Trump y América Latina, ¿Y ahora qué?

Internacional
/ 11 noviembre 2016

Cuando el ahora presidente electo asuma en enero las riendas de la primera potencia mundial, empezará a tomar decisiones que pueden afectar a América Latina.

Dentro del Partido Republicano sostienen que el Trump presidente será distinto al Trump candidato. Pero por ahora qué hará Trump como presidente es una incógnita"...

En la madrugada del miércoles se cumplió el temor de varios Gobiernos de América Latina, ese que públicamente no mencionaba ni México pero que en privado expresaban altos funcionarios de distintos países de la región.

Donald Trump, hombre imprevisible que ha insultado a los inmigrantes mexicanos, que promete un giro económico proteccionista y que hasta ahora se ha mantenido al margen de las convenciones diplomáticas, será el presidente de Estados Unidos con el que tengan que verse las caras los mandatarios latinoamericanos en los próximos cuatro años.

"En el mejor de los escenarios, será una relación muy distante y fría", anticipa Juan Carlos Hidalgo, analista del Instituto Cato.

Cuando el ahora presidente electo asuma en enero las riendas de la primera potencia mundial, empezará a tomar decisiones que pueden afectar a América Latina. Prometió un muro en la frontera con México para impedir la entrada de inmigración ilegal, aseguró que expulsará a los más de 11 millones de sin papeles -en su mayoría hispanos- que hay en el país, avanzó una guerra comercial con México y dijo que revocará el acercamiento a Cuba que ha llevado a cabo Barack Obama.

"Dentro del Partido Republicano sostienen que el Trump presidente será distinto al Trump candidato. Pero por ahora qué hará Trump como presidente es una incógnita", apunta a dpa Michael Shifter, presidente del instituto de análisis Inter-American Dialogue.

Durante su visita a Washington, Trump fijó este jueves la seguridad fronteriza como una de sus tres prioridades, junto a la economía y la reforma sanitaria. "Tenemos la mirada puesta en inmigración, donde vamos a prestar atención a las fronteras, muy importante", dijo. Y cuando Trump habla de inmigración, hay que pensar en México.

El muro y la deportación de los indocumentados no es sin embargo el único quebradero de cabeza para el país vecino, que manda a Estados Unidos el 80 por ciento de sus exportaciones. Trump ha anunciado una etapa proteccionista. Amenaza con renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y elevar los aranceles a los productos mexicanos. Muchos empleos pueden verse afectados.

Enrique Peña de Nieto, de momento, mantiene la calma: "Se abre un nuevo capítulo en la relación entre México y Estados Unidos, que implicará un cambio, un reto, pero, también hay que decirlo, una gran oportunidad", dijo el presidente mexicano. Él y Trump prevén reunirse próximamente, preferentemente antes de la toma de posesión.

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"Aún si Trump no construye muros o le impone aranceles a México, su imagen altamente negativa alrededor del mundo hará inviables los viajes del presidente de Estados Unidos a la región o que los líderes latinoamericanos busquen visitar Washington y salir en fotos con él", apunta a dpa Hidalgo.

Su retórica antiinmigrante y antilatina hace ya de él un presidente impopular en el sur. Pero más allá de México, es difícil saber cuáles serán sus políticas hacia la región. Mucho dependerá, dice Shifter, de quiénes ocupen los cargos clave de su administración.

En el caso de Cuba, aseguró que dará marcha atrás en la apertura. "Revertiré las órdenes ejecutivas y concesiones a Cuba de Obama hasta que las libertades sean restauradas", dijo en campaña. Pero no aclaró si llegará a romper lazos diplomáticos, y ya cambió de opinión anteriormente en el tema: antes de amenazar con revertir la política de deshielo, la defendió: "50 años son suficientes", manifestó.

En Venezuela, tres temas centran la atención del Gobierno de Nicolás Maduro: la normalización de relaciones con Washington con la designación de embajadores, el decreto presidencial de Obama que aplicó sanciones a funcionarios acusados de violar derechos humanos y la intención de Trump de propiciar la producción de crudos de esquistos por el método de fracking, que aumentaría la oferta de petróleo en Estados Unidos y debilitaría más los precios.

Mientras en Washington se prepara el traspaso de poder, los Gobiernos latinoamericanos se alistan también para la entrada de Trump en la Casa Blanca: enviaron su felicitación al magnate y se centraron en destacar las relaciones de amistad entre los países.

"Vamos a hacer todo lo posible para seguir mejorando esas relaciones y nos convienen a todos. A Estados Unidos y los colombianos, a Estados Unidos y América Latina", dijo el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, que afronta el riesgo de que baje el interés de Washington por el proceso de paz, tema ignorado por Trump en campaña.

El presidente de Brasil, Michael Temer, asegura por su parte que la llegada de Trump no cambiará nada. "La relación de Brasil con Estados Unidos es una relación institucional, de Estado a Estado", dijo. Y es que, pese a que Estados Unidos es el segundo socio comercial, Brasil no tiene Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, como sí tienen o aspiran a tener otros países de la región.

El Gobierno de Mauricio Macri pasó en horas de un abierto apoyo a Hillary Clinton a expresar su "mejor predisposición" al diálogo con Trump. "Lo que queremos todos es que las comunidades se relacionen para el progreso de ambos países", declaró el presidente argentino, que reactivó el vínculo con Washington tras más de una década de tensiones. Hay temor sin embargo a una política proteccionista cuando se negocia el ingreso de productos agrícolas y carne a Estados Unidos y el regreso al Sistema Generalizado de Preferencias (SGP).

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