que se negó a dar su nombre por temor a represalias laborales.
CARENCIAS EN INFRAESTRUCTURA
La carencia de infraestructura es otro de los atrasos que enfrenta el sanatorio, diseñado desde su creación, hace 26 años, con cuatro módulos, dos para hombres y dos para mujeres, dotados de 12 camas cada uno, más un área para niños, niñas y adolescentes que consta de otras 12 camas.
“A veces te llegan pacientes con cuadros de ansiedad muy fuertes, intento de suicidio muy marcado y no los puedes internar porque no tienes lugar, entonces dices está difícil negarle y hacemos lo posible, le metemos una cama extra y todo, pero no es lo ideal, porque también el hacinar muchos pacientes en un lugar donde caben 12 camas, meter 14 o 15 camas, como que no...”, se quejó un joven enfermero.
Según el INEGI hasta 2024 se habían registrado en Coahuila 10.1 suicidios por cada 100 mil habitantes, cifra que supera la media nacional que se ubicó en 6.8 suicidios por cada 100 habitantes, lo que coloca al estado en el top cinco de las entidades con mayores tasas de muertes por esta causa.
Datos recopilados por el Instituto de Atención Integral y Desarrollo Humano (INTRA) A.C., evidencian cómo el fenómeno del suicidio ha crecido en Coahuila año tras año, registrándose 302 muertes por autolesiones en 2022, 313 en 2023 y 333 en 2024.
Tan solo en los primeros cinco meses de este año, ya se habían reportado 141 casos de suicidio, 41 de ellos en Saltillo.
Y se calcula que por cada suicido consumado, hay 20 personas que están intentando matarse.
“Coahuila tiene una tendencia al alza en el número de suicidios, eso es triste”, declaró Javier Enrique Martínez Becerra, representante legal de INTRA.
Aunada a esta situación el CESAME, lo mismo que otras instituciones psiquiátricas del país, se ha convertido en espacio de abandono de pacientes con trastornos mentales y del comportamiento.
“Lo usan como un asilo, más que como un hospital. Hay gente que deja aquí pacientes abandonados. Ya tienen tres, cuatro meses y no se los llevan”, contó una enfermera general.
Información proporcionada por personal cercano al área de hospital del Centro, indica que al menos cuatro pacientes, entre ellos tres hombres y una mujer, que cursan con algún padecimiento mental y que además enfrentan conflictos con la ley por la comisión de un delito, viven desde hace años en alguno de los módulos de internamiento del hospital, sin recibir asesoría legal, y lo que es peor, visita de familiares.
“Están pagando su condena ahí, lo cual no es adecuado, es un hospital psiquiátrico, no es un penal y no dejan de ser un riesgo. Hay reos que tienen enfermedades mentales y que pueden cometer situaciones de violencia que no se deben de dar ahí. Los reos, mínimo llevan dos años en el CESAME, sino es que uno lleva cuatro, otro lleva tres. No es lugar. Por más que les decíamos a los jueces que no era lugar para ellos, cuando un juez dice ‘ahí se queda’, te jodes. Aparte no hay nadie de jurídico que les mueve sus asuntos”, subrayó un médico psiquiatra jubilado del CESAME.
El numeral 9.4 de la NORMA Oficial Mexicana NOM-025-SSA2-2014, para la prestación de servicios de salud en unidades de atención integral hospitalaria médico-psiquiátrica, establece que este tipo de centros deben proporcionar un ambiente higiénico y humano que garantice condiciones adecuadas de habitación con espacios seguros específicos para mujeres y hombres, respectivamente.
Entre los reos que viven en el CESAME destaca el caso de la mujer, una paciente diagnosticada con esquizofrenia, la más antigua del hospital, que fue traída de Ciudad Acuña hace cosa de ocho años acusada del delito de homicidio.
“Es un paciente que ya está muy deteriorada, pero nadie viene por ella y está en condiciones mentales que si deja su tratamiento, se va a poner mal, entonces queda muy a la deriva. Lo que yo veo mal es que haya pacientes del penal revueltos con los hospitalizados. Ahí no hay cuartos particulares, son pabellones donde caben 12 gentes. Hemos visto que los reos estén ahí por mucho tiempo y que además convivan con otras personas que no están tan mal, que no tienen un delito”, declaró otra enfermera del CESAME.
De acuerdo con el Segundo ejercicio de monitoreo sobre internamientos involuntarios, realizado por la organización Documenta A.C., el CESAME reportó que hasta 2025 tenía a 27 personas internadas de manera involuntaria, seis llevaban asilados entre 1 y 10 años, cuando el tiempo máximo de estancia en un hospital para pacientes con patologías psiquiátricas agudas, como este, es de 15 días, un mes o 45 días, dependiendo del caso.
