Los intocables

Opinión
/ 12 septiembre 2021

No concibo que alguien por considerarse un experto detenga procesos que inhiban
el desarrollo de proyectos necesarios para una ciudad o para comunidades

¿Será correcto que por sólo sumar años en organizaciones haya personas que se sientan intocables y pretendan emerger como jueces vigilantes de lo que les rodea?

La sabiduría no es fruto de agregar décadas a la edad de una persona. Conozco hombres y mujeres que rebasan los 70 años y son inmaduros en sus acciones, y jóvenes menores de 30 años que tienen una capacidad de reflexión
inmensa.

Entonces no concibo que alguien por considerarse un experto detenga procesos que inhiban
el desarrollo de proyectos necesarios para una ciudad o para
comunidades.

El Objetivo de Desarrollo Sustentable 11 de la Agenda 2030 se titula Ciudades y Comunidades Sustentables, que implica trabajar por parte de autoridades y grupos de interés de la sociedad en lugares más armónicos en los que se garantice la correcta movilidad urbana, el buen manejo de residuos sólidos urbanos, el establecimiento de condiciones estables de seguridad y el aumento de la calidad de vida de los ciudadanos.

Es muy difícil plantear una línea de tiempo precisa para el desarrollo de los proyectos que tienen que ver con reingeniería social pues siempre habrá intereses económicos y políticos, pero se trataría de hacer un planteamiento bajo el paradigma de ceteris paribus para que entonces bajo condiciones específicas se pueda vislumbrar una ruta de acciones en el tiempo.

Estuve conviviendo con un grupo de ambientalistas hidrocálidos el jueves pasado y allí observé con respeto el protagonismo de unos y paladeé la sabiduría de otros. Siempre es bueno aprender ideas nuevas, siempre es gratificante conocer ciudadanos interesados en el bien común, aunque algunos se dijeron empresarios y no se puede ser juez y parte en un tema de interés colectivo como lo es el manejo de los residuos sólidos urbanos.

Nadie tiene una varita mágica, el mundo sigue girando y es menester concretar los proyectos que son necesarios para activar la economía circular y aprovechar al cien por ciento aquellos residuos que puedan incorporarse a la cadena de valor. Finalmente es un asunto de ética individual y colectiva el decidir lo que debemos hacer con nuestro consumo y los residuos que esta práctica
cotidiana genera.

Vuelvo al tema de la gente de experiencia porque es una situación delicada. Confío en aquellos observadores ciudadanos que tienen los conocimientos y que carecen de intereses políticos, pero hay quienes se dicen expertos y promueve sospechosamente una manera de hacer las cosas en la que se nota que hay una tendencia

Lo fundamental es ciudadanizar lo más posible los procesos de proyectos que tengan tangencia con el presente y futuro de las comunidades y ciudades, pero realmente ciudadanizarlos y no tomar decisiones unipersonales para no repetir el cuento de las consultas
ciudadanas que no llegan a acuerdos colectivos: son meramente imposiciones.

Cada vez existen menos intocables. Eso me agrada. Nadie tiene derecho a pasar por encima de la dignidad de los demás y menos disfrazándose de sabios que aseguran saber lo que hay que hacer en las políticas públicas. Esta clase de personas no benefician a quienes tienen una responsabilidad en cargos resultantes de elecciones populares. Es prudente elegir a quien se debe consultar, más cuando se trata de temas ciudadanos.

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