Más cosas de música y músicos
He aquí un dato increíble: en el Diccionario Groves de Música y Músicos, la obra más extensa de consulta en materia musical, no se define la palabra “música”. Explican los editores que ese concepto es indefinible. Quizá tengan razón. Por nuestra parte nos atenemos a una frase del poeta alemán Enrique Heine, quien dijo esto: “No sabemos lo que es la música. Pero sí sabemos lo que es la buena música”.
El compositor norteamericano Aaron Copland escribió estas palabras en su libro “Cómo escuchar la música”, publicado en 1939: “... Si me preguntan: la música ¿tiene significado?, responderé sin dudar: sí. Pero si me preguntan: ¿Puede usted explicar ese significado?, mi respuesta será: no. Y es que la música no es para entenderla; es para disfrutarla...”.
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Jorge Federico Haendel, el autor de la inefable música de “El Mesías”, era un hombre de elevada estatura, y corpulento. Necesitaba por eso comer y beber bien, cosa que además le gustaba mucho. Se cuenta que cuando tenía visitantes en su casa se levantaba de pronto de la silla y decía en su mal inglés: “Disculpen, amigos míos; se me acaba de ocurrir una hermosa melodía. Voy a apuntarla antes de que se me olvide”. Cierto día alguien lo siguió discretamente y descubrió que lo que en verdad hacía Haendel en tales ocasiones era ir a la cocina y partir un buen trozo de jamón que comía apresuradamente ayudándose para eso con varios tragos de buen vino de Borgoña.
Francesco Durante, compositor del siglo dieciocho, es seguramente uno de los músicos que más sufrimientos conoció. Casó con una mujer que sentía verdadera pasión por el juego de cartas, en el cual gastaba todo el dinero que ganaba su marido. Una vez Durante regresó de un viaje y se encontró con que su esposa, a fin de tener algo de dinero para apostar en el juego, había vendido como papel de envoltorio la partitura original de una ópera cuya composición le había tomado a él varios meses. Si infortunada fue la vida de Durante, muy desdichada fue también su muerte. Paisiello, contemporáneo suyo, dice que a Durante le gustaban mucho los higos, y que murió a consecuencia de un atracón que se dio de esa sabrosa fruta.
Haydn es una de las más simpáticas figuras en la historia de la música. Era pequeño de estatura; tenía siempre hinchada la nariz a consecuencia de ciertos pólipos que padecía y su cara estaba cubierta de picaduras de viruela. Todo eso lo hacía sufrir mucho, y era motivo de que cuidara con especial esmero su aseo personal y su manera de vestir. Ni siquiera en presencia de su amigo más cercano se despojaba jamás de su peluca. Se consideraba a sí mismo feo, pero era divertido en su trato y estaba siempre lleno de alegría y buen humor. Anciano ya, daba ocasión a divertidos comentarios por su insistencia en besar las manos de las mujeres bonitas, viniera a cuento el beso o no.
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Mozart era sumamente pequeño de estatura, delgado y pálido. Tenía una hermosa mata de cabello rubio, del cual estaba muy orgulloso. Dos cosas le gustaban extremadamente: el ponche, que bebía en cantidades respetables, y el billar, juego para el cual poseía una maravillosa habilidad. Tenía una mesa de billar en su casa, y gustaba de desafiar a amigos y visitantes, a todos los cuales vencía invariablemente. Nadie jamás pudo ganarle una partida. Anotemos entonces el interesante dato: Mozart no sólo era el mejor músico de su tiempo: era también un extraordinario jugador de billar.