La danza en tiempos de guerra: ¿Cómo cambiar de la violencia al arte?

Opinión
/ 8 enero 2024

El hombre se ha condenado así mismo, por sed de riqueza y poder, y todos tendrán que pagar el precio, sean culpables o no” Esta era mi conclusión de un ensayo solicitado cuando estudiaba la materia de solución de conflictos internacionales en la universidad.

Recuerdo claramente haber hecho tareas de investigación llorando por las imágenes encontradas del conflicto de Darfur en Sudán, África. Aquellas imágenes de cuerpos apilados en medio de los paisajes desérticos, las casas abandonadas y destruidas de personas civiles que jamás pidieron una guerra, me conmocionaron profundamente.

Darfur está en el límite que conecta con Chad, que pertenece a la región de África Central, dónde también ha habido histórica y constantemente conflictos armados, que han propiciado la migración forzada y los campos de refugiados. Es aquí donde aparece Taigue Ahmed, bailarín y coreógrafo Chadiano, quien creó y dirige el proyecto Ndam Sena, que significa “bailemos juntos” en lengua Ngambay.

Entender y fundamentar como el arte, y en específico la danza tiene un poder transformador personal y social, ha sido una investigación constante en mi carrera, es así que llegue hasta Taigue en 2019, pues quería encontrar bailarines que se dedicaran a ayudar a poblaciones de refugiados de guerra para entender el proceso de unir el campo social con la danza.

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Decidí entonces escribirle a Taigue, mi francés no es muy avanzado, pero mi curiosidad y deseo de comunicación era más grande, así logramos entablar algunas conversaciones, y escribiría sobre él en un artículo que se llama “El cuerpo como territorio” para el Blog del Barcelona International Dance Exchange. Sin embargo aún había muchas preguntas en mi cabeza, así que envié una serie de preguntas, que hasta el día de hoy después de 3 años he decidido compartir, por que me parece por demás pertinente.

Taigue vivió los estragos de la guerra, siendo un niño su madre lo vestía de niña para salvarlo de los soldados, y cuenta que haber crecido viendo cadáveres por todas partes, dejó una profunda huella en él.

Los conflictos políticos en mi país son muy violentos, son momentos que no se pueden olvidar, toda mi infancia así como la del pueblo chadiano han vivido el trauma de guerras que han durado años y años. Ahora como bailarín y coreógrafo utilizo la danza como medio para reparar cuerpos traumatizados, la danza como medio para solucionar conflictos étnicos, la danza como medio para crear vínculos entre refugiados de guerra, para redescubrir la sonrisa y la alegría de vivir.

No puedo olvidar la historia que traumatizó mi infancia, mi historia personal está impregnada en mi cuerpo, pienso con mi cuerpo, reflexiono con mi cuerpo, es dentro donde arde, así que bailar era más sencillo, los movimientos venían,la danza me permitió sanar.”

Entonces Taigue decidió compartir con otros su experiencia para ayudarles a sanar también, por lo que en 2005 creó la asociación Ndam se Na, de lo que nos platica:

“La idea surgió cuando vi una escuela llamada escuela de la no violencia, no muy lejos de donde vivimos, en esta escuela los niños se peleaban en el recreo todos los días, imitaban la guerra tirándose piedras unos a otros e imitaban películas de karate, pegándose y demás. Así que le propuse al director un taller de danza para los niños todas las tardes después de sus clases y aceptó, funcionó muy bien. A la hora del recreo, los niños tocan el Tam-Tam y bailan y eso les cambia mucho, redescubren la alegría de bailar y cuando termina el recreo, vuelven a clase, es un éxito. Entonces pensé en los niños de los refugiados de Darfur, los sudaneses, niños traumatizados por la guerra, y fue entonces cuando creé Ndam Se Na (que significa bailemos juntos).

La danza da a las víctimas una mejor imagen de sí mismas, calma su ira y les ayuda a recuperar la autoestima. El arte como terapia, como herramienta para curar las heridas del alma, es conocido desde hace mucho tiempo. El arte es una fuerza que nos libera y nos calma.

Lleva muchos años trabajando en asociación con ACNUR en proyectos de talleres de danza con refugiados centroafricanos y sudaneses en los campos de Amboko, Gondjé y Dosseye, en el sur del país. En 2006, con la ayuda del ACNUR, organizó cursos en los campos cercanos a Goré, a los que asistieron más de 300 refugiados.

Taigue nos comparte: “La danza ayuda al cuerpo a encontrar su alma”. Que frase más poderosa y contundente, entonces la danza se vuelve un puente divino capaz de dignificarnos y recordar quién somos más allá de nuestro contexto para poder sanar.

Hoy la paz no ha llegado al conflicto entre Israel y Palestina, vuelvo a repetir mi sensación de tristeza e impotencia por las imágenes que sobrepasan cualquier terror imaginable. Todos los daños colaterales, los desplazamientos forzados, las horribles memorias, las heridas emocionales y físicas, las infancias arrebatadas, ¿cómo se va a reconstruir cada uno de los seres humanos que ha pasado por el fuego?

¿Qué se encuentra detrás de la guerra? la avaricia y la ignorancia, que nos desgarra como sociedad, que busca instaurar el miedo y la división, pues bien dice el dicho: divide y vencerás. Residente expresa en sus líricas: La guerra pierde todas sus luchas, Cuando los enemigos escuchan. Y yo deseo con todo mi corazón que el fuego de la guerra cese.

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