Polvo del Sahara amenaza a México en este 2022... ¿Cómo nos afecta?
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La nube de polvo del Sahara se encuentra en España y amenaza con llegar a nuestro país... ¿Qué efectos adversos causa en la salud?
No es Marte, es España... un tono rojizo ha cubierto al país ibérico, esto por la llegada del llamado Polvo del Sahara que transformó el paisaje en tonos ocre.
A este fenómeno meteorológico, de fuertes vientos calientes cargados de polvo de arena del desierto del Sáhara amenaza con llegar a territorio mexicano durante esta primavera, pudiendo traer consecuencias en la salud de algunas personas.
Las tormentas en el desierto del Sáhara crean ráfagas de viento en la superficie del suelo, que levantan partículas de arena y polvo, partículas más pequeñas quedan suspendidas en el aire gracias a la diferencia de temperatura entre el aire caliente en altura y el suelo que se enfría, mientras que las más pesadas caen.
MÁS SOBRE EL TEMA: Polvo del Sahara, olas de calor y granizadas golpearán al territorio mexicano en esta primavera
Pero, ¿Qué consecuencias tiene para nuestra salud este polvo?
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), organismo afiliado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el peligro que genera el fenómeno de recurrencia anual radica en el contenido de bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas que presenta el polvo”.
Cuando estas tormentas de partículas de tierra se desatan, pueden causar “la aparición de alergias y crisis asmáticas en muchas personas, sobre todo aquellas que ya sufrían problemas respiratorios o de inmunodepresión”, continúa la organización.
Por su parte, Isabel Urrutia, neumóloga y miembro del Área de Medioambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), comenta que “dependiendo del diámetro de estas partículas, pueden introducirse en el aparato respiratorio”.
La experta detalla que aquellas partículas que llegan al bronquio pueden provocar lo que se conoce como broncoespasmo. Este se produce cuando la mucosa interna de los bronquios se inflama y el espacio existente para que pueda entrar el aire se reduce. Aunque Urrutia aclara que, generalmente, esta calima no afecta mucho, “es un factor desencadenante en los pacientes asmáticos para que se agudice la enfermedad”.
En el caso de la gente sana, el polvo del Sáhara se manifiesta a través de la irritación de la nariz o de la garganta, “pero no llega a producir tanto daño como con aquellas personas que sufren patologías respiratorias”, insiste.
“El picor e irritación en los ojos también es frecuente cuando vivimos episodios de calima densa y persistente”, afirma.
¿Cómo protegerse del polvo del Sahara?
En mayor o menor medida, está claro que estas “tormentas de barro” impactan en nuestra salud. Por eso, es importante tener en cuenta ciertas precauciones para evitar en lo posible los efectos de estas partículas en nuestro organismo:
- Usar mascarilla a la hora de salir a la calle, siendo la FFP2 la que más nos puede proteger. - Evitar salir a hacer deporte o dar un paseo.
- Los grupos de población más vulnerables frente a este fenómeno (personas mayores, mujeres embarazadas, niños o pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, como el asma o la EPOC) deben tratar de no exponerse al exterior. - Lavarse los ojos con abundante agua en caso de irritación. Benítez recomienda también llevar unas gafas: “Mientras más cerradas sean las mismas, menos posibilidad hay de que esas partículas terminen sobre la superficie ocular”. Además, si se siente ardor o escozor, “deberíamos aplicarnos alguna gota de lágrima artificial. En el caso de no disponer de ella, lavarnos los ojos con suero fisiológico o agua fresca del grifo”. - La OPS sugiere cubrir las fuentes de agua, como los pozos, para que no se produzca contaminación. - Cerrar las ventanas de casa. - Beber abundante agua.
Pero, ¿Qué consecuencias tiene para nuestra salud este polvo?
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), organismo afiliado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el peligro que genera el fenómeno de recurrencia anual radica en el contenido de bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas que presenta el polvo”.
Cuando estas tormentas de partículas de tierra se desatan, pueden causar “la aparición de alergias y crisis asmáticas en muchas personas, sobre todo aquellas que ya sufrían problemas respiratorios o de inmunodepresión”, continúa la organización.
Por su parte, Isabel Urrutia, neumóloga y miembro del Área de Medioambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), comenta que “dependiendo del diámetro de estas partículas, pueden introducirse en el aparato respiratorio”.
La experta detalla que aquellas partículas que llegan al bronquio pueden provocar lo que se conoce como broncoespasmo. Este se produce cuando la mucosa interna de los bronquios se inflama y el espacio existente para que pueda entrar el aire se reduce. Aunque Urrutia aclara que, generalmente, esta calima no afecta mucho, “es un factor desencadenante en los pacientes asmáticos para que se agudice la enfermedad”.
En el caso de la gente sana, el polvo del Sáhara se manifiesta a través de la irritación de la nariz o de la garganta, “pero no llega a producir tanto daño como con aquellas personas que sufren patologías respiratorias”, insiste.
“El picor e irritación en los ojos también es frecuente cuando vivimos episodios de calima densa y persistente”, afirma.
¿Cómo protegerse del polvo del Sahara?
En mayor o menor medida, está claro que estas “tormentas de barro” impactan en nuestra salud. Por eso, es importante tener en cuenta ciertas precauciones para evitar en lo posible los efectos de estas partículas en nuestro organismo:
- Usar mascarilla a la hora de salir a la calle, siendo la FFP2 la que más nos puede proteger. - Evitar salir a hacer deporte o dar un paseo.
- Los grupos de población más vulnerables frente a este fenómeno (personas mayores, mujeres embarazadas, niños o pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, como el asma o la EPOC) deben tratar de no exponerse al exterior. - Lavarse los ojos con abundante agua en caso de irritación. Benítez recomienda también llevar unas gafas: “Mientras más cerradas sean las mismas, menos posibilidad hay de que esas partículas terminen sobre la superficie ocular”. Además, si se siente ardor o escozor, “deberíamos aplicarnos alguna gota de lágrima artificial. En el caso de no disponer de ella, lavarnos los ojos con suero fisiológico o agua fresca del grifo”. - La OPS sugiere cubrir las fuentes de agua, como los pozos, para que no se produzca contaminación. - Cerrar las ventanas de casa. - Beber abundante agua.