Las finanzas de Chema Fraustro Siller, un ejemplo a seguir
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Este alcalde tiene lo que hay que tener para lograr la excelencia en manejo de las finanzas públicas, en la transparencia, la rendición de cuentas y, sobre todo, en esa venturosa hazaña de mantener a Saltillo como la capital más segura, tranquila y pacífica de la república mexicana, hechos que colocan a nuestro alcalde Chema Fraustro Siller en un modelo de cuantía difícil de alcanzar por muchos presidentes municipales de las capitales de México.
Pero debemos insistir que sin el óptimo manejo de los recursos públicos en cuanto a ingresos y egresos, sin la salud financiera, nada sería posible en cuanto a servicios primarios, alumbrado, pavimentación, obras públicas, empleo y, sobre todo, la seguridad pública que da confianza a inversionistas y ciudadanos en general. El municipio de Saltillo y su Ayuntamiento encabezado por Chema Fraustro Siller ha recibido excelentes puntuaciones crediticias de las calificadoras Fitch Ratings y Standard and Poor’s, logros muy difíciles de conseguir con respecto a bajo riesgo crediticio.
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Porque cierto es que las entidades mal calificadas son las que representan mayor riesgo. Y no sólo en las finanzas públicas sino también en algo tan esencial como es la seguridad pública. No son pocas las capitales de los estados que padecen finanzas caóticas en sus tesorerías municipales y donde el crimen organizado cobra piso al tesorero imponiendo con ello un gobierno paralelo delincuencial que extorsiona, asesina, secuestra y desaparece a ciudadanos con toda normalidad. Y cierto es que en gran parte de nuestro país, muchas de las ciudades más importantes y pobladas están sujetas a una sangría brutal y constante, sin paliativos que atemperen ese desastre municipal.
Asimismo es de reconocer el estoico aguante de nuestro alcalde que, de manera callada y humilde, ha soportado los gritos destemplados de una marginal oposición que disfruta del inútil quehacer de echar lodo al desempeño de los buenos gobernantes que, por fortuna, aún existen, como también hay legisladores, jueces y políticos que honran y dan crédito a la función pública.
Y debemos estar conscientes que el crédito público es de vital importancia para la vida institucional de cualquier comunidad, puesto que el crédito es la esencia misma de la confianza, la credibilidad y el buen desempeño financiero de una entidad gubernamental. La tesorería municipal de Saltillo ha sido reconocida por las calificadoras que tanto odia Andrés Manuel López Obrador, pero sin las cuales nadie invertiría en una entidad que represente un alto riesgo crediticio, vaya pues, de credibilidad. Así están muchos municipios de México. Ahí tiene usted el pésimo ejemplo de Múzquiz, gobernado por Morena, entre los diez municipios más endeudados del país, en bancarrota, sin recursos, paralizado y sin crédito, sin credibilidad para bancos e inversionistas.
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Si en verdad la Secretaría de Hacienda (SHCP) fuera de crédito público entonces fomentaría a las tesorerías municipales, como la de Chema Fraustro, que es eficiente en el gasto público, con una acertada política fiscal, que estimula el ahorro y la capacidad de inversión y con el plus de sus altas calificaciones crediticias. Pero la Hacienda de AMLO es bizarra en su actuación económica, se conduce por conveniencia política y castiga el ahorro, la eficiencia fiscal y la inversión. La SHCP es una nulidad en cuanto a crédito público y repulsa de la salud económica de las finanzas municipales a pesar de que una tesorería eficiente y equilibrada, como la de Saltillo, contribuye de manera sustantiva al progreso social.