Los ciclos de la vida cambian y así como sabemos ponernos ropa de invierno cuando hace frío, podemos observar lo que nosotros y otros necesitamos en un momento específico de la vida
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¿Han notado que no ha hecho frío? Sin embargo, estamos en esa temporada en que oscurece temprano. Recuerdo siendo niña, en el norte del país del norte. Aquí oscurece a las 6pm, allá a las 4:30. Aquí y allá me da sueño temprano. El día termina temprano, en el mejor de los casos. O nos forzamos a continuar un tanto más. Algunas series de Estados Unidos parecen pasar casi completamente a oscuras, no porque sale la gente del trabajo tarde, sino por que oscurece tan temprano.
Pero aquí aún no ha hecho frío. No puedo decir que eso me desagrada, todo lo contrario, pero al igual preocupa un poco un invierno más sin heladas, eso por plagas en ciertas áreas agrícolas y en cuestiones de insectos como zancudos, etc., que tendremos que tolerar más adelante.
Los ciclos de la vida tienen su lugar. Algunos ciclos tienen ciclos. Y desde allí pasamos la infancia, la pubertad, la adolescencia. Nos convertimos en jóvenes adultos, adultos, adultos mayores. Nuestro mundo, la sociedad, pasa por ciclos. Ayer trabajé con una señora mayor. Lo que me llamó la atención, más allá de la normalidad de las reacciones de una señora de 88 años, fue la necesidad de una familia de no aceptar el envejecimiento. Es verdad que no deseamos que nuestros padres se nos acaben, pero es el ciclo normal, y apelo al permiso de envejecer. Apelo a que logremos mirar las necesidades de los demás y poder distinguir entre nuestras necesidades y las de nuestros padres que envejecen. Ciclos. Pasaremos todos por todos los ciclos que corresponden a nuestras vidas.
Así como este ciclo del año tiene sus características y sus requerimientos, nuestra vida, el momento que nos corresponde, tiene sus características y necesidades que debemos reconocer y atender. Mi vida no es tu vida. Y hoy cada uno de nosotros tenemos una serie de necesidades que tal vez solamente nosotros mismos logramos ubicar. ¿Qué quiero decir con todo esto? Antes de resolverle la vida a alguien, pregunta si lo que deseas aportar es una necesidad real, o si es una necesidad tuya disfrazada.