Sin agua o servicio más de 30 mil escuelas
Desde 2019 el gobierno autorizó 91 mil mdp para infraestructura, pero para el ciclo 2023-2024 planteles públicos carecían de luz, internet, según la SEP
Pese a que desde 2019 el gobierno federal autorizó recursos por más de 91 mil millones de pesos para infraestructura escolar, a través del programa La Escuela es Nuestra (LEEN), para el ciclo escolar 2023-2024 aún existían 5 mil 112 planteles públicos de educación básica sin servicio eléctrico, 9 mil 298 sin lavabos, 9 mil 34 sin acceso a agua potable y 7 mil 425 sin conexión a internet, según cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Creado en 2019, el objetivo de este programa es la rehabilitación de planteles públicos por medio de la mejora en construcción, mantenimiento y equipamiento en beneficio de las niñas, niños y adolescentes.
Pero el deterioro de las instituciones durante la pandemia, la carencia de un programa permanente de mantenimiento, la falta de seguimiento a la operación del programa LEEN, así como las dificultades para hacerle llegar recursos a las escuelas rurales han dificultado resolver las condiciones de la infraestructura educativa, dice el especialista en temas educativos, Fernando Ruiz Ruiz, quien comenta que para este año los recursos destinados a resolverlos disminuirán 44.1%.
Para 2024, ese programa tuvo un presupuesto de 28 mil 569 millones de pesos, pero para este año contará con 15 mil 960 millones de pesos para la rehabilitación de escuelas públicas de educación básica. El experto señala que esa reducción de recursos obedece a que LEEN se extenderá a planteles de educación media superior, tal como lo anunció la Secretaría de Educación Pública (SEP) hace algunos de días.
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“El recorte de esos recursos necesariamente implicará una reducción en la atención de las escuelas. Es decir, van a dejar de obtener el recurso que habían recibido, por lo que no podrán realizar las actividades de renovación y mantenimiento. Hay que recordar que tenemos escuelas que tienen muchos años y que requieren un mantenimiento constante anual”, comenta.
Menciona que, contrario a como lo manejó el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, en el sentido de que era un programa continuo que iba a darle mantenimiento a las escuelas, en realidad fue un pago único.
“Algunas escuelas lograron tener hasta tres pagos anuales, pero para el presente año ya no van a recibir ese dinero. Entonces tenemos este problema: el mantenimiento debe realizarse todos los años, y en aquellas instalaciones que ya están muy viejas ya no va a ser posible”, puntualiza el experto.
Ruiz Ruiz expone que en los ciclos escolares 2020-2021 a 2021-2022 y 2022-2023 se incrementaron las escuelas que tenían problemas de infraestructura, servicios básicos y equipamiento.
“¿Esto por qué sucede? Porque existen muchas escuelas que, al ser muy viejas, tú les puedes arreglar alguna deficiencia, pero el año que viene se desactualiza alguna otra parte de la instalación, entonces un año en que ya no le inviertas le puedes generar un impacto muy fuerte”, dice.
En 2022 la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó que 63.5% de las escuelas de preescolar se encontraban en el rango de 11 a 70 años de antigüedad.
“Lo que implica que aquellas mayores de 25 años superaron su vida útil, ya que son más proclives a mostrar deterioros importantes en su infraestructura física, conllevando mayores revisiones estructurales y altos costos en mantenimiento.
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“Además de significar un riesgo para la comunidad escolar, por lo que se recomienda diseñar y reforzar las normas y los criterios existentes en la materia, así como establecer estrategias puntuales que permitan focalizar los esfuerzos gubernamentales en aspectos de actualización de edificación y construcción de escuelas”, advirtió.
También destacó que 60.8% de las escuelas primarias tenían entre 11 y 60 años, siendo las escuelas generales las de mayor antigüedad estructural; en consecuencia, la mayoría de los planteles de primaria superaron los años de vida útil en cuestión de infraestructura (25 años).
En cuanto a las secundarias públicas que existen en el país, la Auditoría Superior de la Federación reveló que 70.9% tiene una antigüedad de entre 11 y 50 años, principalmente telesecundarias, seguido por las generales y las técnicas.
Juan Alfonso Mejía, exsecretario de Educación Pública en su natal Sinaloa, señala que con todo y cambio de gobierno, el 1 de octubre pasado, no hay una presencia del tema educativo en la agenda pública.
“Esto se ha visto reflejado en los presupuestos. El gobierno federal solamente recategoriza, pero no evalúa. Y en el ámbito de infraestructura y al programa LEEN, creo que no son tan diferentes a los gobiernos anteriores, porque siguen hablando del tema de infraestructura como si fuera el tema de mayor importancia, aunque no es así. No terminamos de resolver el tema de infraestructura educativa en básica y ya se quieren meter a media superior, pero siempre alegando que las cosas van muy bien”, refiere.
Desde la perspectiva de Mejía, la reducción de recursos en los planteles públicos de educación básica se verá reflejada “en un abandono en tierra. El abandono que se tiene hoy se va a profundizar. Ese abandono a su suerte del profesor y de la profesora y evidentemente de la comunidad educativa en sus distintas expresiones, desde el niño, la mamá, el profesor, el director y el entorno”, subraya convencido.
Para Paulina Amozurrutia Navarro, fundadora y coordinadora nacional de la organización civil Educación con Rumbo (ECR), es evidente que para el gobierno federal no es prioridad la rehabilitación de las escuelas de preescolar, primaria y secundaria.
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“La prioridad es la atención a media superior por medio de apertura de más centros sin la calidad necesaria y las mal llamadas becas que, en consecuencia, como todos lo entendemos, es una estrategia clientelar y ligada a una estrategia electoral y clientelar como la mayoría de las estrategias de la Cuarta Transformación”, considera.
Argumenta que “la estrategia del gobierno federal es acercar todos los recursos con una narrativa malentendida de igualdad para todos los alumnos de media superior, sabiendo que en tres años van a votar. Y digo malentendida, porque la beca no está ligada a eficiencia terminal”.
Agrega que la actual administración está distraída en la generación de planes y programas, así como en estrategias políticas y programas clientelares en media superior, que distan mucho no sólo de la realidad necesaria de equipar a las escuelas de educación básica.
“Que no se nos olvide que, aunado a la infraestructura, tenemos el peor nivel educativo en 20 años en asignaturas primordiales de educación básica, que son lectoescritura, lógico-matemáticas y ciencias. Es decir, tenemos una grave crisis de fondo y de forma, de fondo en el conocimiento y de forma en la infraestructura”, añade.