El silencio ensordecedor
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Plácido detona que México ya no es opción para la IP, que vela nomás por su parcela
Les platico un caso:
Cierto santón de la iniciativa privada regia vendió buena parte de sus negocios y lo sigue haciendo todavía.
Se la pasa menos de 181 días en México para evitar así pagar impuestos. Son las reglas del SAT, aun con la 4T mordiendo en esa dependencia de la Hacienda de la 4T.
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Se compró un yate que registró en Delaware, pequeñísima entidad norteamericana a la que Trump hizo paraíso fiscal durante su primera gestión como presidente de Estados Unidos.
150 de esos días se los pasa anclado en Cancún y Punta Mita, desde donde navega por los alrededores de esos hermosos lugares.
Exactamente un mes, vive en su casa de San Pedro Garza García, donde paga la nómina de 13 personas, entre mucamas, cocineras, choferes, jardineros, guardias y mozos.
Durante esos 30 días, o a veces 31, van a misa, comulga y da generosas limosnas.
150 días al año navega por España, India y Mónaco, tomando el sol.
En invierno, se va a esquiar a Zermatt, Suiza o a Vail, Colorado.
Le gusta cruzar de Cancún a Punta Mita y viceversa, en su yate de 50 metros de eslora por el Canal de Panamá y cada vez que lo hace paga sin esfuerzo la tarifa de mil 700 dólares que cuesta darse ese lujito, acompañado de vez en cuando por colegas suyos que -obvio- también viven -todavía- en San Pedro.
Cabrones como éste no pagan impuestos en ningún lado:
No lo hacen en México por las razones ya descritas.
Ni en Delaware, pues dicho Estado, a pesar de ser el sexto menos poblado de EU y también el menor en extensión, asienta en su capital, Dover, a más de un millón de corporaciones de todo el mundo, atraídas por ser el único paraíso fiscal en ese país. Varias de las empresas del regio citado, fueron creadas ahí; una de ellas -obvio- la dueña del yate.
Y como navega 65 días en aguas internacionales, tampoco paga impuestos en los países cuyas costas alcanza a divisar estando en alta mar.
¡QUÉ BUENA VIDA!
¿Y México? Es parte de su pasado.
¿Y las cámaras empresariales, también llamadas O.I.S.P. (organismos intermedios del sector privado)? haciéndose p3nd3jas, siguiéndole el juego sus dirigentes, al presidente o presidenta en turno.
¿Estos son los empresarios que pueden llegar a ser parte de la nueva oposición que México necesita? ¡Ni madres!
No les interesa, a pesar de que los promotores de un nuevo partido los andan buscando, porque necesitan referente$ y nombre$ que jalen a los millones de mexicanos que quedaron inconformes con el resultado de las pasadas elecciones.
Critican al gobierno, pero solo en lo oscurito de las redes y chats donde espolvorean sus vidas disipadas.
¿En público y a la luz del día? Ni lo mande el Dios de Spinoza.
Un colega mío que vive en Estados Unidos me dice que están en su derecho de cuidar sus parcelas y olvidarse de los intereses de México.
Quién sabe.
En la última convención nacional de Coparmex, realizada el 4 de noviembre de hace 5 años en Cintermex, José Antonio Fernández, “El Diablo”, como mandamás de FEMSA, hizo su última aparición en público dando un discurso a nombre de la IP nacional.
Ahí dijo que los empresarios son públicos, pero no políticos.
Y marcó así la línea a los otros que formaron parte del line-up ipeco en ese evento.
Todos, bien alineaditos, como los presidentes o CEO´s de Lamosa, Alfa, Vitro, Cemex, Xignux y otras empresotas que tienen sus cuarteles generales en San Pedro, repitieron cuales coros de loros eso: “Como empresarios, somos públicos, pero no políticos”.
CAJÓN DE SASTRE
Lo siento, pero nunca había visto a una oposición más escuálida ni escueta como la que ahora se revuelve y revuelca tratando de mover las conciencias de ciudadanos que -también- deambulan perdidos en la revuelta política de estos días.
Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván y toda la Compañía.