¡`Pos no'!, así ni cómo ayudarlos
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Siempre he pensado que los dos pilares en donde se debe sustentar la credibilidad del balompié mexicano son las Comisiones de Arbitros y Disciplinaria. Pero al parecer, ellos no lo consideran así y han abdicado a ser los garantes de la moral del juego.
Esto viene a cuenta por varias situaciones que se suscitaron durante el pasado fin de semana en que se disputó la jornada 14 del Torneo Clausura 2012 mexicano.
Todo parece indicar que al término del Clásico de clásicos -celebrado en el nuevo estadio de Chivas-, el silbante en turno, Marco Antonio Rodríguez, fue despedido con una "lluvia" de proyectiles, varios de los cuales alcanzaron a hacer blanco en su persona y en la de sus asistentes de línea.
Como era lógico de suponer, el temor de una sanción de veto para el inmueble que es propiedad de Jorge Vergara pendía de un hilo, por lo que se especulaba que el próximo partido de los caprinos, contra el Atlas, se jugaría en el estadio Jalisco. Pero por angas o por mangas, resulta que no fue así.
La "Santa Inquisición" afirma que el árbitro solamente reportó que el público le había arrojado líquidos. Es entonces cuando surgen las dudas. Cómo no queremos que los árbitros hayan perdido la autoestima, si por un lado tenemos a las autoridades (in)competentes considerando que el hecho de que le arrojen cerveza bidestilada (léanse orines) al nazareno no merece una sanción.
"Claro, pues es normal que el respetable tenga la facultad de lanzarle líquidos a los otrora hombres de negro como despedida del terreno de juego, faltaba más, para eso pagaron su boleto", aseguran ciertas voces que nunca faltan. Y por el otro lado, a los mismos silbantes, quienes no hacen un reporte valiente y fidedigno para poner un "hasta aquí" a esas anómalas situaciones.
ebrizio@hotmail.com