“A lo mucho, en lo que haces el diagnóstico, lo medicas y lo estabilizas, en lo que baja el estatus psicótico del paciente, ya después se debe de retirar a su casa. Es el exceso de pacientes que están fijos y que también no permite la entrada a nuevos pacientes, todo quieren mandar al CESAME. Y está la permisividad de la Secretaría de Salud que no es su obligación el resguardo de gente que tiene sentencias por situaciones penales en un hospital psiquiátrico, cuando son los sistemas de justicia penitenciaria los que tienen la obligación de ofrecerles el servicio médico y tienen contratados a psiquiatras.
“Es un problema importante que de esas 48 camas para adultos, un porcentaje esté ocupado, ya capturado, por una población fija, inmóvil, permanente, que aparte es un costo al erario del sector salud, porque el sistema judicial no aporta absolutamente nada y eso va en decremento de la institución. Yo sé que es un hospital público...”, señaló un médico psiquiatra que prefirió dejar este sanatorio y dedicarse a la consulta privada.
Semanario solicitó a la vocería del Poder Judicial de Coahuila una entrevista con algún juez representante de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, a fin de que emitiera un posicionamiento sobre los casos de convictos que permanecen en calidad de pacientes en este psiquiátrico, empero no hubo respuesta.
AL BORDE DE LA CRISIS
A finales de agosto pasado cerca de 30 trabajadores del Centro Estatal de Salud Metal se manifestaron a las afueras de este nosocomio, para protestar por lo que consideraron una detención injusta de dos enfermeros acusados de abuso sexual por una interna menor de edad.
Se trataba, dijeron, de una adolescente de 14 años que había permanecido asilada en el hospital, en su segundo ingreso, durante dos años, después que la Procuraduría de Niños, Niñas y la Familia (PRONNIF) la trasladara de la Casa Rosa al área de Paidopsiquiatría del CESAME, por mal comportamiento y cutting.
“Por eso ella se corta y ha inventado tantas cosas de la gente, del personal. Le están violando el derecho a la educación, a la libertad, está presa prácticamente. Por qué no la recogieron inmediatamente del lugar donde, supuestamente, sufrió la agresión, está el Empoderamiento de las Mujeres, ¿por qué no se la llevaron?
“La niña traía broncas con enfermería porque le marcaban límites, ese fue el detonante, que un compañero que tiene ya 30 años de un servicio limpio, y es bien estricto, le marcaba límites. Desde ahí empezó ella a tenerle coraje. Se molestaba con los que le marcaban límites”.
Con base en la versión de una fuente cercana al caso, la menor habría sido retirada de un seno familiar disfuncional, caracterizado por un padre ausente y una madre y hermano adictos a las drogas.
“Nos llevan niños de albergues que son abandonados por las familias o que se los quitó la autoridad, los quitan y nosotros los tenemos ahí, pero no son niños pacientes de paidopsiquiatría sino son niños, más que nada, abandonados por la familia, porque los papás son drogadictos, son alcohólicos.
“Hay una parte de pacientes obligados por la autoridad que mira y no ve, dentro de ellos menores, por una serie, creo yo, de malas prácticas administrativas y directivas. En el caso de los menores es más grave, porque no es posible que tengan una menor de 15 años viviendo dos años en un hospital psiquiátrico, y quien la tenga ahí sea PRONNIF”, criticó un psicólogo del hospital que pidió no ser identificado.
Este medio buscó, a través del departamento de comunicación social a María Teresa Araiza Llaguno, procuradora estatal de la niñez y la familia para que ahondara sobre la historia de esta menor, y el estatus que guardan las investigaciones en torno a este caso. Sin embargo, hasta el cierre de edición no se había reportado.
Con base en información extraoficial proporcionada por la Secretaría de Salud, el pasado miércoles 7 de octubre la adolescente fue reubicada en el Hospital Psiquiátrico de Parras, una unidad destinada a pacientes adultos con alguna patología psiquiatría crónica.
“Sí, el hospital de Parras es para adultos crónicos, pero se le adecuó a la menor un espacio ahí”, dijo un funcionario de la SS que se negó a ser identificado.
“Esto es grave. El de Parras es para pacientes que ya no tienen un buen pronóstico en el área de psiquiatría, pacientes literalmente desahuciados, indigentes, con daños neurológicos que ya son irreversibles, que son crónicos, a diferencia del CESAME que es un hospital para pacientes agudos, que tiene brotes o que tienen recaídas de una enfermedad, pero que todavía los puedes recuperar”, cuestionó otro psiquiatra.
Los enfermeros que habían permanecido presos varias semanas en el penal varonil de Saltillo, señalados por presunto abuso sexual en contra de la menor, enfrentan su proceso en libertad.
AGOBIADOS POR EL TRABAJO
Otra de las deficiencias que afronta el CESAME es la relacionada con la atención en consulta externa, debido al progresivo aumento de pacientes que acuden por problemas de ansiedad y depresión, principales motivos de consulta en este hospital.
