Trump y su explosivo primer mes en el poder; firma 68 órdenes ejecutivas
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Tal como se esperaba, Donald Trump llegó a la Casa Blanca para cimbrarlo todo
Ha firmado 68 órdenes ejecutivas; ordenado el despido de miles de personas y la eliminación de agencias enteras; congelado fondos federales y extranjeros, afectando cientos de programas; reconfigurado la relación con el mundo a partir de amenazas de aranceles... o de apropiación.
Todo, en un mes. Tal como se esperaba, Donald Trump llegó a la Casa Blanca para cimbrarlo todo.
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Las cortes en Estados Unidos nunca habían estado más activas, frenando, una tras otra, órdenes de Trump que van de eliminar la ciudadanía por nacimiento a congelar los fondos para USAID y frenar apoyos a hospitales que ofrecen tratamientos de transición de género para adolescentes.
La mano derecha de Trump, Elon Musk, activó la motosierra desde el principio a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) para desmantelar lo que el mandatario denomina Estado profundo, recortando fondos a organizaciones como la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB) o destinados a la investigación biomédica.
A la par, el gobierno ha ordenado despidos masivos en organismos federales.
Trump ha arrasado también con los fiscales de la era Joe Biden, y quitado la seguridad a funcionarios del gobierno del demócrata, pese a las amenazas contra sus vidas.
A su guerra contra las políticas de Diversidad, Equidad e Igualdad (DEI), Trump ha sumado otra contra todos aquellos medios que no se alinean a sus posturas, incluyendo llamar golfo de América al golfo de México; en contraste, ha abierto las puertas de la Casa Blanca a blogueros, influencers y otros cuyas preguntas reciben siempre los elogios de Karoline Leavitt, la nueva vocera de la Casa Blanca.El tema migratorio concentró los primeros días de Trump.
El inicio de redadas en ciudades de EU para detener indocumentados y deportarlos convirtió a barrios enteros en zonas fantasma, donde la gente dejó de trabajar, de enviar a sus hijos a la escuela, por temor a ser el siguiente blanco del mandatario.
Aunque el gobierno afirma que se está concentrando en criminales, los números dicen otra cosa: de los 4 mil 422 detenidos en las primeras dos semanas de febrero, 41% no tenía antecedentes penales o procesos judiciales en curso, según un análisis de NBC News.
Trump prometió la campaña de deportación masiva más grande que se haya visto pero, de entrada, enfrenta la limitación de capacidad de los centros de detención.
La respuesta de Trump: enviarlos a la base de Guantánamo, que goza de la nada envidiable reputación de haber sido el centro de torturas del gobierno estadounidense al que fueron enviados detenidos relacionados con los ataques terroristas del 11-S.
También ha forjado acuerdos con países como Panamá para que reciban migrantes de otras naciones, a la espera de poderlos enviar a sus países de origen.
Las fotos de los migrantes en un hotel en la capital panameña pidiendo ayuda no dejan mucho más qué decir.
En política exterior, Trump ha sido dinamita pura: de anunciar el retiro de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Acuerdos de París a proponer que los palestinos se vayan de Gaza para instalar allí la “Riviera de Gaza”, insistir en querer comprar Groenlandia, hacerse del control del Canal de Panamá o iniciar negociaciones con Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania... sin incluir a Kiev.
Los anuncios de aranceles son cosa de todos los días; Trump los usa como arma para presionar a los países a cooperar en migración, en drogas, en recibir deportados, en ampliar los negocios con Estados Unidos o “producir en EU”, como tanto le gusta al republicano.
El primer mes ha transcurrido con esos aranceles en suspenso porque, como había advertido el secretario de Comercio Howard Lutnik en su audiencia de confirmación, son parte de un tipo de “política doméstica” para “convencer” a los países de hacer lo que Trump exige.
En los próximos meses vienen los verdaderos aranceles, aquellos que visualiza como parte de su política comercial.
Ni demócratas ni republicanos se han atrevido a desafiar a Trump. Incluso sus nombramientos más polémicos, como Pete Hegseth, con sus acusaciones de agresión sexual y alcoholismo como secretario de Defensa, o el antivacunas Robert Kennedy como secretario de Salud, han sido aprobados.
Las únicas que lo han enfrentado son las cortes -sólo el DOGE enfrenta al menos 10 demandas.
Europa está en estado de alerta, con una cumbre tras otra para responder a las amenazas y/o declaraciones de Trump.
La negociación sobre el futuro de Ucrania tiene más que preocupado al bloque, ante la cercanía manifiesta de Trump con el presidente ruso, Vladimir Putin, y lo que eso puede significar a futuro.
”La rapidez y el alcance de las acciones de la nueva administración no tienen parangón en casi ningún aspecto que pueda medirse”, dijo recientemente Stewart Verdery, exsecretario de Seguridad Nacional (DHS) y uno de los fundadores de Monument Advocacy.
Ello no le ha representado ser más popular. Según el sitio de análisis y encuestas FiveThirtyEight, la aprobación de Trump se ha mantenido estable, en 49%, estas tres semanas, aunque el índice de desaprobación pasó de 41.5% a 45.7%.
Trump avanza sin freno y se declara a sí mismo rey. “Larga vida al rey”, ha respondido la Casa Blanca.