Asesoramiento para el segundo tiempo en la vida de un deportista
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Muchos saludos, mis mejores deseos y mi agradecimiento por acompañarme durante “0”” en estos artículos, que escribo con pasión y entusiasmo, con el deseo de construir y fortalecer el deporte de nuestro hermoso país.
Después de leer los libros del maestro Enrique Portnoy sobre el Segundo Tiempo, ejemplificando la vida activa de los deportistas profesionales —llámense futbolistas, tenistas, boxeadores, o la disciplina que ustedes prefieran—, pude confirmar que si los deportistas son bien asesorados, pueden tener un Segundo Tiempo de su vida lleno de oportunidades, de consolidación del aprendizaje que esta actividad enseña durante entrenamientos, sacrificios y disciplina en la carrera del atleta.
Conociendo de cerca a muchos deportistas de alto rendimiento, nacionales y extranjeros —todos ellos con un currículum deportivo impresionante—, he podido confirmar que los atletas, por más triunfadores que hayan sido, si no están preparados y asesorados para el Segundo Tiempo de su vida, no podrán con el paquete, terminando de regular a mal, sin avanzar, sin dejar atrás sus momentos de gloria, sin aceptar que ya están retirados, que otros deportistas ahora han tomado su lugar, que sus mejores momentos y triunfos son recordados con menos interés y que las luminarias solamente alumbran a los deportistas triunfadores del momento.
Existen padres y entrenadores que —incluso— se convierten en sus agentes, destruyendo la carrera de sus hijos y alumnos, porque creen que tienen la razón en todo, deteriorando —de sobremanera y sin querer— la carrera de sus deportistas, hasta que empiezan los rechazos de sus consejos y los resultados comienzan a ser negativos.
Los atletas no están preparados para trabajar con padres y entrenadores voraces, ni con medios de comunicación y periodistas críticos, ni con federativos y directivos limitados o incapaces, quienes perjudican al deporte, y es por eso que necesitan asesoramiento profesional.
No olvidemos que los deportistas son ejemplo para la juventud. Algunos de ellos podrán triunfar en sus respectivas disciplinas, pero si no se preparan profesionalmente para el Segundo Tiempo de su vida, vendrán graves problemas y, —por último— los atletas que viven del recuerdo y están mal asesorados, tienen un Segundo Tiempo de pesadilla.