Elecciones 2024: ¿Por qué los jóvenes no votan? (2)

Opinión
/ 26 febrero 2024

¿Es posible promover la participación de los jóvenes desde su óptica? Definitivamente. Lo reducido del espacio, sin embargo, me imposibilita detallar la respuesta, pero analizaré sus premisas básicas en tres aspectos: desde la familia, la función pública y la participación electoral. Para ilustrar, con ello, la importancia de una mirada sistémica e integral, si pretendemos como adultos construir puentes de diálogo, confianza y entendimiento con los jóvenes. Si no, ¿cómo nutrir sin ellos la vida presente y futura de nuestro México?

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Desde el ámbito familiar, son cinco los puntos a destacar:

a) Adoptar, como adultos, una mirada autocrítica para eliminar −en nuestra relación con los jóvenes− esa visión adultocéntrica, plagada de superioridad moral, por edad, experiencia y posición de autoridad respecto a ellos.

b) Construir, de a poco, los puentes de diálogo y confianza para superar el abismo generacional y tecnológico que nos separa de ellos.

c) Enfatizar la empatía y la escucha activa en dicha construcción de puentes la empatía.

d) Validar −desde el asombro, no moralizante− las expresiones vitales de los jóvenes; percepciones, gustos, códigos culturales, etcétera. Por ser ellos los expertos de la vivencia de juventud y sus potencialidades.

e) Fortalecer en el joven, con el ejemplo familiar, la importancia de su compromiso cívico y comunitario con su comunidad y su país.

Desde el ámbito de la función pública es crucial que las políticas públicas y programas sociales que inciden en la vida de los jóvenes, sobre todo de escasos recursos, a través de la SEP, el DIF, Salud, Desarrollo Social e ICOJUVE, los incluya en el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de dichas políticas y programas. Esta es una práctica exitosa, presente en otros países desde los años noventa.

Esto implicaría, darle una centralidad al joven como sujeto de su propia historia, más allá de la improvisación u ocurrencia, comunes en la elaboración de políticas y programas que pueden definir el curso de su existencia. O de la conceptualización del joven pobre, como puro botín electoral.

Desde el ámbito de la participación del joven en una campaña electoral, por ejemplo en Saltillo, Torreón, Monclova o Piedras Negras:

a) Evitar la generalización del término joven; segmentarlo por edad, género, escolaridad, estrato social y, en la medida de lo posible, por preferencia sexual y religiosa.

b) Ubicar cada segmento de jóvenes −en edad de votar− por territorio electoral (distrito, sección y casilla).

c) Conocer en detalle los indicadores históricos de participación electoral de dichos segmentos de jóvenes en ese territorio.

d) Elaborar un listado de organizaciones −formales o informales− (religiosas, deportivas, sociales, etcétera) que incidan en esos segmentos de jóvenes para empezar −desde ahí− a formar una estructura de participación electoral juvenil.

e) Capacitar a un grupo de jóvenes como activistas territoriales −no partidista−. El órgano electoral establecería un acuerdo con instituciones educativas privadas y públicas de educación superior para alimentar ese grupo de activistas territoriales.

f) Calendarizar el trabajo de dichos activistas para cubrir los distintos segmentos territoriales y armar −con ayuda de las organizaciones formales e informales− la estructura electoral juvenil.

g) Fijar metas de participación electoral juvenil por segmento −distrito, sección y casilla.

Mientras la campaña avanza en su dimensión territorial, dos campañas simultáneas la fortalecen: jingles, espectaculares y un trabajo estratégico en redes sociales −Tik Tok, Instagram, X y Facebook−. Ambas campañas, justo es decirlo, también segmentadas por tipo de jóvenes.

De esta manera, las tres campañas nutren, complementan y fortalecen el objetivo central: promover la participación juvenil de los distintos segmentos sociales, el próximo 2 de junio.

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Doce días antes de la votación, las tres campañas trabajarán al unísono para que los jóvenes salgan a votar el 2 de junio. El día de la votación enviarán mensajes personalizados a los integrantes de sus redes dentro de la estructura para recordarles de su compromiso electoral.

Después de la elección, el equipo coordinador y los activistas territoriales evaluarán el éxito de su trabajo con base en las metas establecidas por segmento territorial.

Los tres ámbitos de expresión del joven, analizados en esta reflexión editorial, comparten un común denominador: hacer del joven un sujeto de su propia historia, más allá de los grilletes impuestos −de una manera u otra− por una sociedad adultocéntrica rebasada por la historia.

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