El secreto de una campaña papal exitosa: actuar como si no quisieras ser Papa

Internacional
/ 28 abril 2025

Los cardenales comenzaron su semana de reuniones, debatiendo asuntos y calculando el momento de su decisión más importante

Por Jason Horowitz y Elisabetta Povoledo

Esta semana se celebrarán reuniones cruciales en las que los aspirantes empezarán a competir en serio por el puesto de líder de la Iglesia católica.

En marzo de 2013, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio pronunció un discurso de unos cuatro minutos en una de las reuniones a puerta cerrada que se celebran en el Vaticano antes del cónclave para elegir al próximo papa. Sus breves comentarios, en los que imaginaba una Iglesia que saliera de sus zonas de confort insulares y de sus hábitos autorreferenciales, tuvieron un gran eco.

Cuando los cardenales votaron en la Capilla Sixtina días después, lo eligieron para liderar el camino hacia el futuro, y emergió como el papa Francisco.

El lunes, después de que cientos de miles de fieles acudieran al funeral y entierro de Francisco durante el fin de semana, los cardenales iniciarán una semana crítica de reuniones de este tipo, en las que los líderes de la Iglesia, incluidos los considerados papabili, o material papal, harán breves declaraciones sobre los principales asuntos a los que se enfrenta la Iglesia. Estas reuniones comenzaron al día siguiente de la muerte de Francisco, pero ahora aumentarán su intensidad, y se convertirán en una breve campaña electoral que conducirá al cónclave del mes que viene.

Dan a los cardenales —especialmente a los menores de 80 años, quienes pueden votar en el cónclave— la oportunidad de tantearse unos a otros y calibrar prioridades, agendas y carisma. Las reuniones, denominadas congregaciones generales, son también un foro para posibles fracasos. La primera regla de la campaña papal es que no hay campaña papal. En otras palabras, el autobombo y la politiquería transparente son tabú en la campaña no electoral.

O, como les gusta decir a los expertos vaticanos: quien entra en el cónclave como papa sale como cardenal.

Aunque no siempre. En 2005, el cardenal Joseph Ratzinger, entonces decano del Colegio Cardenalicio, pronunció una homilía fúnebre por el papa Juan Pablo II —denunció “una dictadura del relativismo”—, entró en el cónclave con ímpetu y salió al balcón como Benedicto XVI.

En este caso, la homilía del funeral de Francisco, el sábado, corrió a cargo del cardenal Giovanni Battista Re, actual decano del Colegio Cardenalicio, quien, a sus 91 años, no puede votar en el cónclave y no se considera una opción plausible. Aun así, aprovechó el momento para poner el pulgar en la balanza, señalando las enormes multitudes atraídas por el carisma de Francisco y su visión de la Iglesia, mientras argumentaba implícitamente que sus compañeros cardenales necesitaban elegir a alguien del molde de Francisco.

“También fue un papa atento a los signos de los tiempos”, dijo el cardenal Re, “y a lo que el Espíritu Santo estaba despertando en la Iglesia”.

Francisco no disponía de una tribuna en horario de máxima audiencia para pronunciar un discurso de campaña. En cambio, impresionó a sus colegas cardenales por su humildad y la incisividad de sus comentarios en las congregaciones generales. “Es un homo politicus natural”, dijo en una reciente entrevista el arzobispo Paul Gallagher, ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano y estrecho colaborador de Francisco, refiriéndose a sus habilidades políticas, incluso en la escena mundial. “Le gusta mucho la política. No le es ajena”.

El cónclave de este año ya podría empezar el 6 de mayo, y el reto para los posibles candidatos que se dirigen a las reuniones de esta semana es ser tan hábiles como Francisco a la hora de ganarse apoyos sin parecer que los buscan. También necesitan encontrar el mensaje adecuado para el momento, sobre si seguir, dar marcha atrás o adelantarse a los pasos de Francisco. Muchos de los cardenales que emitirán su voto fueron nombrados por Francisco en países lejanos —“las periferias”, los llamó— que no suelen tener prelados de tan alto rango. Algunos expertos vaticanos dijeron que eso podría beneficiar a candidatos de renombre, como el cardenal Luis Antonio Tagle, de Filipinas, a quien a veces llaman el “Francisco asiático”.

Hay muchos otros aspirantes, incluidos algunos que son más progresistas y otros más conservadores.

De todos modos, públicamente, los cardenales más papables suelen pasar desapercibidos, dejando que el poder en la sombra haga el trabajo sucio, pero no pueden pisar tan suavemente como para no dejar huella.

El domingo, el cardenal Pietro Parolin, segundo de Francisco y considerado por muchos en el Vaticano como un firme candidato, pronunció una homilía en la plaza de San Pedro ante unos 200.000 fieles en una misa especial para jóvenes. También asistieron decenas de cardenales electores.

Habló con admiración de Francisco. “Debemos acoger su legado y hacer que forme parte de nuestras vidas”, dijo.

El cardenal Parolin conoce bien el mundo en un momento de cambio constante. También conoce a muchos de los cardenales votantes y ha puesto en práctica la visión de Francisco, pero se le considera más mesurado, lo que podría hacerlo más afín a un amplio bloque de electores más moderados. Y es italiano, una ayuda potencial, ya que existe la sensación de que a los cardenales italianos —y a algunos otros europeos— les gustaría alejarse de las periferias. Hombre del Vaticano, al cardenal Parolin también se le considera mucho menos hostil que Francisco a la Curia, la burocracia romana que dirige la Iglesia.

Los jóvenes presentes en la misa especial del domingo estaban menos interesados en el funcionamiento interno del Vaticano que en tener un papa que les inspirara.

“Más inclusión”, dijo Lara Cappuccelli, de 19 años, de la región italiana de Piamonte.

El lunes por la mañana, los cardenales comenzaron su semana de reuniones, debatiendo asuntos y calculando el momento de su decisión más importante.

Los cardenales decidieron que el cónclave comenzará el 7 de mayo.

c. 2025 The New York Times Company

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