Mirador 12/08/2024
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Mis tiempos sí eran tiempos, dirá un suspirante cultivador de la nostalgia.
No digo yo tal cosa. Todos los tiempos son tiempo, y yo agradezco al Misterio el que me dio y que aún me sigue dando. Cuando se acabe iré tranquilo, espero, a otro tiempo, sin presentar ninguna queja ni reclamación alguna.
Cada quién habla de la feria, dicen, según le fue en ella. Yo no hablo bien de esa feria que fue la Olimpiada de París, porque en ella nos fue bastante mal. Aplaudo y reconozco las medallas conseguidas por nuestros deportistas, pero me apena ver que un país tan grande como México muestre un desempeño tan pobre en esa justa. Pienso, sin embargo, que cada nación tiene la Olimpiada que se merece, y nosotros nos merecemos ese resultado por nuestra falta de apoyo al deporte, por nuestra ineficiencia e impreparación.
No puedo dejar de decir, aun a riesgo de echarme encima todas las letras de la diversidad sexual, que no me gustó nada lo de la boxeadora-boxeador. El hecho de que se le haya permitido participar en la Olimpiada es atentado no sólo contra el buen sentido, sino sobre todo contra la mujer.
En fin, estos tiempos son para mí otros tiempos. No los lloraré cuando se me acabe el tiempo.
¡Hasta mañana!...