Lecciones del Everest, ni tan exitoso ni tan fracasado
La semana pasada, después de caminar por 60 kilómetros por la cordillera de los Himalayas a temperaturas de hasta -18° C y subiendo hasta 5,300 metros sobre nivel del mar, logré el objetivo de llegar, junto con nueve excelentes compañeros, al Campo Base del Everest (CBE). Realmente llegué al límite de mi capacidad física y tal vez mental. Lo di todo para llegar, de hecho unos kilómetros antes, y con algo de lágrimas en los ojos, me había dado por vencido. Al final, logré tomar un último aire gracias a un poco de descanso, el apoyo de mis compañeros y fuerzas que seguramente recibí del cielo.
Tres semanas antes, como parte de la preparación, intenté subir el Nevado de Toluca (Nevado), el cual está a 4,600 metros de altura. No lo logré, sólo pude subir a 4,300 metros y el cansancio, principalmente debido a la falta de oxígeno por la altura (entre más subes, cada vez el aire contiene menos oxígeno y eso genera mayor cansancio y otros síntomas), me hizo regresar.
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Ante estos dos eventos podemos decir que: por haber llegado a CBE, ¿debí sentirme exitoso?, y al fallar en Nevado, ¿fracasado? Mi opinión es que ni una ni otra. Hay que reconocer que es imposible no sentirse contento cuando logras la meta, como en CBE, o un poco triste al tener que abortar la misión de subir el Nevado, sin embargo, ni un éxito te convierte en exitoso, así como una falla no te convierte en fracasado.
Sobre esta idea, te ofrezco algunos conceptos que pudieran servirte:
Llegar a la meta, ¿es la clave de la felicidad? No, para ser feliz tenemos que disfrutar el camino, no sólo el momento de llegar a la meta. Para llegar a CBE tuvimos que caminar ocho días, al llegar al lugar sólo estuvimos veinte minutos. Así funciona la vida, la clave es disfrutar el camino, a menos que quieras ser feliz menos del 1 por ciento de tu vida.
La bendición de fallar. Cuando me pregunto qué hubiera pasado si en el Nevado hubiera llegado a la cima, concluyo que probablemente no hubiera logrado llegar al CBE. Haber fallado en el Nevado, me hizo entrenar más, bajar de peso y prepararme para adaptarme a la altura a través de un equipo especial. Si te duele fallar, la mejor estrategia para evitarlo es no intentarlo, pero, sin intentos, perdemos la oportunidad de aprender.
Conseguir una meta, ¿me convierte en exitoso? El éxito es un concepto multifacético que va más allá de simplemente alcanzar metas. Cada persona define su concepto de éxito con su propia combinación de elementos como: carrera profesional, negocios, físicos, emocionales, espirituales, etcétera. Esta combinación cambia y evoluciona para cada una en el tiempo. Visto así, haber llegado a CBE no me convierte para nada en exitoso. Me quedé con lo que aprendí y disfruté.
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Mi opinión es que tener metas en la vida está sobrevalorado. Lo realmente importante es tener una definición de quiénes queremos ser y cómo queremos contribuir a dejar este mundo. Una vez que tienes claro ese camino, comprométete con todo lo que tengas para llegar tan lejos como puedas. Todo tu esfuerzo físico, tu compromiso por aprender y tu ambición por intentar.
Establecer metas continuamente está bien, pero sólo si te ayudan a andar en ese camino. Cuando las establezcas, recuerda que te deben de dar algo de miedo, si no, estás en zona de confort. Y si fallas, recuerda también que lo contrario del éxito no es el fracaso, sino no haberlo intentado.
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