Acuse de recibo: México entre calamidades
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¿Por dónde empezar en este país calamitoso y casi ya perdido llamado México? Todo urge. Todo está a punto de desmoronarse, todo está a punto de irse al caño del desagüe y, paradójicamente, a nadie importa. Mientras el país arde, es literal, en fechas pasadas todo el país (casi todo) sucumbía al morbo y a la estupidez de contemplar la vida privada en la llamada “Casa de los Famosos”. Ganó un ser humano (no sé si sea hombre, mujer o unicornio) la cantidad de cuatro millones de pesos. Suficientes, creo, para hacerse más cirugías, implantes o lo que dicho humano quiera. Es Wendy Guevara. En una nota periodística definieron a este ser humano (es un decir, pues) perfectamente: “Surgió de la nada y anoche se coronó ganadora...”.
Ese lunes, el día 14 de agosto, mientras las redes sociales ardían por dicho “ganador/a/e” y los medios de comunicación todos reseñaban tan patético espectáculo (aquí participó un exdiputado federal de Morena, es decir, lo mismo “funcionan” como actores de cuarta que como diputados “analizando” las mejores leyes para la nación, puf, un tal Sergio Mayer), un nuevo jinete del Apocalipsis ya se hacía presente en México: la nueva y devastadora cepa del COVID-19, es la conocida como Eris, su nombre científico es EG.5.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho: “se trata de una nueva cepa de interés, empezó a circular en China, Estados Unidos y Canadá, para luego propagarse rápidamente en más de 150 países debido a su alta capacidad de transmitirse...”. Y aquí viene lo importante de esto: esta nueva variante o cepa evade la “inmunidad” adquirida por la vacuna de agua de radiador (las vacunas ha producido más muertes por infarto que salvado vidas, ojo. De hecho. Si usted revisa la nota roja a diario, hay al menos un infartado al día. No alcanzan a ir ni al Oxxo cercano. Caen como moscas), a la cual toda la población fue sometida como experimento en tiempo real. Es decir, nuevamente estamos iniciando el camino... hacia la muerte.
Recibo uno: Un amigo y mejor lector de quien esto escribe, me hizo llegar una maravilla de libro: “Napoleón, máximas y pensamientos”. Sin duda, una edición agradecible, aunque ya hay varias de este tipo en el mercado editorial. Pero aquí viene el deslumbramiento por esta edición en específico (Editorial Ariel, 260 páginas), la selección y presentación es de... ¡Honré de Balzac! Es decir, un monstruo leyendo y anotando a un monstruo. Ambos, en la historia de la humanidad.
Recibo dos: Lea usted un mínimo párrafo de Balzac: “Las masas verán este libro como una aparición; el alma del emperador pasará ante sus ojos. Pero para algunos espíritus selectos será la historia de Napoleón en forma algebraica...”. Caramba. Vamos a leer a vuela pluma, dos o tres sentencias del gran Napoleón: “¿Podemos discutir aquí abajo acerca de Dios?”. Una más: “El hombre superior es impasible; no importa que le alaben o critiquen: él nunca se detiene”.
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Recibo tres: Lo dice Napoleón: “Los Gobiernos son un mal necesario”. Caray, no deberían de serlo, pero el mejor ejemplo es Andrés Manuel López Obrador y su imposición de los nuevos libros de texto, ya tan contaminados y tan cuestionados. En el caso de una muerte (asesinato) que aún tiene eco en la historia de México, la del empresario regiomontano Eugenio Garza, los libros de texto hablan de un “error” y de su “ausencia”, pero no dejan en letra redonda lo fuerte y lo que son los hechos que todo mundo conoce: fue un asesinato y está muerto por la Liga Comunista 23 de Septiembre en su momento, así de sencillo.
ESQUINA-BAJAN
Recibo cuatro: Y hablando de historia, de esto llamado mundo y nuestro abnegado México, a matacaballo, entre la ficción y la historia, entre la crónica y la prosa poética, mi maestra María del Rosario Vázquez me hizo llegar su novela, “La vida de Clotilde”, un trabajo literario de más de 340 páginas. No sabía de dicha novela. Mi maestra María del Rosario Vázquez fue mi tutora en las materias de Historia y Educación Cívica, creo recordar, en la Escuela Secundaria Federal No. 2, “Benemérito de las Américas”.
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Recibo cinco: Aquí también oficiaba el profesor Pedro Ángel González, quien a la vez es autor de sendas obras de literatura e historia. Note usted que tuve a dos magníficos eruditos en mi formación, por lo cual y en honor a la verdad, influyeron en mis mocedades para desembocar en lo que ahora soy: escritor. Un párrafo de la narradora María del Rosario Vázquez: “La luciérnaga sabía que tenía visitantes que a veces iban de paso, eran pájaros que la molestaban, pero ya había encontrado la manera de esconderse bajo las hojas de esa rama que daba con la ventana de la recámara de Clotilde...”.
Recibo seis: Usted lo sabe, siempre llego tarde a las grandes celebraciones. La inmediatez (el “triunfo” de un esperpento humano llamado Wendy Guevara con el cual se manda un terrible mensaje sexual y de personalidad a la niñez: ponte implantes y cambia de sexo y serás exitoso; o bien, los brutales acontecimientos de los muchachos de Jalisco y su muerte dantesca) le gana tiempo a lo importante. Y una cosa importante es la celebración de los primeros 150 años de la publicación de “Una Temporada en el Infierno” de Arthur Rimbaud. Pronto lo abordaré.
LETRAS MINÚSCULAS
“¡Ya somos bastantes los condenados aquí abajo!”. Sí, Jean-Arthur Rimbaud.
Encuesta Vanguardia
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