“Antes era poca la consulta que se veía, pero con todo esto del suicidio, llega mucho paciente de depresión, de ansiedad, de estrés, de bullying. Recibimos gente de Nuevo León, Zacatecas, Tamaulipas y de otras regiones del estado, hay lista de espera, por eso hace falta gente”, declaró un enfermero que hace algunos años pidió su cambio a un centro de salud de colonia.
Según estadísticas de la Secretaría de Salud, de 2016 a 2024 el hospital atendió a 9 mil 457 víctimas de ansiedad, 7 mil 587 personas por depresión y 4 mil 412 pacientes que vivían con esquizofrenia, entre otros trastornos.
Según el Programa Estatal de Salud 2023 – 2029, en 2023 la depresión y la ansiedad representaron en Coahuila más del 80% de la atención brindada en este rubro.
El viernes 17 de octubre Semanario llamó al CESAME para reservar una cita de consulta externa de psiquiatría, la telefonista informó que tenía lugar en la agenda hasta el jueves 8 de enero de 2026, es decir, casi cuatro meses después.
El costo de la consulta, anunció la operadora, es de 420 pesos, cuando el paciente es primera vez y cuenta con servicio médico del IMSS, ISSSTE, Magisterio o Municipio.
Si el paciente no tiene servicio médico pasa a trabajo social, le realizan un estudio socioeconómico y le indican cuánto es lo que puede pagar.
El costo de hospitalización para un paciente se ubica por arriba de los mil pesos diarios, sin contar los gastos del tratamiento.
“A una parte importante de la población le es de difícil acceso. Otra crítica al CESAME es que ahora está muy polarizado en negarse a facilitar el acceso a pacientes derechohabientes del IMSS y del ISSSTE, argumentando que tienen ISSSTE que tienen Seguro, y como no hay convenios, posiblemente, de subrogación de servicios, la gente tiene que pagar costos elevados y hay gente que no tiene para pagar”.
En este sentido el artículo 72 de la Ley General de Salud establece que toda persona tiene derecho a gozar del más alto nivel posible de salud mental, sin discriminación por motivos de origen étnico o nacional, el sexo, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, religión, la apariencia física, la situación migratoria, el embarazo, las preferencias sexuales, etcétera.
A decir de los entrevistados, otro hecho que influyó en el declive de la calidad de los servicios que ofrece el Centro Estatal de Salud Mental, fue el cierre, en 2011, de su laboratorio, que además de realizar análisis clínicos de rutina, estaba dedicado a cuantificar medicamentos psicotrópicos para los pacientes.
“Quitan el laboratorio, lo cierran. La Secretaría de Salud ya no quiso comprar insumos para el laboratorio...”, platicó una laboratorista que en ese tiempo le tocó hacer sus prácticas en ese departamento.
En contraste el numeral 9.8 de la NOM-025-SSA2-2014, habla de la prioridad de tener acceso a los recursos clínicos, de laboratorio y de gabinete para obtener un diagnóstico certero y oportuno, en condiciones similares a cualquier otro establecimiento para la atención médica.
Y recientemente desapareció del Centro el Hospital Parcial de Día, un servicio de consulta externa contemplado en la NOM-025-SSA2-2014, y en el que se brindaba al paciente la oportunidad de mejorar su calidad de vida, mediante actividades psicoeducativas y psicoterapéuticas, en la modalidad de grupo, con la finalidad de fomentar en la persona la conciencia de enfermedad y adherencia al tratamiento.
En sus inicios el CESAME fue un sanatorio que consiguió acreditarse como una institución que operó bajo las más exigentes normas del sistema de salud, con una certificación ISO 9000 y el aval de la marca de calidad y seguridad alemana TÜV.
“Nos organizamos, fue mucho trabajo. La mayoría de los que estábamos en ese tiempo, que quedan pocos, traíamos la camiseta bien puesta, la verdad. Íbamos a trabajar sábados y domingos, sin pedir ni días ni sueldos extras, era por estar bien. La primera auditoría fue muy pesada. Logramos la certificación, fuimos número uno varios años a nivel nacional. Todos estábamos metidos en la certificación y cada año había una auditoría para ver el seguimiento, que se mantuviera la calidad, hasta que un secretario de salud y un director que, entonces llegaron, ya no quisieron”, expuso un médico psiquiatra que entonces formó parte del equipo de calidad del Centro.
Y enfatizó que gracias a ese logro el Tecnológico de Monterrey dirigió su mira hacia el CESAME.
“Y lo abrió como hospital sede para residentes de psiquiatría, avalados por ellos. Un hospital de entrenamiento. Eso fue un buen avance...”.
-Como que ahora el CESAME ha venido de más a menos, ¿no?
-Absolutamente...
