Compraventa de Gigante: el negocio del año
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Basta con entrar a la espaciosa e iluminada oficina y saludar a Ricardo Martín Bringas para darse cuenta de que uno está frente a un tipo satisfecho. Y no es para menos.
A escasos 10 días de que la comisión antimonopolios autorizara una de las transacciones más importantes en el comercio minorista de México, el director y copropietario de Organización Soriana trasluce ese cansancio alegre que da el haber cerrado un negocio por el que él, su equipo y los accionistas de la compañía suspiraron durante mucho tiempo.
Y no es que el crecimiento de Soriana estuviera mal. De hecho, despertaba admiración y recelo debido a que iba de la mano de un modelo de desarrollo orgánico -sin adquisiciones de otras cadenas- que además le daba la espalda al apalancamiento -no tuvo deudas durante más de tres lustros-, pero al que le faltaba hacerse sentir con más fuerza en las plazas del Sur y en la más importante en términos de población y gasto de los compradores: el DF, en el que Soriana sólo tenía una tienda, abierta el 27 de octubre pasado.
Los generales de esta versión retrail de la División del Norte tenían la impresión de que tomaría mucho más tiempo y desvelos embestir con suficientes baterías la plaza capitalina donde se pertrechaban todos los rivales de presencia nacional: Wal-Mart, Comercial Mexicana, Gigante, Chedraui (competidor que dejó de ser regional cuando se hizo de la malograda Carrefour, en 2005), los clubes de precio Costco y una multitud de tiendas de conveniencia como Oxxo y 7-Eleven.
Por eso Soriana se jugaba mucho cuando iniciaron los rumores de que la familia Losada calculaba, de una vez por todas, empezar a salir poco a poco del giro minorista y vender sus tiendas Gigante, para concentrarse en las menos turbulentas aguas del comercio especializado, los restaurantes y los bienes raíces.
Los propietarios de Gigante se quedarían, acaso, con las cadenas Office Depot, la de electrónicos Radio Shack y los restaurantes Tok's, y rentarían a quien ofreciera las mejores condiciones sus tiendas y supermercados, incluidos empleados, colaboradores y todo lo que hubiera dentro -sistemas, equipo operativo- además de 12 centros de distribución.
Ricardo Martín no podía darse el lujo de desperdiciar esta oportunidad. Según reveló a PODER, sus conversaciones con el presidente y director general de Gigante, Angel Losada Moreno, tenían al menos cinco años de celebrarse y habían girado en torno a un par de alternativas: asociación o compra. Deshojaban la margarita. Y si bien no era la única adquisición que Soriana tenía en el horizonte, sí era la que ofrecía la plataforma óptima para crecer de forma acelerada y con grandes posibilidades de enfrentar al mandón del comercio minorista en México y el mundo, Wal-Mart, con casi medio millar de tiendas en el país en sus múltiples formatos.
A la puja por los 206 establecimientos (199 en México: Gigante, Bodega Gigante y Súper G, además de siete tiendas en Los Angeles, California) entraron los tiradores obvios, es decir, las cadenas de autoservicio nacionales incluida Wal-Mart, más un par de grupos chilenos, Falabella y Cencosud. Llegó a barajarse, incluso, que estaba interesado un fondo de capital de riesgo, Advent.
Quizá obró a favor de Ricardo Martín su cercanía con Angel Losada a raíz de la asociación estratégica llamada Sinergia, con la que en 2003 Soriana, Gigante y Comercial Mexicana unieron sus fuerzas para comprar y distribuir conjuntamente insumos y mercancía. O tal vez, simplemente, los norteños de Soriana ofrecieron más dinero.
El hecho es que el 6 de diciembre pasado se anunció a la Bolsa Mexicana de Valores que por mil 350 millones de dólares (más 350 millones por gracia de los inventarios que dejaba Gigante) las familias Martín y Losada podían descorchar la champaña. Habían cerrado el trato.
Y claro, ese mismo día se cernían sombras de preocupación entre los competidores de la nueva Soriana relouded, que de golpe y porrazo cambiaba, con sus 423 tiendas, la repartición del pastel del comercio en México, pisándole los talones a Wal-Mart (490 tiendas), y dejando muy atrás a Comercial Mexicana (176) y Chedraui (96 establecimientos).
Una nueva época inicia para esta empresa cuyo domicilio fiscal está en Torreón, Coahuila, lugar de sus fundadores, donde en 1968 naciera su primer supermercado, y que en la actualidad tiene su cuartel general en Las Brisas, Monterrey. Desde aquí Organización Soriana se desarrolla y se dispersa, ahora sí, por todo el país.
Buena compra, pero...
En los últimos días de 2007 fueron apareciendo en el medio bursátil nuevos análisis -diferentes a los que surgieron apenas se conoció la operación, muy aprobatorios- sobre la compra de las tiendas Gigante. Algunos de éstos tendieron a ser cada vez más escépticos respecto de las bondades de dicha adquisición. Tal es el caso de Banamex Accival, que señaló pros y contras de la compra.
