‘Tengo el sueño de una casa grande, espaciosa’: Édgar, habitante de Saltillo

Édgar Villanueva, de 28 años, reparador de transmisiones de la empresa General Motors, siempre había soñado con tener una casa grande, espaciosa y digna para él y su familia. El día que fue con su mujer y su hijo a la colonia Hacienda Narro, al sur de Saltillo, para ver algunas opciones de vivienda, se llevó la desilusión de su vida. Resultó que en esa zona, a pesar de estar alejada de la ciudad, las edificaciones eran caras y sus puntos en Infonavit no le alcanzaban ni con mucho para hacerse de un lugar donde vivir.

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“Tengo puntos, pero no me alcanza para una casa más o menos grande, aceptable, y se ha visto que las casas entre más chicas, más caras. Donde quiera que vayas están igual de chiquitas”, dice.

Con eso de que los precios de las viviendas se han encarecido un 60 por ciento en los últimos tres años, y de que muchos obreros como Édgar tienen bajas cotizaciones en el Infonavit, pues no le ajusta su crédito ni siquiera para la vivienda más barata, que es de 350 mil pesos.

Édgar apenas gana 10 mil 800 pesos al mes y, para comprar una vivienda de 600 mil pesos, necesitaría un salario de al menos 23 mil pesos, más del doble; ni pensarlo. Édgar y su familia tuvieron que conformarse con rentar una casa de unas pocas piezas en una privada de la colonia Guayulera, por la que paga tres mil pesos cada mes, suma que representa casi el 30 por ciento de su sueldo mensual.

En los seis años que duró el mandato del presidente López Obrador, Édgar tampoco logró adquirir otros satisfactores, como el automóvil que tanta falta le hace a la familia para trasladarse. Cada vez que salen, sin ir más lejos, al centro de Saltillo, tienen que desembolsar 80 pesos de ida y 80 pesos de regreso en taxi a su apartamento mínimo. Qué esperanzas de comprar un automóvil, tomando en cuenta que solo en 2022 se registró el mayor incremento en el precio promedio de un auto nuevo en México en la última década, con una tasa de 16.2%, mientras que el precio promedio se ubicaba ese año en aproximadamente 464 mil pesos.

REPARA AUTOS... PERO NO PUEDE COMPRAR UNO

¿De dónde iba a sacar Édgar para tanto, él que trabaja reparando transmisiones de automóvil y no puede estrenar uno? La mayor parte de lo que gana, dos mil 800 semanales, trabajando turnos de 12 horas de lunes a jueves en la planta automotriz, se le va en comida y en la compra de la despensa. Por eso es que en los dos años que lleva viviendo en unión libre con su pareja no ha podido comprar siquiera muebles. “Y como el niño ya está grande, come como un adulto. Nos falta sala y comedor”.

Seguro que Édgar está entre la población asalariada que este año gastará hasta el 40 por ciento de su ingreso tan solo en comprar la canasta básica. Édgar tiene la preparatoria trunca; desertó, platica, a unos meses de terminar el último año de su carrera de mecatrónica en el CBTIS 97, todo porque en ese tiempo a sus padres los despidieron y él, como muchos otros jóvenes, debió abandonar la escuela.

Son cerca de las 2:00 de la tarde del domingo 2 de junio y Édgar, que ha venido de visita a casa de su suegra en la colonia Las Margaritas, otro sector marginado del poniente, dice que aún no ha ido a votar. Nunca en su vida ha votado, pero esta vez chance y se anime, rectifica.

Tiene la esperanza de que con la nueva presidenta las cosas cambien y él pueda realizar su sueño de comprar su casa, una casa grande, espaciosa, aceptable. “Votaría por Morena, me gusta lo que ha hecho (López Obrador), ayuda más a la gente, es del pueblo, como quien dice”.