La sequía opaca el miedo a la violencia entre tarahumaras
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A dos años de la tragedia, que enlutó a esta región de la Sierra Tarahumara, los pobladores dicen estar más tranquilos en materia de seguridad
Al llegar el mes de junio, en la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique, Chihuahua, se recuerda lo ocurrido la tarde del 23 de junio de 2022 en la Parroquia San Francisco Javier, cuando los disparos alertaron a los pobladores de que los Los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora habían sido asesinados.
A dos años de la tragedia, que enlutó a esta región de la Sierra Tarahumara, los pobladores dicen estar más tranquilos en materia de seguridad.
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Sin embargo, el problema que les aqueja es la sequía, que en esta región del estado está en rango entre extremo y excepcional. En entrevista con EL UNIVERSAL, el sacerdote jesuita Javier El Pato Ávila reconoce que la actual sequía en la Tarahumara es una situación trágico.
“Eso también es fruto de la criminal deforestación que se ha hecho, porque por más que el gobierno diga que nombró una policía nueva para la deforestación, por más que digan lo que digan, no se está controlando”.
”¿Qué hay ahí? Hay arreglos, hay convenios, porque los grupos armados están acabando con el bosque y nadie hace nada. Todo el mundo ve pasar los camiones llenos de troncos y se hace nada. Se echan la responsabilidad: 'es cuestión federal', 'es cuestión estatal', pero el bien es del estado, y debe de pelarse para que el bien se mantenga”, dice el cura.
En ese sentido, reafirma que la situación actualmente es trágica, “porque se acaba el bosque, se raciona la tierra, no hay siembra, no hay cosecha, no hay alimentos. Hay enfermedades, hambre y muerte... y se tiene que romper el ciclo”.
Desde inicios de este 2024 la Sierra Tarahumara enfrenta sequía extrema y excepcional, por lo cual los habitantes de algunas regiones han recibido apoyos de los gobiernos estatal y federal para mantener la siembra; Sin embargo, en algunos casos no ha sido suficiente.
De acuerdo con datos de la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS), lo que ocurre en la Sierra Tarahumara en materia de sequía es consecuencia de la falta de lluvia en la región, ya que en 2022 se tuvo buena captación de agua en las presa; Sin embargo, en 2023 no fue igual, provocando así que la sequía se acumulara en la región.
Además, la misma dependencia ha señalado que este 2024, por primera vez, toda la Sierra Tarahumara se encuentra en el último grado de sequía, que es la sequía excepcional, datos que coinciden con el Monitor de Sequía de la Conagua, que desde marzo de este año indica que los 67 municipios del estado se encuentran en sequía ya sea severa, extrema o excepcional.
En cuanto al tema de la tala clandestina, EL UNIVERSAL documentó en junio de 2023 cómo cientos de árboles son talados de manera ilegal en los municipios de Bocoyna, Urique, Batopilas, Moris, Guachochi, Guadalupe y Calvo, principalmente.
Pobladores de la sierra señalan que los taladores son miembros del crimen organizado, quienes se están acabando la madera.
Seguridad, sólo para algunos
De acuerdo con el Padre Pato, la seguridad en la Sierra Tarahumara está garantizada, pero solamente en algunas regiones.
”La comunidad está tranquila porque hay mucha Guardia Nacional, eso les genera un espacio de paz y de tranquilidad, pero eso es sólo en Cerocahui, el resto de la sierra, del municipio, sigue con muchas inquietudes, mucho miedo, muchas preocupaciones. No se puede circular fácilmente”, explica.
Señala que los reflectores nacionales apuntaron hacia Cerocahui y la sierra tras el asesinato de los padres, el guía de turistas Pedro Palma y el joven Paul Osvaldo, todas las víctimas de quienes fueron asesinados por José Noriel Portillo Gil, criminal conocido como “El Chueco”.
”Si vamos ampliando los reflectores es todo el país. La muerte, el miedo, la inseguridad existe en toda la sierra, en todo el estado y todo el país, porque el plan de seguridad no está funcionando. Hay la esperanza de que con el cambio de estafeta [en el gobierno federal] se tome más en serio el tema de la inseguridad”, expone el religioso jesuita.
Está viva la memoria de los sacerdotes.
A decir del Padre Pato, los sacerdotes asesinados, Javier Campos y Joaquín Mora, son recordados todos los días en Cerocahui y en las comunidades cercanas.
”A todas horas, en cualquier detalle brinca la presencia de Joaquín, de Javier. Esas cosas las lleva la comunidad en el corazón, porque yo creo que la gente se muere cuando se le deja de nombrar y la gente que quiere mucho se mete en el corazón y nadie los va a olvidar”.