Kamala Harris responde con evasivas en su entrevista en MSNBC
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En su primera entrevista individual en televisión por cable desde que se convirtió en candidata, la vicepresidenta esquivó las preguntas directas y se mantuvo firme en su mensaje general
Por Reid J. Epstein
Cuando la vicepresidenta Kamala Harris desgrana los detalles de su programa, ha preferido las líneas generales a los documentos políticos detallados. Solo recientemente ha empezado a conceder entrevistas, en las que ha dado pocos detalles sobre cómo sería su presidencia.
Ese cuidadoso enfoque no cambió mucho durante una entrevista de 25 minutos con Stephanie Ruhle, de MSNBC, que se emitió el miércoles por la noche. Fue la primera entrevista individual de Harris en la televisión por cable desde que se convirtió en la candidata demócrata.
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En su conversación con una entrevistadora amistosa, la vicepresidenta volvió a presentarse como defensora de la clase media y repitió muchos de los temas de su discurso económico a favor de las empresas. Evitó en gran medida las preguntas directas sobre cómo gobernaría y por qué algunos votantes siguen encariñados con la gestión económica del expresidente Donald Trump.
He aquí tres conclusiones de la entrevista de Harris.
Harris respondió con rodeos a preguntas abiertas
La primera pregunta de Ruhle fue sobre cómo Harris podría responder a las personas que escuchan sus propuestas y dicen: “estas políticas no son para mí”. La segunda pregunta de la presentadora de MSNBC se refería a por qué los votantes tienden a decir a los encuestadores que Trump está mejor preparado para gestionar la economía.
Harris respondió a esas preguntas bastante básicas y predecibles con contestaciones indirectas que no proporcionaron una respuesta sustantiva.
En lugar de ofrecer una explicación de por qué Trump sale mejor parado en las encuestas sobre economía —una cuestión que ha irritado a los demócratas, ya que el presidente Biden ha liderado una mejora constante de la economía—, Harris arremetió contra el historial de Trump. Lo culpó de la pérdida de puestos de trabajo en el sector manufacturero y automovilístico y dijo que sus propuestas arancelarias servirían como un impuesto sobre las ventas añadido a los consumidores estadounidenses.
No dijo nada acerca de por qué los votantes piensan que Trump y los republicanos serían mejores en la economía.
Pero sí dijo que sus políticas son para todos.
“Si tú eres trabajador, si tú tienes los sueños y las ambiciones y las aspiraciones de lo que creo que haces, estás en mi plan”, dijo Harris.
Evadió un escenario muy posible: ¿y si los demócratas pierden el Senado?
Harris ha promovido con entusiasmo los grandes temas de su programa. Una reducción de impuestos para la clase media, subidas de impuestos para los ricos y las grandes empresas, y más dinero para la atención infantil y los sistemas de salud.
Ruhle sacó a relucir el elefante en la habitación: ¿cómo podría hacerse todo esto sin que los demócratas controlen el Senado?
Esta es una pregunta clave que pende sobre la campaña de Harris, ya que los demócratas temen cada vez más que el senador Jon Tester de Montana se encuentre en una situación política peligrosa. Si pierde su intento de reelección, los demócratas tendrían que arrebatar al menos un escaño a los republicanos en el Senado para mantener el control de la cámara, una perspectiva poco probable dado el desalentador mapa de este año para el partido.
Harris eludió la pregunta de Ruhle sobre dónde encontrarían los demócratas el dinero para tales propuestas sin abordar las perspectivas de su partido en el Senado.
“Pero vamos a tener que subir los impuestos corporativos”, dijo. “Vamos a tener que asegurarnos de que las grandes empresas y los multimillonarios paguen lo que les corresponde. De eso se trata. Se trata de que paguen su parte justa. No me enfado con nadie por alcanzar el éxito, pero todos deben pagar su parte justa”.
Si Harris gana la Casa Blanca, es posible que el año que viene se enfrente a los escépticos republicanos del Senado con este argumento.
Todavía no se ha producido una entrevista contundente con Harris
Desde que Harris empezó a conceder más entrevistas en los últimos días, su estrategia mediática ha sido sentarse con interrogadores amistosos que no se inclinan a hacer preguntas terriblemente espinosas ni a presionarla cuando sus respuestas son evasivas.
Nada de eso cambió durante su entrevista con Ruhle ante su audiencia en MSNBC, el canal de cable liberal cuyos espectadores favorecen abrumadoramente a los candidatos demócratas.
No está muy claro qué ganó Harris, aparte de dar a sus asesores de campaña la posibilidad de decir que mantuvo una entrevista individual por televisión por cable.
Que la vicepresidenta hablara con Ruhle fue más o menos lo mismo que si Trump mantuviera una de sus habituales charlas con Sean Hannity, de Fox News.
La semana pasada, Ruhle mostró abiertamente su preferencia por Harris frente a Trump durante una aparición en el programa de Bill Maher en HBO. Y cuando entrevistó a Biden en mayo de 2023, Ruhle no lo presionó tras sus respuestas titubeantes y lo elogió durante los 14 minutos que duró el intercambio.
Lo mismo ocurrió con Harris. Ruhle se unió a Harris para atacar a Trump (“su plan no es serio, cuando lo expones así”) y evitó plantear preguntas delicadas sobre las posiciones que Harris apoyó durante su campaña presidencial de 2020 o sobre lo que ella sabía, si es que sabía algo, sobre el estado físico o la agudeza mental de Biden a medida que su propia campaña se deterioraba.
Tal vez por eso Harris aceptó la entrevista en primer lugar.
c. 2024 The New York Times Company