Ucrania apuesta por la guerra de drones, mientras continúan las negociaciones con Rusia

En Kiev tendrían un ‘Plan B’ por si fracasan las negociaciones de paz o Estados Unidos detiene el suministro de armas
En caso de que fracasen las conversaciones de paz, o de que Estados Unidos interrumpa los envíos de armas, es probable que la iniciativa ucraniana de aviones no tripulados cobre más importancia.
Los soldados ucranianos se levantaron antes del amanecer, estirándose, frotándose los ojos y enrollando los sacos de dormir en un escondite en el sótano, cerca de la línea del frente en el este del país. Su jornada no les llevaría muy lejos. La mayoría se quedó en el sótano, trabajando con teclados y dispositivos controlando drones.
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En un momento precario para Ucrania, mientras el país se tambalea entre la esperanza de que las conversaciones de alto al fuego del presidente Donald Trump pongan fin a la guerra y el temor a que Estados Unidos retire su apoyo militar, los soldados participaban en una iniciativa del ejército ucraniano que Kiev espera que le permita seguir en la lucha sin armas estadounidenses.
En caso de que fracasen las conversaciones de paz, o de que Estados Unidos interrumpa los envíos de armas, es probable que la iniciativa ucraniana de aviones no tripulados cobre más importancia. El programa duplica los sistemas no tripulados que se ensamblan en Ucrania, en su mayoría pequeños drones explosivos que se vuelan desde refugios en sótanos.
El lunes, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, aumentó las numerosas incertidumbres de la guerra al ordenar un alto al fuego de tres días en Ucrania el mes que viene, aunque no está claro si esa pausa se mantendrá, o incluso si empezará. Ese anuncio se produjo tras una semana de guerra sin tregua en Ucrania, incluido el ataque más mortífero contra Kiev, la capital, en casi un año, y de señales contradictorias sobre lo que vendría a continuación por parte del gobierno de Trump.

En los últimos días, el presidente Trump se ha mostrado menos crítico con los dirigentes ucranianos y, en cambio, ha reprendido a Putin por su continuo bombardeo de Ucrania. Pero el mandatario aún no ha prometido más armas, que siguen siendo cruciales.
Una decisión estadounidense de interrumpir la ayuda militar dejaría a Ucrania vulnerable a lo largo del frente y mucho más allá. Su ejército depende de los interceptores Patriot como única defensa contra los ataques rusos con misiles balísticos contra Kiev. El ejército ucraniano también carece de sus propios misiles de alcance medio, como los que usa el sistema HIMARS de fabricación estadounidense, que son clave para atacar a los soldados y equipos rusos antes de que lleguen a la línea del frente.
Y las innovaciones ucranianas anteriores en la guerra, como la flota de lanchas rápidas explosivas teledirigidas que hundieron gran parte de la Flota del Mar Negro rusa, se introdujeron con gran efecto solo para que Rusia ideara más tarde contramedidas.
Sin embargo, los ucranianos ya han vencido antes en su batalla contra un enemigo mucho mayor, en parte porque cambiaron la estrategia en el campo de batalla y reajustaron las armas sobre la marcha. Al menos por ahora, los soldados tienen la esperanza de que el último programa innovador, denominado Línea de Drones, les ayude a mantener a los rusos principalmente estancados en la línea del frente.
“Ya no es hombre contra hombre”, dijo el comandante del escuadrón que opera desde el sótano en el este de Ucrania.
El grupo vuela drones con visión en primera persona, que ofrecen al piloto el equivalente en video de un asiento en primera fila mientras las bombas se precipitan contra soldados, coches, tanques o búnkeres rusos. Siguiendo el protocolo militar, el comandante pidió ser identificado solo por su nombre de pila y rango, Soldado Artem.
Incluso antes de la Línea de los Drones, Ucrania dependía en gran medida de las armas no tripuladas, que ahora causan alrededor del 70 por ciento de todas las bajas en la guerra en ambos bandos, según el ejército ucraniano, más que todas las demás armas combinadas, incluidos tanques, obuses, morteros y minas terrestres. Mientras que esas otras armas son suministradas en parte por Estados Unidos, los ucranianos ensamblan los drones en su propio país a partir de componentes fabricados en su mayor parte en China.

