Democracia, ¿el poder del pueblo?
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Muy pronto los mexicanos pondremos a prueba si realmente hemos madurado políticamente o si nuestras declaraciones son sólo retórica u ocurrencia. Se escucha con cierta frecuencia la definición del concepto griego democracia. Todos parecen referirse a ese ejercicio como algo que debe suceder porque eso es lo que significa en la raíz griega: el poder del pueblo. Ahora bien, si nos vamos a la Grecia que inventó ese ejercicio social comprobaremos que la práctica de los atenienses estaba lejos de ejercerse como ahora la pensamos.
Sócrates, uno de los filósofos admirados por más de dos milenios, aparece lidiando con el término de manera genial. En uno de los diálogos que le publicó Platón, hizo un análisis de lo que realmente sucedía en Atenas. Gorgias y Sócrates discuten acerca de si la gente comprende lo que escucha o si, más bien, hace caso de la retórica, del engaño. Gorgias llega a aceptar que no es la autenticidad lo que el pueblo comprende, sino la forma en que se la presentaron. Un hábil charlatán puede aparecer como el portador de la verdad, por ejemplo, sobre salud y enfermedad, mientras que a un médico no se le hace caso. O sea que la elocuencia en la exposición determina el conocimiento: un merolico sabe más que un médico.
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Hay que recordar que en la Grecia de Pericles no hubo democracia tal como se la considera, sino imposición del poder militar y social. Sócrates fue obligado a suicidarse porque “pervertía a la juventud” y teniendo la posibilidad de escapar no lo hizo para no ir contra las decisiones de los jueces.
Recientemente nos enteramos de que el cardenal Juan Sandoval Íñiguez llamó al pueblo mexicano a votar en contra de Claudia Sheinbaum porque ella, de llegar a la presidencia, nos llevaría al comunismo. Creo que el cardenal está más atrasado que una nalga. Explíquenle que el comunismo desapareció y que las veces que existió fue en conflagraciones enormes (Rusia, China, Cuba, Vietnam) y en lucha por acabar con una dictadura. Quedan nada más polvos de aquellos lodos. Él debería acordarse de que pertenece a una comunidad de fieles que se autodenomina “Iglesia jerárquica”, o sea que no practica la democracia. Recordémosle que, violando las leyes, ocultó a muchos curas pederastas cometiendo un crimen imperdonable según el derecho penal y el derecho canónico.
Acerca de las múltiples declaraciones sobre el debate entre quienes aspiran a ocupar la Presidencia de México, se asegura que ganó fulana porque lo dice una encuesta. Comparando las opiniones de muchos diarios mexicanos y algunos extranjeros vemos enormes contradicciones. Las diferencias de algunas encuestas son abismales. Entonces lo que vimos es (según articulistas) la certidumbre de que ganó quien dicen que ganó, y ya. ¿Perdió Sócrates y Gorgias ganó el debate?
Conozco algo de la ciencia de la interpretación, la hermenéutica, que es la clase que imparto en la universidad. Nietzsche dijo que no hay hechos, sólo interpretaciones: es lo que pudimos ver en esa andanada de ofensas ad hominem (ad mulierem), cuyo objetivo era nada más aporrear al contrario. Ad hominem significa en latín “contra la persona”, no contra sus ideas. Alguien siguió los pasos del cardenal. ¿Quién cree usted?