Ser pelotero profesional, de sueño a pesadilla
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Jugadores de Ligas Menores que buscan una oportunidad en la Gran carpa tienen problemas financieros y muchas veces no tienen ni para comer
PHOENIX.- Jeremy Wolf estaba encantado de ser un jugador de beisbol profesional. Su equipo eran los Mets de Nueva York, y fue un sueño hecho realidad cuando ellos lo seleccionaron en el 2016.
Pero la realidad fue mucho más dura. Cuando jugaba se sentía de lo mejor, pero la ansiedad le atormentaba entre los partidos. El pago de su magro bono de contrato no se haría efectivo sino hasta después de concluída su primera temporada, y entretanto necesitaba dinero para la renta, zapatillas, bates, carro, comida y más, imposible de cubrir con un sueldo de apenas 1.100 dólares al mes. Eventualmente se lastimó la espalda, fue despedido 16 meses después de haber sido contratado y dejó el beisbol con una deuda de tarjeta de crédito de unos 2.000 dólares.
“Es fenomenal jugar beisbol en las ligas menores, es un honor y un privilegio. Pero no se come con el privilegio”, comentó.
Wolf, junto con otros, están tratando de hacer algo al respecto.Las Grandes Ligas generan miles de millones de dólares cada temporada, pero muchos jugadores en las menores duermen en colchones en el piso, no tienen dinero para comer y compran equipos de segunda mano, ganando a veces sólo 3,300 dólares por temporada. La desigualdad en el sistema de pagos de los peloteros ha llevado a algunas empresas privadas a invertir en jugadores a cambio de una porción de futuras ganancias, y una incluso está organizando inversiones directas en jugadores de la MLB y de la NFL. Entretanto, Wolf está ayudando a jugadores de las menores a recaudar fondos por internet para que los fanáticos ayuden a pagar por comida, renta, zapatos y otros enseres.
Los jugadores de las menores, en sus escalafones inferiores, ganan siquiera 1.100 dólares al mes a pesar de que pasan entre 50 y 70 horas en el terreno cada semana. Una demanda que le exigía a MLB pagar horas extra y un salario mínimo quedó frustrada cuando el Congreso aprobó el año pasado una ley que exentó a las menores de las protecciones laborales sobre salario mínimo.
La MLB también presiona a la legislatura de Arizona para que exceptúe a los jugadores de las menores de las leyes sobre el salario mínimo, lo que afectaría a cientos de jugadores que no reciben paga en entrenamientos primaverales.
Los Azulejos decidieron el mes pasado aumentarle el salario a los jugadores de las menores en 50 por ciento, un caso excepcional entre las 30 franquicias.
Para otros jugadores, cubrir las necesidades es un serio desafío. La mayoría recibe un bono inicial de unos cuantos miles de dólares y reciben un salario regular sólo durante la temporada que puede ser de entre tres o cinco meses, dependiendo de la liga.
Los gastos de cada jugador dependen de la organización para la que juegan, pero por lo general tienen que comprarse su propio utilería, por lo menos una comida diaria y tienen que pagar las propinas en sus camerinos. Encontrar vivienda es difícil, especialmente en esta temporada del año. El jueves es el primer día de partidos en las menores, por lo que muchos de ellos tienen que esforzarse para encontrar residencia. Es una ardua tarea, especialmente porque los equipos no les han enviado un cheque desde septiembre.
Wolf fundó una organización llamada “More Than Baseball” (Más que el beisbol) para ayudar en ese ámbito. El grupo recauda fondos vía internet —ha conseguido más de 2 mil dólares hasta ahora esta primavera— para ayudar en la compra de alimentos, en el pago de renta y otras necesidades. Relaciona, jugadores con propietarios de viviendas y con compañías de equipos deportivos, les encuentra trabajos y pasantías para después de la temporada, les encuentra familias anfitrionas y les proporciona asesoría profesional para cuando se retiren del deporte.
“En cierta manera lo que estamos haciendo es aliviando el estrés, y al aliviar el estrés, permitirmos que los jóvenes en las menores puedan disfrutar del deporte”, dijo Wolf.
Miembros de otras profesiones están aportando ayuda también, a veces ofreciéndose como inversionistas. Algunas empresas, como Big League Advance, ofrecen pagar los gastos de algunos jugadores ahora, a cambio de llevarse un porcentaje de sus ganancias si pasan a las mayores.
Otra opción es Pando Pooling, una compañía privada que permite a los jugadores combinar sus ganancias futuras, incrementando la posibilidad de un impulso financiero en una carrera donde muchos jugadores no llegan a ver contratos millonarios. Por ejemplo, cinco jugadores de las menores podrían juntarse para combinar esfuerzos. Si cuatro de ellos no resulta seleccionado, ya sea por pobre desempeño o por lesión pero uno se convierte en estrella y gana cientos de millones de dólares, los demás se reparten parte del dinero.
“Queremos que los jugadores se sientan bien con su decisión de ser peloteros y y que se sientan respaldados en sus finanzas”, expresó el co-fundador Charlie Olson.
En Méxiico no cambia mucho la historia, pues aunque los peloteros que integran el róster de un equipo reciben un sueldo, muchos de los jóvenes que buscan una oportunidad sufren para mantenerse y son sus familiares quienes muchas veces los siguen manteniendo.
Incluso hay algunos equipos que tienen problemas financieros y sus estrellas buscan cambios a otras franquicias.