Mirador 03/12/2024
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Cada nuevo año me hago un propósito de Año Nuevo: no hacer ningún propósito.
Los que alguna vez hice no los cumplí nunca. Siempre he podido más que mi fuerza de voluntad, y mi inconsciencia vence siempre a mi conciencia. Cada propósito fallido me dejaba un remordimiento, de modo que finalmente opté por no prometerme, a fin de no comprometerme.
Alguien dirá que soy irresponsable. No le responderé. Admiro a quienes se hacen propósitos al empezar el año, y mi admiración no disminuye ni siquiera si los cumplen. Pero soy un incumplido muy cumplido. Rara vez hago lo que digo, y muchas veces no digo lo que hago. Así, eso de hacer propósitos equivale a deshacerlos.
Si el Misterio me lo concede viviré este año sin más propósito que el de vivirlo. Entiendo que para eso es la vida: para vivirla aunque no la entiendas. Procuraré, eso sí, ser feliz y dar algo de felicidad a los demás. Lo demás está de más. No pensaré en los años que me quedan, si algunos aún me quedan. Recordaré los que he vivido, y daré gracias por ellos.
El Año Nuevo ya pasó, y yo con él. Pero cada día es un nuevo día. ¡Feliz Día Nuevo!
¡Hasta mañana!...