La primera mujer chofer en Saltillo
María Teresa Martínez Sifuentes sorprendió a Saltillo cuando tomó el volante de un transporte público. Así lo dice una nota publicada por Vanguardia el 18 de julio de 1977. En el texto se le reconoce como quien sería la primera mujer chofer de la ciudad.
En ese tiempo el cliché social indicaba que los conductores de transporte público debían ser hombres. ¿Hoy qué tan alejados estamos de esa idea? ¿Todavía se nos hace raro ver a una mujer como chofer? ¿Qué tan común es?
Según datos del Instituto Municipal del Transporte, actualmente hay 108 mujeres choferes con tarjetón vigente en modalidad de taxi y solo dos en Transporte Urbano.
Sin embargo, el tarjetón con vigencia de un año no garantiza que las 110 mujeres estén activas en calle. Entonces, hoy en día encontrar a una mujer chofer en Saltillo, ciudad con 879 mil 958 habitantes, sigue siendo una especie de suerte.
En el caso de María Teresa, en la década de los 70 ‘s, hasta hubo quienes pensaron haberse confundido de automóvil al abordar el transporte. Pero no había error, la joven de 23 años llevaba un mes manejando la unidad con el número uno.
No se trataba de un taxi Tsuru color amarillo con negro como los de hoy. El vehículo del que María era propietaria se trataba más bien de un minibus, también conocido como combi. Esas vagonetas de la marca Volkswagen a las que podía caberles, bien acomodados, hasta unos 12 pasajeros.
Al tratarse de una combi de uso público, María tenía un turno matutino que respetar y una ruta que seguir. Laboraba de 5:30 de la mañana a 2:00 de la tarde.
El circuito iniciaba y terminaba en bulevar Francisco Coss, pasando por calles como Pedro Aranda, Miguel Hidalgo y Francisco Urdiñola. En cada recorrido María tardaba cerca de 21 minutos, de los cuales cinco de ellos esperaba pasaje frente a la estación camionera.
Por eso la unidad de la joven se llamaba “Lourdes”, como la colonia por la que transitaba, una de las últimas al sur de Saltillo en los 70’s y en la que hasta hoy se ubica la central de autobuses.
Sin miedo ni preocupaciones
Durante la entrevista que Vanguardia le hizo a María hace 44 años, ella presumió de la buena organización del transporte público en la capital coahuilense. Explicó que los tiempos estaban perfectamente calculados, y que si una combi tenía pasaje lleno, la que venía atrás recogía a las personas.
La cuota era de tres pesos. Al pagar, tanto el chofer como los pasajeros quedaban cubiertos por un seguro en caso de accidente.
Aunque los percances no eran algo que le preocupara a María: “No, no es peligroso. Todo consiente en manejar con precaución y hacer buen tiempo. Hasta ahora no he chocado ni me han chocado”, comentó.
Y sobre la posibilidad de sufrir algún asalto o robo, María tampoco tenía miedo. En aquel año, los periódicos publicaban notas sobre percances vehiculares menores, algunos atropellados y accidentes domésticos, pero rara vez se contó la historia de un asalto en el transporte.
La seguridad fue una de las razones por las que María tuvo el apoyo de su papá y de su novio cuando se le ocurrió la idea de ser chofer. Y aunque sabía poco de mecánica, el saber cambiar un neumático también le daba cierta tranquilidad.
La verdadera vocación
Si bien María disfrutaba de su primer mes como chofer, este no era un trabajo al que pensara dedicarse por muchos años.
A pesar del buen trato que le dieron sus compañeros y la ciudadanía, incluso ante las felicitaciones que recibió de algunos pasajeros, en realidad ella quería ser maestra.
En verano de 1977 acabó la preparatoria y en septiembre de ese mismo año buscaría ingresar a la Escuela Normal Superior del Estado de Coahuila. Por un tiempo había sido profesora interina, pero ahora quería darle formalidad a sus estudios profesionales.
Aunque su prioridad era la universidad, no descartó la posibilidad de que los horarios le permitieran estudiar y ser chofer. Incluso llegó a comentar, que una vez casada, le gustaría contar con el apoyo de su esposo para ser conductora de transporte público.
Pero de la historia de María Teresa no se sabe mucho más. Cuánto tiempo se quedó como chofer, si se graduó o no como maestra, o si finalmente tuvo planes de boda con su novio de ese tiempo.
Lo que se puede afirmar, es que fue una revolucionaria de su época. Quizá ahora, con su historia, vuelva a inquietar a las mujeres y las impulse a romper los clichés.