Fallece Stephen Sondheim, el rey de los musicales
COMPARTIR
TEMAS
CONNECTICUT, EU.- Broadway dice adiós a uno de sus mayores genios. El compositor y letrista Stephen Sondheim falleció ayer por la mañana a los 91 años en su casa de Roxbury, Connecticut, según han informado fuentes cercanas a la familia a The New York Times. La causa del repentino fallecimiento no ha trascendido, pero sí lo último que hizo Sondheim: celebrar la noche anterior con amigos la cena de Acción de Gracias.
Hombre de un gran talento musical y literario, firmó, a lo largo de una carrera que abarcó más de sesenta años y comenzó cuando tenía 27 con West Side Story, algunas de las páginas más memorables del teatro de la segunda mitad del siglo XX. Heredero de la extraordinaria tradición de letristas estadounidenses, campeones de la inteligencia y la frase corta como Irving Berlin, Cole Porter o los hermanos Gerswhin, su trabajo contribuyó a dotar al musical de una nueva estatura intelectual. Entre sus creaciones más conocidas se cuentan Company (1970), Follies (1971) o Sweeney Todd (1979).
Su 90 cumpleaños, el 22 de marzo de 2020, tenía que haber sido una gozosa celebración de su talento. Pero el coronavirus también se llevó eso por delante. La fiesta acabó organizándose, y se emitió en directo el 26 de abril con todos los participantes reunidos virtualmente gracias a un invento tecnológico recién descubierto por la mayoría y llamado Zoom. A Sondheim le quedó al menos el consuelo de protagonizar uno de los acontecimientos culturales más memorables de aquellos primeros meses de ansiedad y confinamiento.
Musicalmente, fue también más lejos que sus contemporáneos. Jugaba con los compases, los ritmos y la longitud de los versos. Tal vez fuera consecuencia de su pasión por los puzles y los pasatiempos, una afición que plasmó en una serie de crípticos crucigramas que compuso a finales de los sesenta para la revista New York. Concebía las canciones como parte de un continuo, que solo adquirían sentido cuando estaban en el lugar y con la voz que Sondheim les había otorgado. Por eso, muy pocas de sus creaciones consiguieron tener una vida independiente, recicladas como piezas del repertorio jazzístico o como éxitos pop, fortuna de la que sí gozaron otros compositores más comerciales, como Andrew Lloyd Weber.