El programa ampliado de aviones no tripulados, en preparación desde el otoño pasado pero anunciado formalmente en febrero, es el Plan B de Kiev si fracasan las conversaciones para poner fin a la guerra, que comenzó con la invasión a gran escala de Rusia en 2022.
Los drones de ambos bandos ya zumban casi continuamente sobre el campo de batalla. En la guerra de los drones, Rusia tiene ventaja en cantidad, mientras que Ucrania la tiene en calidad, siendo a menudo la primera en adoptar nuevos enfoques tecnológicos. Entre ellos se incluyen el vuelo de drones retransmisores para ampliar el alcance de los drones explosivos y el guiado de drones con hilos de fibra óptica finísimos que son impermeables a las propias innovaciones de las fuerzas rusas en materia de interferencia.
La estrategia de la Línea de Drones se ha visto eclipsada por las conversaciones sobre el alto al fuego y por la anterior valoración desdeñosa de Trump sobre las posibilidades de Ucrania sin la ayuda estadounidense. (“No tienen las cartas”, dijo al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en una polémica reunión en el Despacho Oval). Pero el despliegue de aviones no tripulados ya ha dado resultados, según los analistas militares.
Se le ha atribuido en parte la ralentización durante tres meses de la ofensiva rusa en Ucrania. Las fuerzas rusas que se lanzaron al ataque en el otoño pasado están prácticamente estancadas desde enero, a pesar de los costosos asaltos del ejército ruso.
La ofensiva rusa alcanzó su punto álgido en noviembre con la captura ese mes de unos 722 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, según DeepState, un grupo analítico vinculado al ejército ucraniano. En marzo, Rusia capturó solo 132 kilómetros cuadrados, según el análisis del grupo. Durante el invierno, el principal logro de Moscú fue expulsar a Ucrania de toda, o casi toda, la región de Kursk, dentro de Rusia.
El programa ucraniano completará cuatro batallones de drones para convertirlos en regimientos de drones, ampliando cada uno de ellos de unos 700 a 2500 soldados armados con drones de visión en primera persona, otros que lanzan bombas y sistemas terrestres no tripulados. Estos últimos incluyen vehículos teledirigidos armados con ametralladoras.
Todas las guerras estimulan la innovación, como la invención del radar durante la Segunda Guerra Mundial y las gafas de visión nocturna en Vietnam. Pero la estrategia ucraniana contra los drones también nació de una importante debilidad de su ejército tras más de tres años de guerra: la menguante motivación de los ucranianos para alistarse en el ejército. Al generalizarse la evasión del servicio militar obligatorio, la reposición de fuerzas se ha convertido en un reto.
Los drones no sustituyen a los soldados; de hecho, cada vuelo de un dron con visión en primera persona puede requerir hasta cuatro soldados. En los vuelos de la semana pasada en el noreste de Ucrania, un pelotón de drones estaba formado por un piloto, un navegante, un armero y un piloto de un dron retransmisor.

Pero reclutar para estos puestos es más fácil que encontrar soldados de infantería que sirvan en las trincheras.
Con menos soldados que perder que Rusia, Ucrania quiere limitar los enfrentamientos directos. Ahí es donde entran en juego los drones.
La estrategia se centra en un cinturón de tierra de unos 29 kilómetros de profundidad por detrás de la línea del frente rusa. Saturar el espacio aéreo sobre esta zona con drones de reconocimiento y ataque puede impedir que los soldados rusos se agrupen para los asaltos. Los drones, que vuelan a unos 130 kilómetros por hora, pueden adelantarse a cualquier cosa que se mueva en tierra.
Michael Kofman, investigador principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, dijo lo siguiente sobre el programa de aviones no tripulados: “La evaluación justa es que está funcionando”. También influyeron la escasez de material ruso y el clima invernal, dijo.
El objetivo, según Kofman, era diseñar una fuerza que “pueda bloquear grandes partes del frente” y mantenerse sin ayuda estadounidense.
El objetivo del programa es expandirse con el tiempo, con pilotos de drones experimentados que compartan su experiencia con soldados de otras unidades, en un intento de complicar las operaciones rusas de logística, defensa aérea y guerra electrónica detrás de la línea del frente, según dijo en una entrevista Yuriy Fedorenko, comandante de una unidad, el Regimiento Aquiles.
“La idea es cubrir toda la línea del frente” con drones, dijo.
El ejército ucraniano hizo una prueba el año pasado, cuando los republicanos del Congreso paralizaron una ley de gastos suplementarios para Ucrania. La munición de artillería se agotó tanto que algunas tripulaciones solo dispararon proyectiles de humo. En una sección del frente, cerca de la ciudad de Chasiv Yar, las tripulaciones de drones compensaron con una ráfaga de ataques que interrumpieron la ofensiva rusa.
Los drones cuestan entre 500 y 750 dólares cada uno, menos que los proyectiles de artillería de gran calibre, que cuestan unos 3000 dólares.
Otros ejércitos están tomando nota. El Cuerpo de Marines estadounidense formó este año su primer escuadrón experimental de aviones no tripulados de ataque que vuelan drones con visión en primera persona.
El Soldado Artem sirve en el Regimiento Aquiles, una de las unidades recientemente ampliadas en el marco del programa de drones. Al igual que una quinta parte de los reclutas del regimiento, es un antiguo programador informático que trabajaba en la floreciente industria de subcontratación de Ucrania antes de la invasión rusa.
Aunque operan a cubierto a unos cinco kilómetros de la línea del frente, las tripulaciones de drones no se libran ni de la barbarie de la guerra ni del peligro.
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El viernes, el equipo ucraniano sorprendió a un soldado ruso en campo abierto, corriendo sobre la hierba verde de una llanura aluvial del río Oskil. Corría para ponerse a salvo en una arboleda. Pero el último fotograma del video mostraba que el dron le había apuntado a corta distancia, lo que sugería que no pudo resguardarse.
Más tarde ese mismo día, los soldados ucranianos que colocaron los drones en el exterior para su lanzamiento se mantuvieron fuera de la vista mientras un dron ruso zumbaba sobre ellos antes de salir a toda velocidad y estrellarse cerca con un estruendo atronador. c. 2025 The New York Times Company