Como aspectos positivos, la influyente casa de bolsa observó que el ingreso de Soriana a la Ciudad de México era "el mayor plus" del anuncio; que el traslape (cercanía o redundancia) en tiendas era limitado y que las sucursales de Gigante adquiridas representaban 199 puntos de venta más para su recién iniciado negocio financiero, destacando, sobre todo, la oportunidad que se abría en diversas zonas del Valle de México.
Sin embargo, entre lo negativo de la adquisición, Banamex señaló que el precio pagado no era barato -cosa no compartida por los financieros de Soriana y el propio Martín Bringas-, por lo que había escaso margen para errores.
Argüía que Soriana es poco conocida en la Ciudad de México y que Gigante no tiene la mejor imagen (aunque ha mejorado recientemente); que el enfoque de Soriana hacia "puntos" es infrecuente en esta zona (en referencia a la promoción de la llamada "Tarjeta de A Precio", donde ciertos artículos regalan puntos con los que se compran otros productos), lo cual puede representar una desventaja inicial frente al enfoque de "Precios bajos siempre" de Wal-Mart; que la contracción del crecimiento orgánico frenaba interesantes proyectos, en particular el ingreso a ciudades pequeñas y medias -que aparentemente ha sido muy rentable para Soriana y Wal-Mart-, y que había grandes retos en cuanto a la fusión, sobre todo en procesos informáticos y logística, que podrían generar presión superior en márgenes a lo anticipado.
A continuación, momentos de la entrevista con Ricardo Martín Bringas.
-¿Por qué desde hace cinco años platicaba con el señor Angel Losada sobre las alternativas de compra o intercambio accionario?
-"Siempre había habido interés de Soriana en el mediano y largo plazo de empezar a crecer vía adquisiciones, porque creímos que el crecimiento orgánico iba a ser mucho más lento. En cinco años podíamos crecer perfectamente, con esfuerzos y todo, pero la parte inmobiliaria era el problema. Quizá abriríamos 15 ó 20 tiendas al año".
-Que Gigante rente y no venda las tiendas entonces tiene lógica, dada esa complejidad
-"Tiene lógica desde el punto de vista patrimonial de la familia Losada. Siento que la decisión que tomaron es excelente, es una opción de negocios muy atractiva para ellos, porque estaban en un nicho muy competido, complejo, con mucha tendencia a consolidarse, como es el autoservicio, el retail, y se anticiparon un poquito a ese problema. Con la salida de ellos y con su entrada al negocio inmobiliario, consolidaron muy bien su gama de negocios, se fueron a inmuebles, hotelería, restaurantería. Y en el tema de la renta o compra, nosotros teníamos que estar abiertos a todas las posibilidades. No es fácil que se presente la oportunidad de poder adquirir una cadena".
-Hay quien dice que compraron caro, otros que fue una excelente compra. Revisando múltiplos, ¿cuál es su opinión?
-"No he escuchado comentarios negativos de los analistas, que hayamos comprado caro. Creo que fue una compra justa para las dos partes. Como dicen los economistas, fue una operación aditiva, no dilutiva. Con las proyecciones y sinergias de Gigante, el precio de las acciones se incrementa. Si hubiéramos comprado caro se reflejaría en la acción (pero ésta) trepó inmediatamente. Anda en 28 pesos".
-¿Se tienen que preocupar los actuales empleados de Gigante por la compra?
-"No, para nada. Al contrario, traemos ya con 80 por ciento de los empleados firmado el contrato. Y eso que hablo que llevamos un proceso que fue autorizado hace 10 días, ¿eh? La gente está muy entusiasmada porque hemos sido muy claros con ellos".
-Si no hubieran comprado las tiendas Gigante, ¿qué habría pasado con Soriana?
-"No habríamos podido dar los crecimientos que puede dar el grupo.
Nuestro plan de crecimiento al 2010 era llegar a 400 tiendas, pero ahora eso lo superamos dos años antes. Ahora tenemos más tiendas de lo que habíamos pronosticado. En 2010 tendremos una capacidad de crecimiento muy importante, porque en ese año ya estaremos preparados para la adquisición de terrenos, Ahora sí, el sistema del bien raíz no será tan complejo".
-Ustedes acudieron al préstamo bancario para comprar Gigante. Eso sorprendió un poco, pensaba que ustedes podían tener ese dinero en caja
- "No, tanta lana no. Pagamos mil 350 (millones de dólares) por la operación. Es un platal. Sí, nos estamos apalancando".
-Sacrificarán a los proveedores que tenía Gigante?
-"La idea es no sacrificar proveedores, pues no queremos sacrificar clientes. Si sacamos algún proveedor, algún cliente lo resentirá en el arranque de esta transición".