Rusia sigue vetada de los JO por escándalos de dopaje
La IAAF mantiene veto. Solo el COI, en su cumbre del martes próximo, puede abrir la puerta de Rio al atletismo ruso
Madrid.- En Viena, la ciudad de los tratados y los convenios de la guerra fría, cruce de caminos en la frontera del viejo telón de acero, la federación internacional de atletismo (IAAF) decidió por mayoría mantener el veto a Rusia, que no podrá enviar a sus atletas a competir ni en la Campeonato de Europa, en Amsterdam, en julio, ni, sobre todo, en los Juegos Olímpicos de Río, en agosto. Es la primera vez en la historia del movimiento olímpico que una de las grandes federaciones prohíbe a una de sus más grandes potencias participar en el más grande evento deportivo por razones de dopaje.
Solo una insólita cumbre olímpica, convocada de urgencia para el martes en Lausana por Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) podrá permitir a algunas de las grandes figuras del atletismo mundial --el vallista Serguéi Shubenkov, las saltadoras Anna Chicherova y Mariya Kuchina o la pertiguista Yelena Isinbayeva— seguir escribiendo, o comenzar a hacerlo, su leyenda olímpica.
El motivo explícito de la convocatoria de los vicepresidentes del COI y varios presidentes federativos, debatir sobre el difícil dilema entre responsabilidad individual y colectiva, señala el camino a la solución que podría desbloquear el problema y que pasaría por permitir participar a una selección de atletas rusos juzgados limpios, pero a título individual, no como selección.
Según el organismo presidido por Sebastian Coe, Rusia no ha cumplido las 44 condiciones de readmisión impuestas en noviembre pasado, pocos días después de que el 13 decidiera su exclusión de todas las competiciones internacionales como castigo por las graves y múltiples infracciones a la normativa detalladas en un informe de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
En la decisión de Coe, un presidente cuestionado por sus lazos con la corrupción representada por su antecesor Lamine Diack, y su consejo ha influido más el resumen desalentador de sus actividades en Rusia presentado a la AMA el miércoles por la agencia antidopaje británica (UKAD) que la relación de los avances detallada por las autoridades rusas.
Según la UKAD, que asumió en febrero las tareas de control y análisis antidopaje que hasta entonces efectuaba la suspendida agencia rusa, las condiciones para su trabajo fueron imposibles los últimos meses. De los 1.191 controles fuera de competición que intentaron de febrero a mayo los ingleses, solo pudieron completar 455; más de 100 de los que no lograron hacer se debieron a que los deportistas buscados no estaban donde habían prometido que iban a estar. Más del 10% de los 455 controles (52) dieron lugar a positivos, la mayoría (59) por meldonium.
Los ingleses detallan muchas más irregularidades. Muchos deportistas fijaban como su lugar de residencia bases militares en las que no permitían entrar a los inspectores antidopaje, lo que no es novedad, dado que muchos de los centros de alto rendimiento rusos, como el caucásico de Kislovodsk, están ubicados en llamadas ciudades militares, cuyos accesos controla el Ejército.
Las autoridades deportivas rusas que en noviembre, como parte del compromiso con la IAAF y la AMA, ocuparon los puestos directivos, habían efectuado la víspera un resumen de sus avances mucho más alentador, citando más de 100 atletas sancionados y varios técnicos, incluido el más señalado, el director del centro de marcha en Saransk, Victor Chegin.
La vía que seguramente propondrá el COI el próximo martes sería una salida menos traumática que la exclusión absoluta para un país al que se ha exigido borrar en seis meses una práctica de dopaje de Estado iniciada hace 50 años, una exigencia tan difícil de cumplir como, según muchos expertos mundiales las que la troika del Fondo Monetario Internacional exigió a Grecia y su economía.