se le pudre el tamal

Opinión
/ 15 agosto 2021

Quedó expuesto el retroceso de México en las recién concluidas olimpíadas en Tokio, y el beisbol —deporte de gran tradición en Saltillo—, no fue la excepción, al haber perdido nuestro representativo los tres encuentros en los que participó, sufriendo incluso en el último, una humillante paliza ante Israel, un equipo considerado débil; en fin, un verdadero desastre, que se explica en buena medida por la grilla que imperó.

El caso es que a seis semanas de la justa olímpica, y de forma repentina, fue corrido Juan Gabriel Castro, el manager del conjunto, después de haber logrado la proeza de calificar a México por primera vez en estos juegos. Las razones del despido se atribuyeron en un principio a problemas administrativos, sin embargo, después comenzaron a surgir otros motivos de carácter político que como tales resulta difícil documentar, pero no por eso dejan de ser ciertos.

La historia es que después de alcanzar el pase para Tokio, Castro recibió insinuaciones y mensajes para incluir en la novena al ex liga mayorista Adrián González, a lo que se negó el todavía timonel; se trataba de una petición descabellada dado que “El Titán” no había participado en la ronda clasificatoria, echando por la borda el plan de trabajo de varios años, además, el haber aceptado, colocaba a Castro —por cierto coach de fildeo con los “Filis” de Filadelfia—, en una posición comprometida con los jugadores que serían desplazados, siendo que ellos habían ganado su derecho a participar.

Al parecer las presiones para despedir al dirigente venían de las cumbres del poder y actuando como dóciles comparsas, tanto Enrique Mayorga, presidente de la Federación Mexicana de Beisbol, y Horacio de la Vega, presidente de la Liga Mexicana de Beisbol, se prestaron para ejecutar la decisión. En este punto entra en escena Edgar González —hermano de Adrián—, y que por mera coincidencia resulta ser el titular de “Pro Beis” el organismo creado por López Obrador para impulsar este deporte.

Por lo tanto, el despido de Juan Castro, todo indica, fue un descarado dedazo para meter con calzador a Adrián en el equipo, contando para ello con la complicidad de Benjamín Gil, quien fue nombrado nuevo timonel, y que a última hora reestructuró el equipo con jugadores de los “Tomateros” de Culiacán, lo que fue un error garrafal, con improvisaciones y sin considerar el efecto en la moral de los jugadores identificados con el anterior timonel.

El resultado ya lo conocemos, y en el pecado llevaron la penitencia, o como dice el dicho popular “al que obra mal, se le pudre el tamal”, el cual quedó como anillo al dedo.

“Pro Beis” fue creado en 2019, por deseos de AMLO, quedando adscrito a la oficina de la presidencia para mostrar el respaldo del preciso, pese a ello, en su informe correspondiente al ejercicio 2019, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó anomalías por 81 millones de pesos al organismo, de las cuales quedaron subsanadas las correspondientes a 63.4 millones, restando 17.6 millones sin aclarar.

Se documentó que un empleado de “Pro Beis” del área de compras, recibió en su cuenta bancaria más de 623 mil pesos —lo cual no es el problema, pues nos van a decir que fueron aportaciones—, por parte de dos proveedores. Para el periodo 2019-2021 a la dependencia se le asignó un total de mil 725 millones de pesos, con los cuales entre otros rubros se compró el estadio “Héctor Espino” de Hermosillo, en 521 millones de pesos, se remodeló el estadio Tomás Oroz Gaytán, de Ciudad Obregón, con 434 millones y se acondicionó el estadio las “Guacamayas” de Palenque, equipo cuyo dueño es el hermano presidencial, Pío, con una erogación de 89 millones de pesos, como ejemplos.

Además, AMLO presionó al gobernador de Tabasco para duplicar el apoyo a los “Olmecas,” rescató a los “Algodoneros” de Guasave, habiéndose fijado como meta de alta prioridad tener para 2024 entre 60 y 80 mexicanos en las ligas mayores.

Pero el capricho presidencial tiene un costo de oportunidad, ya que el dinero canalizado a “Pro Beis,” pudo haberse asignado para la compra de medicinas, a la reducción de la pobreza y la inseguridad. Pobre deporte mexicano, crucificado con los clavos de la falta de dinero por una parte y por la grilla y la corrupción por la otra. Nos dijeron que eran diferentes a los anteriores. Sí, cómo no.

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