La empresa coreana MANDO y caso del secuestro de sus empleados
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La esclavitud no es una reliquia histórica o un suceso que ocurría en un lejano pasado de civilizaciones antiguas como Babilonia, Egipto, Grecia, Roma, Portugal, Francia, España, Inglaterra, y relativamente nuevas como Estados Unidos, que gracias a la esclavitud moldearon y transformaron de forma irreversible el destino de otras naciones, así como sus economías, culturas e identidades.
Por supuesto que detrás de esto está un negocio multimillonario, pues la trata de personas es un negocio multimillonario valuado, según cifras de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), en 120 mil millones de euros al año. Un negocio tan grande, solo detrás del tráfico de armas y drogas. Los lugares que encabezan este vergonzoso ranking son Mauritania, India, China, Pakistán, Uzbekistán, Rusia, Kosovo, Chipre, Corea del Norte, Sudán del Sur y México, donde se calcula que existen 377 mil mexicanos en condiciones de esclavitud.
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Los Estados Unidos, por ejemplo, jamás hubieran alcanzado sus niveles actuales de desarrollo sin el trabajo de los esclavos negros, por eso la idea de Lincoln por abolirla, le costó una guerra civil y hasta su propia muerte.
Por eso, cuando la gente habla de “esclavitud moderna”, se me ocurren múltiples formas contemporáneas que con frecuencia no se reconocen como tales. Pero en pleno año 2024, condiciones humanas como la pobreza y otros factores, como pertenecer a una minoría, se mezclan para crear nuevos e ineludibles tipos de dependencia, forzando a millones de personas a esclavizarse.
Hace algunas semanas, se celebró el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, y en circunstancias normales habría escrito sobre mi optimismo de que la combinación de derechos, su prohibición en todo el mundo, y las mejoras en la educación hubieran servido para que se terminara con cualquier forma de esclavitud.
Para poner estos números en perspectiva, los registros muestran que durante la trata transatlántica de esclavos, alrededor de 12.5 millones de africanos fueron secuestrados y enviados al Nuevo Mundo como esclavos, eso sin tomar en cuenta a los que nacieron esclavizados. Pero las cifras trágicas de hoy, en pleno 2024, son más altos que el número de esclavos en el apogeo de hace 300 años. Y es que en un día cualquiera que puede ser hoy o mañana, 40.3 millones de personas son víctimas de la esclavitud moderna. De estas, 24.9 millones están en trabajos forzados.
Se trata de un problema lejos de ser abolido, pues la esclavitud moderna, la trata de personas expresadas en explotación sexual, son ahora las formas más conocidas de la esclavitud. A eso sume la doméstica, el trabajo forzado, la explotación delictiva y el tráfico de niños, en cuyo caso, representan a una de cada tres víctimas detectadas de esclavitud, mientras que más de la mitad de todas las víctimas de esclavitud son mujeres.
A eso debemos sumar a los millones de humanos que son forzados a la esclavitud dentro de su propio país. Esto incluye patrones que se aprovechan de personas pobres y sin educación, que terminan siendo víctimas de esclavitud con salarios ínfimos. Y ojo, que no estamos ante un fenómeno limitado a economías en subdesarrollo. La esclavitud existe en todas partes, y la prosperidad o el funcionamiento de instituciones democráticas lamentablemente no han sido suficientes para eliminar las condiciones de la esclavitud. Así que la verdad no estoy seguro de cuál es la solución a un problema que ha ocurrido por más de cinco mil años. La codicia humana ha sido capaz de todo y además no son tiempos normales, pues hace apenas unos días aquí mismo en Coahuila, y para ser más específico en Arteaga, la empresa coreana MANDO, secuestro por algunas horas a cientos de sus trabajadores encerrándolos en contra de su voluntad en la nave industrial que es el centro laboral. El motivo, evitar ser notificados por un juez en un juicio civil.
Todo esto se dio en vivo y ninguna autoridad federal o estatal siquiera se acercó para ver o constatar las condiciones de los trabajadores de esta empresa coreana. ¿Queremos inversión extranjera y empleos? Por supuesto que sí, pero no a cualquier precio. No existe ni puede haber ninguna justificación para tal barbarismo, y recuerde además que sin esclavos, no hay tiranos.
@marcosduranfl